lunes, 24 de junio de 2024

Milei ante su única oportunidad (publicado en www.theobjective.com el 22.6.24)

 

Si pensamos que el fenómeno Milei dejará de marcar agenda una vez olvidadas su nueva visita y la última controversia diplomática, estaremos equivocados. De hecho, basta repasar los portales de los principales medios españoles desde hace meses para notar que, día tras día, aparece alguna referencia al presidente argentino y que políticos, periodistas, analistas, e incluso gente común, parecen sentirse obligados a tomar posición sin medias tintas. Porque así es Milei: se lo odia o se lo ama; se le teme o se le venera.   

Sin embargo, claro está, hay un “Milei for export”, aquel que da el debate de las ideas, la batalla cultural; pero hay otro Milei local, el que tiene la responsabilidad de administrar un gobierno que acaba de cumplir seis meses y del que se sabe bastante menos. De aquí, entonces, las siguientes líneas.  

Lo primero que se debe tomar en cuenta y que es, a esta altura de los acontecimientos, la gran sorpresa, es que Milei mantiene el apoyo de la mitad de los argentinos. Es sorprendente porque el propio presidente se ha jactado de hacer el recorte del Estado más grande de la historia de la humanidad, lo cual hacía prever el rechazo inmediato de grandes mayorías. Sin embargo, nada de esto ha sucedido.

Por supuesto, Milei ya ha sufrido dos paros generales y una movilización estudiantil de alrededor de un millón de personas en contra de los recortes a las universidades públicas; además, ha perdido a su Jefe de Gabinete y más de 30 funcionarios han dejado sus cargos (a razón de 1 cada 5 días aproximadamente). A su vez, en las últimas semanas estalló un escándalo por el hecho de que se comprobó que el ministerio de capital humano no había repartido cerca de 6000 toneladas de comida que debían llegar a los sectores vulnerables. En el mejor de los casos, se trataría de una mala administración y, en el peor, se sospecha de una trama de corrupción. Ya está actuando la justicia, por cierto. Y, sin embargo… la imagen positiva de Milei permanece invariable.

En lo económico, la oposición señala la caída histórica del nivel de actividad y el Banco Mundial augura una retracción de la economía de 3,5% para el 2024; a su vez, a la licuación de los salarios y la jubilación hay que agregarle lo que sería, según se deduce de un informe del Banco Central, la pérdida de unos 275.000 empleos formales los cuales, claro está, no obedecen solo a los despidos realizados en la administración pública.

A favor, el gobierno puede mostrar superávit fiscal, recomposición de las reservas y sobre todo que, tras la devaluación de 118% que disparó la ya alta inflación heredada, los números en ese sentido mejoran mes a mes. Por ello, el 4,2% registrado en mayo es una victoria, especialmente para un país que culminó el año pasado con una inflación de 211,4%.

En el futuro más o menos mediato, el Ministro Caputo tiene como desafío reducir más los subsidios en energía y transporte sin que ello espiralice la inflación ni genere una crisis social de magnitud. Será difícil, sin dudas. Asimismo, se supone que el ministro pretende que la inflación confluya con la devaluación administrada del 2% del tipo de cambio para luego liberar el cepo cambiario que limita el acceso a divisas. Lo haría gracias a una inyección de dólares provenientes de organismos internacionales e inversiones privadas atraídas por leyes excesivamente generosas con los grandes capitales. Más difícil aún.    

Por cierto, el intento de seducir grandes inversiones con el fin de impulsar las exportaciones, es parte de un régimen especial incluido en el monumental paquete de leyes denominado “Ley Bases” que acaba de ser aprobado en la cámara de Senadores. Si bien todavía resta conocer la forma final que le dará la cámara de Diputados, se puede decir que, a nivel político/legislativo, es el primer gran triunfo del gobierno. Lo es a pesar de que al proyecto original se la han recortado unas dos terceras partes. Por mencionar algunas, el gobierno no pudo derogar la moratoria previsional que favorece a ocho de cada diez argentinos que llegan a la edad de jubilarse sin los años de aporte; tampoco pudo reponer el progresivo impuesto a las ganancias que grava los salarios más altos y que había sido eliminado por razones electoralistas por el gobierno anterior (con apoyo del diputado Milei en esa ocasión). Asimismo, el pedido de facultades delegadas al presidente se acotó a determinadas áreas y se redujo a solo un año; las empresas sujetas a privatización pasaron de más de cuarenta a menos de diez, la reforma laboral sufrió enormes cambios tras la negociación con los sindicatos y se eliminaron aspectos enormemente controvertidos en cuestiones de, por ejemplo, seguridad y derecho a la protesta.

¿Puede esto considerarse un triunfo? Sin dudas, porque hay que tener en cuenta que el paquete de leyes tenía pretensiones fundacionales equivalentes, prácticamente, a una reforma constitucional y, sobre todo, porque se debe tener presente que el bloque del gobierno en diputados cuenta con 37 representantes sobre un total de 257, y el bloque de senadores se compone de 7 representantes sobre 72.

¿Cómo pudo darse ese triunfo político del gobierno? Por supuesto que hay una inestimable ayuda del importante bloque de legisladores que responde al expresidente Macri. Si lo apoyaron por sus coincidencias ideológicas o porque pretenden que Milei pague el costo político de una transformación estructural de la cual se podrían beneficiar los gobiernos por venir, no lo sabemos aún.

Pero más allá de esta ayuda, la gran y única carta que tiene Milei, más importante que el sostén de aquellos grandes poderes económicos que se beneficiarían con sus políticas, es un apoyo popular basado en el hastío contra los gobiernos precedentes y en el hecho de que todavía la expectativa es superior al padecimiento.

Eso es todo lo que tiene porque carece de gestión y de cuadros políticos que lo acompañen. Además, no posee equipos ni tampoco desarrollo político territorial, aspectos esenciales para gobernar mejor. Y esto es un problema porque, más allá del rockstar, el “embajador de las ideas de la libertad”, y las discusiones algo delirantes en torno a Von Mises, Rothbard o Nozick, los argentinos lo han elegido para volver a tener un país previsible, algo parecido a la “normalidad”.

Para finalizar, entonces, el futuro dirá si Milei comprende qué es lo que la gran mayoría de sus votantes espera de él y si es consciente de que su gobierno se sostiene por su figura y por la expectativa de medio país. Ni más ni menos.

Es materia de especulación si con estas debilidades el plan puede salir bien. Sin embargo, hay una única certeza: para un proyecto como el de Milei, no habrá otra oportunidad como esta.  

 

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