miércoles, 20 de junio de 2007

¿Qué república? ¿Qué propuesta?


Según los analistas, entre las principales razones por las cuales un gran número de personas votó a Macri se encuentra una línea de respeto por las instituciones republicanas y una política que dejando a un lado las agresiones propias de los tiempos de campaña, se encargó de realizar propuestas. Sobre estos dos temas trabajaré en esta nota.
Una crítica casi histórica hacia el peronismo es su poco apego a las instituciones: vinculado a liderazgos de caudillos populistas, el partido justicialista pareció hacer uso y abuso a lo largo de su historia de las instituciones del estado republicano. Si tenemos en cuenta que el mecanismo de construcción de poder del presidente Kirchner parece realizarse a la vieja usanza, parece razonable que la crítica al estilo personalista y verticalista del peronismo se repita.
En los pricipales referentes del centro y la centroderecha como Carrió o Lopez Murphy, el discurso del "respeto institucional" frente al populismo kirchnerista resulta uno de los ejes centrales de su campaña. En esta misma línea, aunque con menos riqueza discursiva, se encuentra Mauricio Macri y su PRO (Propuesta republicana).
Ahora bien, la pregunta es ¿a qué idea de república se refiere Macri? La respuesta es un interrogante pero tal vez se puede inferir algo de sus dichos y estrategias. El PRO ha decidido no dialogar en la campaña y ha instalado inteligentemente la idea de que cualquier crítica o alusión a su pasado es "Campaña sucia". Si alguien dice, "Macri votó en contra de la ley de salud reproductiva; Macri votó a favor del ingreso de Patti a la cámara de diputados; Macri fue procesado en 2001 por contrabando; Macri evadió impuestos al frente de Sevel; Macri votó en contra de la unión civil de homosexuales", etc........se lo acusa de hacer campaña sucia y no de decir la verdad. A Macri se lo puede votar igual a pesar de esto, pero aclararlo en una campaña es una de las armas legítimas que tienen sus adversarios. ¿qué hay de sucio allí?
Escudándose en la idea de que la apertura del diálogo estimula la lógica de la agresión propia del oficialismo, el PRO no dialoga ni discute. La "nueva" política, en la compulsión de la mera propuesta (una por día a lo largo de la campaña y una por hora en el último día), genera una república monologada que deslegitima, como parte de la "vieja política agresiva y chicanera", toda crítica. De esto se puede inferir que la propuesta republicana de PRO dista mucha de los ideales tanto de la Grecia Antigua como de los federalistas norteamericanos donde lo que se privilegiaba era, justamente, el diálogo y la discusión. De este modo, las instituciones de la república moderna y la polis clásica se vacían. Tan sólo un gerente sobre la tarima de un club de fútbol propone lacónicamente. El resto es acusado de ideologizar y utilizar una retórica de la confrontación. En la nueva república ya no hace falta la palabra. Sólo hablan "los hechos". En esta línea, es coherente que no se acepte un debate. Porque más allá de que la estrategia sea hacer la plancha desgastando a un gobierno ávido de participar en la campaña, hay un trasfondo mucho más dramático: la palabra ya no importa en la nueva república. La nueva república no es de los filósofos, es de los ingenieros (a tal punto llega el prestigio que hay quienes se dicen llamar "ingeniero" y nunca han conseguido el título).
En cuanto al segundo punto de esta nota, la pregunta sería: si es verdad que el PRO propone ¿cuáles son esas propuestas? Podemos agruparlas en dos categorías: las que dicen "más" y las que dicen "basta". Entonces, de todas las cosas deseables debe haber "más" y a todas las cosas indeseables les llega su "basta". Más seguridad, más hospitales, más plazas, más trabajo, más limpieza en las calles, etc. (Párrafo a parte merece la propuesta de "mas educación gratuita" demostrando un desconocimiento flagrante de la diferencia entre lo público y lo gratuito. El PRO confunde "público" con "gratuito" y "privado" con "pago" y desconoce que el tema de la gratuidad es central en nuestra educación pero más lo es el hecho de lo público). En la otra categoría, la de la lista negativa, el PRO dice basta de inseguridad, basta de suciedad en las calles, basta de desocupación, basta de corrupción, basta de subisidios etc.
Yo considero que más que propuestas estos son slogans vacuos. ¿quién duda de que de lo bueno debería haber más y de lo malo debería haber menos? Aún habiendo acuerdo entre aquello bueno o malo (algo difícil por cierto) el punto es "cómo" se van a llevar las políticas de gobierno. Algunos "más" necesitan entre otras cosas "más" dinero. ¿De dónde va a salir éste?
¿De la suba de impuestos? Tal vez los porteños estén de acuerdo con este aumento pero sería bueno que se aclare en campaña cómo se van a llevar adelante las propuestas. ¿Si hay piquetes qué va a pasar? La respuesta no puede ser "no habrá piquetes" porque los habrá. ¿Si se quita el subisidio a los transportes cuánto costará un pasaje? Si la idea es generar una ciudad con superavit,¿cómo se van a costear todos estos "más"? Por último ¿Cómo será una educación más gratuita de la que tenemos si hasta ciertos posgrados en la Universidad de Buenos Aires son gratuitos?
En resumen, si las aparentes propuestas son slogans como mínimo triviales, y el modelo republicano del PRO, imbuido de un monólogo lacónico y ensimismado, denosta la palabra en tanto mero juego de artificios que se opone a la "cultura del hacer", la política que se viene será nueva pero, como reza el spot, "¿estará buena?".

viernes, 1 de junio de 2007

De cálculos y estrategias

El domingo hay elecciones para Jefe de gobierno y legisladores en la Capital Federal.
Como todos más o menos saben hay tres candidatos con posibilidad de ganar: Macri, Telerman y Filmus. Asimismo las encuestas coinciden en darle a Macri entre un 10 y un 15% de ventaja sobre Telerman y Filmus que estarían cabeza a cabeza. En este contexto me propongo escribir una nota de opinión que puede ser usada en mi contra en el futuro. Se trata de hacer cierto análisis de los candidatos y las alianzas señalando algunos pro y algunos contra. El lunes los números me señalarán la cantidad de errores cometidos y por eso lo tomo como una apuesta, un juego, casi un PRODE político. Al fin de cuentas si lo hacen los encuestadores, con sus flagrantes horrores de estimación, ¿por qué no podría hacerlo yo?
Esta idea me surgió a partir de la lectura del último libro de Tomás Abraham, El presente absoluto. Más allá del contenido e independientemente de si ésta fue su intención, lo que me interesó, entre otras cosas, es su apuesta, el juego que surge de la publicación de algunos de sus artículos: escribir “en caliente”, con los hechos sucediéndose, casi recién digeridos y lo que es mejor, publicarlos 5 años después exponiéndose a que el lector juzgue aciertos y errores. En momentos en que nadie resiste un archivo, Abraham nos muestra el suyo. No es cinismo, sino honestidad intelectual.
Con la intención de construir mi propio archivo señalaré algunos puntos que me resultan relevantes. El primero tiene que ver con la elección de los candidatos a Vicejefe. Tal vez me equivoque pero no resulta casual que la crisis de los partidos políticos y la consecuente necesidad de alianzas le diera una relevancia inusitada a los candidatos a vice. Estos fueron elegidos con cuidado y han tenido un protagonismo que resulta inédito. Más allá de que una vez en el gobierno, la figura del vice suele diluirse, al menos en la campaña, tanto Michetti, como Olivera y Heller han ganado en visibilidad. Pero en esta selección creo que el que más ganó, electoralmente hablando, es Macri. Michetti se presenta como una cara nueva de la política, independiente y con un perfil claramente de centro. Cierta habilidad retórica la ubica varios peldaños arriba de un jefe que no puede hacer más que reproducir slogans pulcros generados por asesores ventrilocuos. Gracias a todo esto es posible que sume los votantes que un candidato como Rodríguez Larreta, esto es, alguien que reúne en sí una infinita cantidad de razones para que se evite votarlo, no podría atraer.
Olivera no le hace ganar votos a Telerman. Me atrevería decir que todo lo contrario. Es más, el ARI no le hace ganar votos a Telerman o en todo caso le quita más de lo que le da. Esto es por varias razones: el discurso apocalíptico, las metáforas obstétricas (como alguna vez señalara Rafael Bielsa) y el discurso moralizante de la política parecen agobiar a la ciudadanía y contrasta con el perfil optimista de Telerman.
Olivera, resulta un candidato respetable pero “pegado” a De la Rúa en el imaginario popular. Asimismo, los candidatos a legisladores más visibles por la lista de Telerman no resultan de peso suficiente para ganar votos. Pocos conocen a Cerruti y menos a Maffia. Por si hace falta aclararlo, por candidatos de poco peso entiendo “candidatos que no gozan de una popularidad tal que les permita traccionar votos”. Y eso, claro está, nada dice acerca de sus cualidades. Por mencionar sólo un ejemplo, creo que Diana Mafia será una gran legisladora, por su capacidad y por sus convicciones pero lamentablemente dudo que su popularidad trascienda los límites del instituto Hanna Arendt, la Facultad de Filosofía y Letras y ciertos grupos feministas.
Sin embargo, hay que destacar una cosa. Carrió hizo algo que no había hecho antes: por primera vez generó un pacto con posibilidades de ser opción de gobierno. Para alguien que había roto su vínculo con el socialismo por su opinión acerca de la despenalización del aborto es un paso hacia delante. Buena estrategia de Carrió: pasó de tener un candidato que no llegaría al 5% a estar de la mano de otro con posibilidades de llegar a segunda vuelta.
¿Se equivocó Telerman entonces? Creo que tampoco. Una vez que el gobierno le soltó la mano necesitaba un vínculo que aunque sea mediáticamente generara la idea de un apoyo un poco más sólido de aquello con lo que arribaba: de vice a jefe por destitución de Ibarra y sin partido, no le sería fácil gobernar y mantener cohesión en la legislatura.
En cuanto a Filmus, a pesar de no lo oí ni lo leí creo que por primera vez se cumple lo que Kirchner había ensayado en un primer momento: la transversalidad. Desde el candidato a Jefe pasando por su vice, Heller, Ibarra, Ginés y Bonasso se trata, guste o no, de actores de una propuesta progresista más o menos transversal. El punto es que creo que el menos progresista de la lista es justamente Filmus. Todos los demás están a su izquierda. Pero el gobierno no tenía otro candidato. En realidad, para ser más precisos deberíamos decir: gracias a Alberto Fernández el gobierno se perdió la gran oportunidad de tener resuelta la elección. Me refiero a que un eventual apoyo a Telerman hubiera evitado la dispersión del voto de centroizquierda y lo tendría a éste o bien arriba de Macri o bien muy cerca como sucediera en la elección que Ibarra finalmente le ganara al presidente de Boca en segunda vuelta.
Heller no le hace ganar gran cantidad de votos aunque no creo que le haga perder. Lo que sí me atrevo a afirmar es que la lista del gobierno ha hecho mucho hincapié en algo que parecen haber descuidado Macri y Telerman: la lista de legisladores. Tanto Ibarra como Ginés aunque especialmente el primero le darán muchos votos a Filmus porque una gran parte de la población, aunque no se anime a decirlo, considera que la destitución del jefe de gobierno tras el episodio de Cromañón ha sido un despropósito. Las urnas hablarán en ese sentido y el corte de boleta puede favorecer a los candidatos a legisladores por el oficialismo.
En resumen, en toda esta maraña de cálculos, cruces y estrategias, aciertos y errores creo que el que más se vio beneficiado en lo que respecta a la jefatura de gobierno fue el PRO: los asesores de Macri leyeron bien que su candidatura a nivel nacional recibiría una paliza estruendosa y se volcaron a hacer pie en el único distrito que les deparaba alguna posibilidad de un horizonte favorable. Si ganan, lo utilizarán de plataforma para el 2011.
Filmus, fue puesto en ese lugar y abre más esperanza el resto de su lista que él mismo. De aquí que me atreva a afirmar que Macri tendrá algunos votos menos en sus legisladores (más allá de que no creo que el votante de Macri se preocupe por el corte de boleta) y que Ibarra y Ginés sumados tendrán algunos votos más que Filmus.
En cuanto a Telerman, él no pudo elegir con quien aliarse. Más bien, lo eligieron a él.