lunes, 6 de abril de 2009

El Alfonsín que queremos (publicado originalmente el 6/4/09 en www.lapoliticaonline.com)

Si bien resulta algo trillado, muchas veces suele olvidarse que el fin de una vida genera una sensibilidad extrema que compele a hacer de la memoria un receptáculo más selectivo de lo que comúnmente ya es. Probablemente, la irreversibilidad de la muerte, produce, además, una compasión especial hacia la persona que la ha sufrido. Llama la atención que todos los muertos, al fin y al cabo resultan ser buenas personas de lo cual se sigue que el mundo no estaba tan infestado de gente repudiable como uno pensaba. En este contexto, el caso de Alfonsín no podía ser distinto máxime a tres meses de una elección. Si bien, por suerte, en los últimos tiempos el homenaje fue rendido en vida con el busto levantado en la Casa Rosada por CFK y el pedido de disculpas de Kirchner tras haber afirmado de manera poco feliz, en el edificio recuperado de la ESMA, que era la primera vez que la democracia hacía algo a favor de la justicia y la memoria, resultó sorprendente la cobertura que los principales medios le dieron a la noticia y las decenas de miles de personas que acompañaron su entierro. Así, cuando se oyen títulos estruendosos como “prócer”, “padre de la democracia”, “el gran estadista”, etc, la primera pregunta que surge es por qué no lo votaron. Usted recordará bien que en 2001 Alfonsín se presentó como candidato a Senador por la provincia de Buenos Aires saliendo segundo con apenas el 15% de los votos muy lejos del primero, Duhalde. ¿Dónde estaban todos aquellos que no ahorran elogios sobre la tumba del caudillo radical? Seguir leyendo esta nota aquí

1 comentario:

María Leticia dijo...

casi impecable, como siempre. Sin embargo, no comulgo con eso de que siempre que alguien muere es considerado una buena persona... Sí es cierto, que en casos como este, surge una sensibilidad -probable resultado del carácter irreversible de la muerte- que parece resultado sólo del fatlismo. Es bueno ver que la sociedad aún reacciona, lo malo es que no suele sostener esas reacciones en el tiempo, trabajándolas y transformándolas para que, de verdad, algo o alguien cambie alguna vez.
Siempre es un placer leerte. Besos. Nati