lunes, 20 de agosto de 2018

Fragmentar es la tarea (editorial del 19/8/18 en No estoy solo)


Cuando el menemismo fue corrupto nos dijeron que la salida era menemismo sin corrupción y nos ofrecieron La Alianza. Pero cuando instalan que el kirchnerismo es corrupto ahí no dicen que la salida es kirchnerismo sin corrupción. La sospecha es, entonces, que el enemigo no es la corrupción sino el modelo kirchnerista y el problema es que los creadores de candidatos no están encontrando una salida electoral competitiva como fue La Alianza; la sospecha es que cuando exigen alternancia, exigen alternancia de partidos y de nombres pero siempre bajo el paraguas de un modelo neoliberal.

Es más, el gobierno de la virtud, el de la refundación moral, pasó de monopolizar la expectativa a ser un mero ejecutor del intento de destrucción del kirchnerismo. Esa parece hoy la gran función de un gobierno que perdió la iniciativa, que se encuentra a años luz de la percepción de la calle y que es incapaz de dar una buena noticia. Lo que puede exhibir, no es un proceso de manos limpias sino un puño disciplinador por acción directa de persecución o por acción indirecta de horadación; y el único futuro que se nos ofrece es la aniquilación del pasado. Es curioso pero la derecha moderna que hacía énfasis en los microrelatos de los Cacho y las Marías, se abrazó desesperadamente al ensañamiento que más le ha rendido, su gran épica: la destrucción del adversario. Pero es todo lo que tiene para ofrecer y si bien ya nadie pide enamorarse en materia política, parece poquito.
De aquí que la pregunta que surge naturalmente es si esto alcanza para ganar las elecciones. Evidentemente la respuesta preocupa al oficialismo. De hecho ya hay periodistas insospechables de ser opositores, que han hecho correr el rumor de un adelantamiento de las elecciones para aprovechar este momento de un kirchnerismo asediado por las denuncias, aunque una lectura algo menos sesgada también podría afirmar que el adelantamiento de las elecciones obedecería a que el gobierno observa que el país, como diría la canción, está peor que ayer pero mejor que mañana.
Y a su vez, a pesar de que algunos diarios se sorprenden cuando las encuestas afirman que la economía preocupa más que la corrupción, es posible que en las elecciones 2019, a diferencia de lo que sucedió en 2015, haya una prevalencia del “voto bolsillo” por sobre el voto ideologizado de la república moralista indignada. La razón está a la vista porque si bien es verdad que la gente no vota necesariamente con el bolsillo, tiene más incentivos para no votar con el bolsillo cuando éste está mejor. Es decir, hay más razones para un voto ideológico, de clase, cuando la guita abunda. Pero cuando el bolsillo no está bien es natural que un sector importante de la población vote priorizando la economía. Es que mandar preso a todo el mundo todavía no alcanza para llegar a fin de mes, por más que los paneles de la política espectacularizada, antes que la extinción de dominio, merecerían que les regalemos unos maníes y una calculadora para que puedan notar que lo presuntamente robado puede equivaler, como máximo, a la fuga de dólares semanal que ofrece la actual administración.       
Asimismo, no hay que hacer encuestas para darse cuenta que un cuarto de la población va a votar a CFK aun cuando esta pudiera ser pescada infraganti descuartizando perritos huérfanos y que otro tanto va a votar a cualquier perejil que emerja como oposición al kirchnerismo por el simple hecho de ser oposición al kirchnerismo. Los ejemplos están a la vista aunque le pido que me exima de dar nombres propios.
Dicho esto, si todo lo que nos ofrece el gobierno en materia propositiva, como proyecto de país, es reducir el déficit fiscal, la posibilidad de un nuevo mandato dependerá de su capacidad para fragmentar una oposición que ha resurgido por los errores no forzados del oficialismo. Esto hace que, por primera vez durante la era Macri, la pelota esté del lado de la oposición más allá de que fragmentar es siempre más fácil que multiplicar y que sea sensato preguntarnos si en la oposición primarán los egos o la responsabilidad histórica.        



1 comentario:

Anónimo dijo...

Kirchnerismo sin corrupcion es un oximoron!
No existe el kirchnerismo sin corrupcion! La corrupcion es una parte constitutiva del kirchnerismo que esta asentada en la base de todo lo que hicieron!

Que carajo es el "modelo" kirchnerista?
hasta donde yo se el kirchnerismo se caracterizo por NO TENER modelo.

Al principio defendian los superavits gemelos y el dolar alto!
Al medio defendian la sintonia fina y la eliminacion de subsidios
Al final defendian el doolar barato y el deficit fiscal como una herramienta de justicia social (reverenda pelotudez)
Y durante TODO el kirchnerato defendieron el 15-20% que tenia que ir a sus bolsillos!

Espero que hayan prestado atencion anoche... Quedo claro que el kirchnerismo no tiene futuro como organizacion politica y los peronistas que se queden atados a la logica de "defeder" a los corruptos se van a hundir con los K!