jueves, 7 de enero de 2010

BCRA: el Vaticano Económico Argentino (publicado originalmente el 8/1/10 en www.lapoliticaonline.com)

Pongamos entre paréntesis por un momento los nombres propios y dejemos de lado que se trata de Redrado y del Gobierno de CFK. También les propongo que pasemos por alto que cualquier funcionario del Gobierno que se oponga a algún tipo de política oficial se transforma de repente en un héroe de la resistencia, un ícono de la lucha de la gente contra el fascismo del Diablo K. También quisiera que obviemos que cada vez que el Gobierno decide quitarse de encima algún funcionario puesto en funciones por el mismo Gobierno descubre que éste era el “topo” que operaba para las grandes corporaciones gorilas.
Hecho esto me voy a permitir algunas preguntas retóricas: ¿en qué Libro Sagrado se encuentra el postulado que afirma que el dinero del BCRA es ajeno a las decisiones del gobierno de turno? ¿Acaso será en el mismo que indicaba que el dinero de los jubilados debía permanecer en un freezer esperando que los beneficiarios envejezcan? Permítame algunas preguntas más: ¿Desde cuándo una autarquía operativa supone que el Jefe del BCRA se transforma en un Príncipe Soberano, una suerte de poder Vaticano que se establece en paralelo a la autoridad del poder ejecutivo y cuya lógica resulta completamente independiente de las decisiones de la ciudadanía?
Para responder esto no olvide el compromiso asumido en el primer párrafo: lo mismo da que el jefe del BCRA sea Cavallo, Pou, Prat Gay, Redrado o Carlos Marx; y lo mismo da que en el Gobierno esté CFK o De La Rúa.
Reformulemos ahora alguna de las preguntas precedentes: ¿desde cuándo la política económica que determina, entre otras tantas decisiones, el tipo de cambio que influye directamente en la cantidad de reservas, debe someterse al poder del monarca del Banco Central?
Lamentablemente este debate interesante es postergado por flashes, debates estériles y una narrativa épica. Pero la cuestión de fondo es un debate acerca de los límites de la democracia pues al fin de cuentas esta disputa es una reedición de ciertas tensiones inherentes a las Repúblicas democráticas liberales. La cuestión, entonces, no es la insólita transmisión minuto a minuto del atrincheramiento del Golden Boy; ni la inflación oratoria de opositores como Carrió, Luis Juez o Pino Solanas que derrocharán a lo largo de los meses que siguen la posibilidad de un juicio político por razones tales como el uso de bottox o la compra compulsiva de carteras Louis Vuitton. Tampoco es un tema legal. ¿Qué importa si el decreto habilita o si la Carta Orgánica del Banco Central permite tal o cual cosa? Dejemos estas discusiones que se presentan como formales pero que sólo aparecen cuando el gobierno de turno toma decisiones que toca intereses, para los grandes hermeneutas jurídicos, los Badeni, los Sabsay, los que adoran despertarse con la Aurora. No es un asunto de Derecho e interpretación de las leyes. El tema es hasta qué punto aceptamos las, por cierto, muchas veces sabias restricciones de auto-regulación y equilibrio que una república liberal impone. En otras palabras, la relativa independencia del BCRA es uno de los tantos mecanismos de contrapeso contra la injerencia de diversos poderes del Estado, en particular, del poder ejecutivo. La pregunta es, ¿se puede hablar de contrapesos democráticos cuando las reservas del país no están disponibles a las decisiones en materia económica de los representantes del pueblo? ¿Por qué es más confiable Redrado que aquel que eligió la ciudadanía para representar sus intereses?
Aprovechemos este año tan cargado de simbolismos y de necesarias revisiones de nuestro pasado para desnaturalizar algunos principios históricos hijos de poderes fácticos y para repensar las tensiones propias de Repúblicas como las nuestras. Quizás no nos estemos dando cuenta que 200 años después de nuestra independencia política, existe una casta de reyes, una aristocracia económica soberana con cualidad paraestatal que sabe mejor que los ciudadanos y sus representantes cómo garantizar la santa estabilidad de nuestra moneda.

11 comentarios:

Eva Row dijo...

Dante, en el cambio de color de tu blog, de pasar al fondo negro, inhabilitás a cierta cantidad de lectores a leer tu blog.
Yo soy óptica, te lo advierto a vos como se lo advertí a Carlos Heller y a Barone, y ambos me hicieron caso cambiando el contraste exagerado del fondo negro de Barone, tanto como el poco contraste que tenía la Web de Heller.
Los blogs con fondo negro no los lee nadie. Cambiá y avisame por mail, porque me voy a quedar con las ganas de leer tu blog que me encanta. Porque yo soy una de las personas afectadas por el contraste inconveniente, la lectura es un castigo, lo lamento enormemente.
El mejor contraste, con el que se engloba a toda la población, es un fondo blanco pero no brillante, el color es el siguiente: ivory. Es un blanco mate. Y la letra puede ser negra o un tono menos de negra en la gama del gris. Podés también usar un fondo claro mate como "oldlace". Si querés yo te ayudo a modificar la plantilla. Escribime.

Alejandra dijo...

Dante, interesante argumentación, a medida que voy sumando debate, intercambio y pensamiento en torno a este tema, se me complica más. Creo que esta situación con el BCRA instala socialmente un debate central:la independencia (en los estados modernos) de los sistemas financieros con respecto al Estado (sistemas políticos) encargado de la macroeconomía...Ahora bien, nosotros no tenemos ninguna Ley que diga lo contrario, entonces, el interrgante es: las buenas intenciones de nuestro gobierno justifican el no cumplimiento de la Ley? Se trata del triunfo de la tecnocracia sobre los límites de la democracia? No debería el gobierno avanzar sobre la ley de Entidades Financieras y la Reforma de la Carta Orgáncia del BCRA generando consenso social para tales fines? No debería CFK hablarle más a la ciudadanía- explicando las decisiones desde el sentido común- y hablarle menos a la "oposición"? Esta situación fortalece la democracia o representa un retroceso?....sigo pensando....
Beso,

Eva Row dijo...

Muy bueno Dante.
Me llama la atención la gente que tiene el problema de la legalidad. Es como el tema de la ecología ¿la ecología es para el hombre o para la naturaleza? Si las leyes no sirven hay que cambiarlas, y si no sirven hay que ignorarlas aún antes de que puedan cambiarse. ¿Qué hay con eso? No todas las leyes deben ser respetadas. Algunas están mal, como la penalización del aborto, o la que manda preso al adúltero si quiere el cónyugue agraviado, que todavía no se sacó. Las leyes que hay respetar son las que hoy tienen valor.

Claudio Ballester dijo...

Estimado Dante,

Estoy de acuerdo con lo explicado. Me gusta el artículo porque propone el ejercicio mental de ser imparcial, independientemente de si tenemos ideas diferentes.

Lo que me parece es que ahora, después de tanta prepotencia y gestión mediática, la irracionalidad comienza a ser utilizada desde la aristocracia como azuzador de las brasas de la nueva clase media. Tal cosa, no la percibo como buena, tampoco el proceso que la gestó, mucho menos el futuro que promete. Para colmo, no es la primera vez que pasamos por esto...

Cordial saludo
Claudio

graciela b. dijo...

Estoy de acuerdo con Claudio. Si el ataque a la actual política apela a aspectos no racionales de la nueva clase media (y lo hace muy bien, además) ¿Qué se puede hacer? Los argumentos laboriosos, la apelación a las buenas razones chocan contra imágenes grotescas y presuntamente graciosas. No quieren. Se trata de una lucha de voluntades, entonces.

cassandra_dixit dijo...

señor.
no es necesario hacer tanta filosofia.
el presidente del banco nacion, cuando vio un decreto de nyu en tiempo de receso y teniendo minoria en el congreso, se opuso porque es un ser humano racional, y nadie en su lugar le querria dar los fondos a la señora, que no paga nada sino que vende deudas.
esta deuda es eterna y solo se refinancian intereses.
nada. que ud ya sabe de todas esas cosas mas que yo.
lo mismo ud escribe muy bien.
atte cassandra

Unknown dijo...

¿no es necesario hacer tanta filosofia? Yo creo que sí es necesario. Es más, yo creo que es muy poca la filosofía que hacemos, sobre todo en materia de los asuntos que son de todos.

Tamara T dijo...

Estuve leyendo bastante antes de opinar. También me falta seguir leyendo, y de cualquier modo, no soy economista ni nada parecido así que solo presento una opinión.

De tu ¿post? ¿comentario? ¿entrada de blog? interpreto que tomás al poder ejecutivo como la suma del poder público. Aquí no se trata de la presidenta queriendo pasar por encima del BC, se trata (entre otras cosas) de la presidenta queriendo pasar por encima del poder judicial, y del legislativo también; uno de los argumentados esgrimidos en el dictamen judicial que avaló el freno de Redrado es que el decreto de necesidad y urgencia que creó el Fonde del Bicentenario, por caso, no parecía estar justificado en los términos en que debe estarlo un decreto de ese tipo. Y esto de gobernar por decreto no es novedad, ni en este gobierno ni este país presidencialista desde siempre. El ejecutivo quiso pasar por encima del Congreso, que es el que tenía la atribución para decidir sobre la deuda externa. No pasa solo por el BC; no se trata solo de un organismo económico sino de todos los poderes. Es un tema institucional más complejo.

Y se puede vincular, más claramente que con el debate economía dirigida-economía pseudoautónoma, con el debate sobre si la democracia es forma, contenido, ambos, lo que sea. Desde el oficialismo más recalcitrante (no creo que sea tu caso) se suele defender la idea de que las formas no son más que eso, formas; yo creo que, en el caso de un sistema democrático, la respuestas es mucho más complicada que eso. Y eso se ve en casos como este.

Jorge dijo...

Tamara, de dónde sacás que la presidenta paso por encima del poder judicial? Más bien el poder judicial la pifia expidiéndose sobre si hay o no "necesidad y urgencia", que es algo que solo puede evaluar -en situación- el máximo responsable del Ejecutivo. En todo caso, ex post, el Legislativo puede evaluarlo como injustificado e incluso hacer un juicio político. Por otro lado, de dónde sacás que es el Congreso es el que debe "entender en materia de deuda externa"?
La primera cosa fuera de lugar en este sainete es que el presidente del BCRA haya desconocido un Decreto Presidencial (que, en todo caso, el Congreso podría haber examinado y declarado de la manera que quisiera, pero hasta tanto tiene que acatarlo). Y luego la seguidilla de histeria opositora (incluyendo sus actores o influencias vinculados a los medios, partidos, legislativo y poder judicial).
No obstante, lo que plantea Dante es otra cosa: tiene algún sentido la independencia del Banco Central fuera del mito neoliberal.
Personalmente pienso que no, que los bancos centrales son instrumentos de la política económica y por tanto no deben ser "protegidos" de supuestos "excesos" de ella. Sucede simplemente que los conservadores añoran un instrumento que los poderes fcticos puedan disponer a través de cierta tecnocracia orgánica que lo preserve de la lógica de los procesos políticos. Ahora bien, democracia es sinónimo de política. Los que aborrecen la política quizá simplemente añoran otro régimen.

Jorge dijo...

Tamara, de dónde sacás que la presidenta paso por encima del poder judicial? Más bien el poder judicial la pifia expidiéndose sobre si hay o no "necesidad y urgencia", que es algo que solo puede evaluar -en situación- el máximo responsable del Ejecutivo. En todo caso, ex post, el Legislativo puede evaluarlo como injustificado e incluso hacer un juicio político. Por otro lado, de dónde sacás que es el Congreso es el que debe "entender en materia de deuda externa"?
La primera cosa fuera de lugar en este sainete es que el presidente del BCRA haya desconocido un Decreto Presidencial (que, en todo caso, el Congreso podría haber examinado y declarado de la manera que quisiera, pero hasta tanto tiene que acatarlo). Y luego la seguidilla de histeria opositora (incluyendo sus actores o influencias vinculados a los medios, partidos, legislativo y poder judicial).
No obstante, lo que plantea Dante es otra cosa: tiene algún sentido la independencia del Banco Central fuera del mito neoliberal.
Personalmente pienso que no, que los bancos centrales son instrumentos de la política económica y por tanto no deben ser "protegidos" de supuestos "excesos" de ella. Sucede simplemente que los conservadores añoran un instrumento que los poderes fácticos puedan disponer a través de cierta tecnocracia orgánica que lo preserve de la lógica de los procesos políticos. Ahora bien, democracia es sinónimo de política. Los que aborrecen la política quizá simplemente añoran otro régimen.

Tamara dijo...

Por lo que yo sé, el pago de la deuda externa se tiene que decidir en instancias legislativas y solo en situaciones de emergencia por decreto (es decir, por el ejecutivo); puede que haya entendido mal, lo he leído varias veces en diversas fuentes, si tenés una contraria lo agradezco. Y lo de que un decreto de necesidad y urgencia es necesario es solo cuestión del ejecutivo, sencillamente no es verdad: hay algo que se llama control de poderes. Un gobierno no puede, o no debería poder, sacar todos los decretos de necesidad y urgencia que quiera sin ningún tipo de control.