viernes, 13 de junio de 2008

Política y verdad

Tras casi 100 días de conflicto con el campo, la sensación de estancamiento se debe menos a la parálisis en la comercialización de productos que al desfile incesante de analistas, políticos y amplificadores del sentido común cuya única salida a la repetición hartante de lugares comunes es la exageración de calamidades y desastres por venir. Si bien la aparición repentina de casos de inseguridad y las vergonzosas imágenes de Charly García tomada por un celular de aquellos vecinos que trabajan gratis para grandes multimedios con la misma lógica de invasión a la intimidad de los programas vespertinos de infundios parece mostrar cierto aplacamiento del conflicto con el campo, no deja de sorprender la capacidad para exprimir un tema que, más allá de sus matices, no es más complejo que otros.
La estrategia del gobierno, en los últimos días, está dando resultados: el desgaste de los representantes de la Mesa de Enlace resulta visible y junto a De Angeli hay más cámaras que seguidores. La tarima de Gualeguaychú parece el escenario de una comedia Stand Up y el frío hizo que la gente se fuera a la casa. Sin embargo, la estrategia del gobierno es peligrosa puesto que en situación de acorralamiento, la víctima puede reaccionar de diversas maneras. Los dirigentes del campo han quedado presos de su propia radicalidad y la misma crítica paroxística que por momentos los llevó a plantear el cambio de un modelo de país, es la que hace que cualquier triunfo en la negociación se juzgue nimio. Jugar a la expectativa de máxima incentivados por la fama de la repetición en cadena, no es siempre la mejor manera de obtener resultados. Absurdo sería conseguir un poquito de rebaja en las retenciones y salir a justificar públicamente que 100 días de paro tuvieron que ver nada más que con unos puntitos de más o de menos. A estos grupos y a la oposición, lamentablemente, lo que les queda es la apuesta al caos: alguna cadena de mails reenviada por idiotas y algún gatillo fácil que contribuya a construir un mártir anónimo bastará para hacer olvidar las razones originales del conflicto.
El gobierno tiene razón en la aplicación de las retenciones móviles y más acertado estuvo cuando modificó buena parte del plan inicial bajando el porcentaje que, pasado determinado umbral, llegaba al 95% del excedente; cuando discriminó entre grandes y medianos y pequeños a través de devoluciones y subsidios y cuando facilitó los trámites burocráticos delegándolos a las respectivas provincias. También, ante el insólito argumento de que no debía pagarse porque no se sabía a dónde iba la plata, el gobierno acertó en inventar un destino social para los fondos. Esta última estrategia hizo imposible oponerse a tal punto que los representantes del campo no pudieron decir más que “estamos de acuerdo con el destino de los fondos, nada más que no queremos que se nos saque a nosotros la plata”. Ningún periodista repreguntó. La necesidad de diálogo es un latiguillo pero nadie repregunta para que avance el diálogo. Se habla de redistribución y nunca falta un ignorante que plantea que la redistribución es correcta si no afecta a nadie. Lo que estos analistas no parecen entender es que la redistribución supone sacarle a algunos para darle a otros. Si se puede hacer dialogando y a través de la persuasión mejor pero si no el gobierno deberá imponerlo. Si tiene fuerza, decisión política y una buena estrategia comunicacional lo hará. Si no no (por cierto, de las 3 mencionadas, la que seguro no tiene es la tercera).
Pero el gobierno se equivoca en un elemento que va más allá de cualquier plan y que es más grave que esto. El gobierno se equivoca al encarar mal el juego de la política, al creer que en este tipo de conflictos está en juego la verdad. La verdad no necesariamente genera estabilidad política, paz y prosperidad, lo cual, por supuesto no significa que el precio por éstas deba ser la mentira. Pero la fantasía de que la verdad pacifica es la de aquellos fundamentalistas de la verdad que creen que ella es tan fuerte como para sojuzgar voluntades e ignorancias. Piensan la política como piensan la religión. Es la misma idea de Carrió quien cree que el problema de la política es el de la verdad y que el escenario de la política argentina no se divide según ideologías ni programas sino por la decencia en los comportamientos.
Insisto con esto: no se trata de un llamamiento a la mentira y a la construcción de burbujas de consumo y felicidad. Simplemente trato de decir que el juego de la política es más bien el de la persuasión y la negociación antes que el de la verdad. Aún los que tienen la verdad deben, a veces, sentarse a negociar pues la mesa de negociación no es sólo la que admite a equivocados e interesados. También admite a los que tienen razón. Por eso el gobierno debe entender que aún teniendo la razón y la verdad de su lado, debe negociar para resolver el conflicto. La negociación supondrá otorgarle algo a aquellos que mienten lo cual no debilita la verdad, más bien, simplemente, muestra que la política planteada en términos de Verdad/Mentira generalmente no sirve de mucho.
En este sentido, pragmáticamente hablando, el gobierno debe sopesar cuál es el precio que está pagando por poseer la verdad y quizás deba darse cuenta que la verdad de su lado no le permitirá resolver un conflicto que le está quitando el caudal político que merecidamente se ganó.

17 comentarios:

Cecilia Díaz dijo...

Coincido con el análisis. Nadie quiere ceder nada, supongo que es la imposibilidad de ver el futuro en forma colectiva, es el "salvese quien pueda".

También es cierto, que esto empezó mal. En lugar de una reforma fiscal, se tiro más de la cuerda de un sector fuerte sin ver las asimetrías internas. Sigue igual el iva en los alimentos -medida del menemismo al que tanto el Gobierno se contrapone- y ni hablar a la falta de impuestos a la ganancia financiera.

Luego, las palabras de la primera mandataria no hicieron más que enturbiar los ánimos, olvidando -como bien, indicabas- su función. Todos los problemas públicos tienen varias aristas, varios actores con sus intereses en juego, con sus razones y sus caprichos, pero se trata de conciliar y eso no es ceder poder.

Un verdadero diálogo de sordos

Saludos!

Julia dijo...

"El gobierno tiene razón en la aplicación de las retenciones móviles"

Me encanta tu análisis pero esa afirmación me da que pensar.

Desde ya que no apunto a tu opinión sobre quién tiene razón, sino a si existe un "tener razón" en este asunto.

Un millón de personas pueden tener diferentes ideas sobre lo que es la verdad de algo. Cuál es LA verdad? Quién tiene la razón? Sólo hay personas en el mundo, no podemos recurrir a ninguna instancia superior que nos saque la duda. Lo único que se podria parecer a una verdad es que del millón de personas surja una opinión que prevalece, como una "moda" de opiniones. Y aún así, esa "moda" puede no ser la verdad en absoluto!

Si se hubiera hecho un plebiscito sobre si aplicar o no las benditas retenciones, hubiera ganado el SÍ o el NO? La posición que hubiera ganado, hubiera sido la correcta? La mayoría tendría razón? Chi lo sa.

Peor se me pone el tema cuando pienso que en la realidad se trata de 1, 2 o a lo sumo 3 personas decidiendo sobre la aplicación de retenciones... por qué ellos tienen razón? Lo hacen porque deben o porque pueden?

No sé, al principio me parecia más fácil tomar partido (yo personalmente odio los impuestos, y en mi opinión la redistribución debería ser de OPORTUNIDADES, no de plata) pero últimamente (y sobre todo debido al bombardeo constante de información se me hace muy difícil poner todo en la balanza. Es como una ecuación con 27 millones de variables.

En fin, disculpas si me puse muy sarasera. Pero desde ya te digo, el día que se organicen los asalariados pidiendo que bajen ganancias yo voy a estar ahí! :)

Anónimo dijo...

Dante, no estoy de acuerdo con tu aseveración sobre que el Gobierno tiene razón en la aplicación de las retenciones móviles. Estaría en un todo de acuerdo con esta afrimación si en realidad esa medida hubiera surgido vía Congreso Nacional, ahí donde se debió analizar, discutir y legislar. Pero, el Conrgeso lamentablemente está inactivo, salvo espasmos de la oposición que no llegan a nada más que eso, simples espasmos.
Estoy de acuerdo con vos en que el gobierno ¿equivoca? la política... o ¿las provoca?... No creo que les interese mucho esta cuestión porque está claro que para el matrimonio K todo se reduce, o casi, al ejercicio del poder por el poder mismo. Y, arriesgo a decir que esto es lo único verdadero. Una lástima.

Anónimo dijo...

Ya, antes de leer la nota en su extensión, el título me hace acordar a una conferencia de Foucault, en donde dice más o menos que él no sabe muy bien a qué disciplina se dedica, si historia, sociología, politología o qué. Pero que si se entiende la Filosofía como política de la verdad, él es un filósofo. Es genial, no? Bueno, ahora me pongo a leer la nota y comento porque el título me atrae... Como ya he hecho notar.
Fernando

M. Isabel dijo...

Dante: “Verdad/Mentira, negociar, persuasión, burbujas de consumo, felicidad”…..palabras, palabras, palabras. Esta gente podría tener la actitud digna de renunciar. Y no se trata de golpe de estado,no, se trata de tener sentido común. Que se realice un impeachment como a Collor de Melo en Brasil en el ´92 (se debería haber hecho con varios).
Han demostrado sobradamente que no tienen habilidad para Gobernar, es decir organizar un estado en País/Nación. Han hecho un par de cosas bien, pero eso es lo normal, no es un mérito, para eso se les paga. Quizá lo normal sería que se retiren y que entren otros candidatos(cualquiera, a esta altura da lo mismo, la cuestión es cambiar, transformar la realidad), hasta que el pueblo se organice en definir lo que quiere, que tipo de gobierno y quien es capaz de ocupar ese puesto. El pueblo está demostrando ser más inteligente que el estrato gubernamental. Pero si no es capaz de organizarse entonces que pongan una bandera extranjera. Y listo!. Se coloca el orden del país “colonizador”, y obligatoriamente habrá una organización social coherente. Por ahí es eso lo que desea el ser argentino…
Acá hay un grave problema psicológico a nivel social. Una sociedad incapaz de tomar conciencia de la necesidad de tener en cuenta al otro, y gobernantes incapaces de conducir hacia algún lado. Oposición falsa, virtual. Fracaso político, que nos incumbe a todos.
Tenemos siglos de mitología, de matemáticas, de filosofía, de sociología, de arte, estética, literatura, guerras, ecologistas, etc., ¿para qué?
Ya en el libro dios enseñaba como gobernar, como dirigir a un pueblo, y las leyes. ¿Para qué? Hoy los medios de comunicación los quebrantan a los 10.
Se perdió la brújula desde vaya a saber cuando.

Los gobernantes son increíbles como tienen buena parla, como saben oratoria. Pero no consiguen pensar. Y el pueblo actúa…( también podría no ser leve esto último).

Me despido, tengo que escribir sobre Borges., Borges, que fue uno de los silenciados en este territorio, que tuvo que soportar el peso de una condecoración obscena y una cena nefasta, maybe porque un presidente de Argentina lo mandó a inspeccionar gallineros en vez de darle el Novel….un presidente que lejos estuvo de ser un estadista, un letrado, un pensador, un gobernante (en realidad la mayoría ha estado lejos). Las leyes que instauró y las que derogó no fueron un mérito, es lo normal que estaba sucediendo en los países del mundo hace mucho tiempo.(...)

De cualquier modo espero que todo se solucione de la mejor forma posible.

Buen artículo,
Saludos.

Unknown dijo...

En este post de "Política y verdad" ¿quedará un espacio para el análisis de la frase del ex presidente anoche en Plaza Mayo: "Perón soy yo"? ¿O era una jodita para TInelli?

Anónimo dijo...

¿eso era en la universidad de Palermo? voy ahí
Feliz día atrasado!

Cece dijo...

“(...) el juego de la política es más bien el de la persuasión y la negociación antes que el de la verdad”. Dante, no sigas rompiendo corazones...!

Y sin embargo era de esperar; me acuerdo de un tal Lazarsfeld, allá por los años cuarenta, cuando se preguntó por el comportamiento electoral... y sentenció que la decisión de voto, más que el resultado de la influencia directa de los medios de comunicación, es el resultado de una experiencia de grupo; la gente no vota por sesudas convicciones, sino por la mutua influencia de sus pares. ¿Lazarsfeld y su equipo habrán asistido al descubrimiento del voto desencantado; o del proceso de construcción de una “verdad” intersubjetiva?

Argentina, 2008. Ante la desarticulación social, los medios ocupan un lugar central y distinto al de los años cuarenta. El planteo que hace el gobierno en términos de verdad / mentira es una estrategia más de poder, una estrategia que en su falacia no sólo obtura toda posibilidad de diálogo, negociación, consenso, sino que construye y selecciona a sus interlocutores.

Leo lo que escribiste y me pregunto sobre las fuentes de la verdad que habilitan, entre líneas, los distintos discursos. Demoler el mito según el cual la “verdad pacifica”, es una idea potente, necesaria para destruir las bases de una verdad autoritaria (es decir, fundada en la autoridad de quien la emite). Colocar en primer plano de la escena política “la decencia de los comportamientos” alimenta a una verdad moral, fundamentalista, en definitiva, también autoritaria. Por último, está el refugio de la verdad que ilumina la razón... “el gobierno tiene razón en la aplicación de las retenciones”. Pero tiene “razón” porque se supone que se basa en un criterio plural y ecuánime, distributivo; un criterio que se coloca por encima de la “verdad de clase”, la que coincide con las distintas condiciones materiales.

Entonces, si existe una “verdad”, es intersubjetiva, no cristalizada, dialéctica, mutante, peligrosa, una verdad arrojada a los juegos del lenguaje;

en fin, una verdad

incandescente.

Juglar (1) dijo...

Vamos por partes, como decia Jack. En principio plantear que las retenciones, como instrumento de politica macroeconomica redistributiva, son la mejor herramienta ya es discutible. No solo por su inconstitucionalidad (el Congreso posee las facultades en materia de impuestos), sino que además el argumento de que dispararían los precios del mercado interno es discutible. Discutible desde el fracaso de esas políticas con un 30 por ciento de inflación claro está. Por otro lado, el impuesto a las ganancias sería una salida para aumentar la recaudación, pero aquí aparece el elemento central del sistema de retenciones: la federalizacion en el reparto de fondos.Como muchos deben saber, las retenciones NO se coparticipan, es decir, a las provincias que más aportan no les queda UN PESO de lo que se percibe en concepto de retenciones. Es una forma de recaudar centralista y unitaria mientras muchas provincias, como Chaco, Cordoba (se le adeudan 1600 millones de pesos en concepto de Caja de Jubilaciones )y Santa Fe, tienen problemas financieros.
Por otro lado, querido Dante, no hay nada más regresivo que la actual estructura impositiva. Tuve la suerte de cubrir parte de la campaña de Kirchner 2003 y él planteaba en varias conferencias que dio junto a Rafael Bielsa que había que reformar el sistema tributario. Esa es una forma de distribuir riqueza: vos y yo pagamos el mismo IVA comprando un sachet de leche que Amalita Fortabat. A esto sumarle dos elemenos: la inflación, un impuesto al pobre, y las peripecias y barbaridades que se realizan con el presupuesto nacional (llámese reasignación de partidas por parte del Jefe de Gabinete, proyecto irrisorios como el Tren Bala, que podrían compensar 4 años del nuevo sistema de retenciones, etc). Entonces, querido Dante, si pensamos en políticas macroeconómicas para finalmente los que más tiene paguen más, repensemos las herramientas que tenemos. Por último te agrego algo que mencionás en la nota: los productores se han cansado de quejarse porque el ONCCA (el organismo que reparte los subsidios) es manejado discrcionalmente y que, para cobrar el reintegro por parte de los peq. y medianos prod., hay que esperar al menos 1 año con trámites engorrosos. Pensalo Dante, por suerte de este blog no hay quintines para censurarte... Pero no le des argumentos por favor.
Eze
PD: por último te digo que el legitimismo extremo deja de favorecer al statu quo en sus formas de intelectual orgánico, como usted detenta, y logran un efecto inverso: repensar las cuestiones básicas para obligarnos a tener más argumentos.

Gas dijo...

Yendo más allá de lo económico, y de las posturas de retenciones correctas o incorrectas, me gusta lo que decís sobre la verdad. Por más que uno tenga la "verdad", la comunicación es la que pone de acuerdo a dos partes con dos puntos de vista diferentes.

La negociación no se trata de imponer una verdad sobre la otra, teniendo en cuenta que cada uno tiene "su verdad" (la verdad que cada uno defiende, sino de llegar al punto de flexibilidad suficiente, y de ESCUCHAR a la otra parte.

Si uno se niega a reconocer la verdad ajena, no va a poder conciliar el punto de convivencia de ambas verdades.

Me gustó esta entrada.

Saludos!!!!

Pd. Ojo con Lost, no hay vuelta atrás.

Gas dijo...

Ya sé que me puse demasiado relativista con respecto a la verdad...y bueno...uno elije su postura...

Anónimo dijo...

era una joda,no me digas que tenés un hijo

Dante Augusto Palma dijo...

Ceci Díaz: gracias por escribir
Julia: en mi opinión la política de retenciones es correcta. No es la razón ni la verdad absoluta. simplemente me parece una de las posibilidades en lo que respecta a política redistributiva
Theresa: finalmente, pasaron los días, y Crisitna mandó las retenciones al Congreso. Más allá de eso no entiendo por qué la gente que se opone a las retencioens estaría de acuerdo con ellas si salieran del congreso. ¿El problema son las retenciones o es quién las impone? ¿Es más democrático el poder legislativo que el ejecutivo o a este último acaso no lo eligió el pueblo? Prometo escribir algo al respecto
Fernando: Gracias
Isabel: ¿tendría que renunciar la presidenta? ¿Se trata de una situación similar a la de Collor de Melo?
No resiste: De Angeli dijo "yo no me creo Perón" y reconozco que eso me tranquilizó
Cece: agudo análisis. Gracias
Juglar: la reforma impositiva está pendiente. Acuerdo con ello
Gastee: gracias por escribir
Anónimo: que yo sepa, no tengo hijos.
Gracias a todos. Saludos

Anónimo dijo...

Con todo respeto, no creo que quién tenga la razón y la verdad ( en cuestiones pragmáticas, claro) deba negociar el sinsentido. Me refiero en lo que va más allá de lo que cada uno piensa, lo cual es subjetivo. Si se tiene la verdad en lo fáctico, por qué renunciar a la misma?
Sagitario

Oscar Cuervo dijo...

"El planteo que hace el gobierno en términos de verdad / mentira es una estrategia más de poder, una estrategia que en su falacia no sólo obtura toda posibilidad de diálogo, negociación, consenso, sino que construye y selecciona a sus interlocutores."

¿Dónde hace el gobierno un planteo en términos de verdad/mentira? Se me escapa: principalmente porque no encuentro que el gobierno haya estado haciendo un planteo discursivo continuo y coherente, sino más bien ha hablado por comunicaciones episodicas en reacción a situaciones que se le iban de las manos. Cada vez que se llegó a un punto de riesgo, el gobierno salió a decir algo, pero no hubo una continuidad en la comunicación; y lamentablemente el gobierno se acrodó siempre muy tarde de decir algo, mientras que los que apuestan a una crisis de representación (Carrió, Clarin, La nación, Grondona, Duhalde) están todo el día hablando, dale que dale.

No creo que el gobierno haya apostado erroneamente por la verdad, porque por momentos se acuerda de la verdad y en otros no. Además, tampoco pienso que si hubiera apostado por la verdad tendría dificultades de comunicación, porque es la mentira la que tiene el problema de cómo comunicarla. En fin, no concuerdo con que la verdad se oponga a la persuación, ya que pueden ser perfectamente complementarias, al menos a largo plazo.

Para terminar, discrepo totalmente con la afirmación de Cece de que la verdad obtura toda posibilidad de diálogo: ni eso ni que la negociación y el consenso se opongan a seleccionar los interlocutores. La verdad selecciona los interlocutores, claro, pero eso es la auténtica condición de posibilidad de un diálogo que no sea charlatanería. La verdad es lo que puede regular el diálogo. La verdad autoriza: no está fundada en la autoridad de quien la emite, sino al revés: quien colabora con la verdad se ve autorizado por ella.

Pero me parece que en el fondo Cece piensa que la verdad es un dogma, la fijación de un concepto rígido por medio de una fuerza y que la autoridad es una opresión. Pero dogma, fijación y opresión son acompañantes de la mentira.

En suma, no creo que nadie que se proponga incidir sobre la realidad y construir poder puedan prescindir de la verdad.

Pero, como diría Pilatos ¿qué es la verdad?

Julia dijo...

Dante, pucha digo: aclaré de entrada que "Desde ya que no apunto a tu opinión sobre quién tiene razón, ..."

En fin.

Cece dijo...

Oscar,
coincido; hablar de “estrategia discursiva” es desmesurado, sostenerlo implicaría hacer un análisis de todo lo que el gobierno dijo con respecto al tema y eso escapa a mi alcance porque no lo estoy siguiendo en detalle. Sin embargo, creo que para visualizar una estrategia no siempre hace falta que la voz sea continua, y que se identifique con un único sujeto. Me refiero a la necesidad de centrar la mirada en los discursos que atraviesan este tema, y de desmontar sus supuestos, como lo hace Dante al señalar que el planteo de la discusión en términos de verdad / mentira es algo ajeno e ineficaz al juego coyuntural de la política. Porque al fin y al cabo estamos asistiendo al “teatro” de una lucha de poder, digo teatro porque tengo la sensación de que conozco el detrás de escena de esta tragicomedia en la que sus personajes, sobre todo el campo pero ayudado por la aparente soberbia de Cristina, tratan de construir legitimidad desde el maniqueísmo.

Pareciera que sos vos el que planteás que la “verdad” es algo que está allá fuera, que nos es completamente exterior, transparente, inmóvil, clara. (Perdón, pero no puedo dejar de ponerle comillas a la palabra). Curioso gesto el tuyo: para ejemplificarla recurrís a un episodio Bíblico. Y entonces la pregunta de nuevo: ¿Qué es la verdad?. Cierro los ojos, pienso rápido una verdad... ya está: las contradicciones en las condiciones materiales. ¿Es ésa una verdad?. Alguien la enunció y el mundo se dividió en dos: ¿un ejemplo de que la verdad se vale al fin de cuentas por sí misma, como decís vos?. Pero todavía para algunos nunca hubo ni hay contradicción. ¿Mienten?. ¿Son hipócritas?. Sólo veo operaciones simbólicas por naturalizar y desnaturalizar situaciones, estados de cosas. Y en este sentido, no coincido con vos; a veces a la verdad, aunque sea verdad, hay que “ayudarla a nacer”.

En fin, el que hoy tenga dos o tres certezas en su vida, que no las ceda, como Pilatos; simplemente, considérese un afortunado.