Días
atrás, en Quilmes, un mono aullador que vivía en una casa particular se escapó
y mantuvo en vilo a la sociedad argentina gracias a una transmisión en vivo que
no cesó hasta su captura. Hasta el momento, el mono no ha hecho declaraciones y
habría rechazado formar parte del panel de un programa de debate nocturno pero
esta anécdota me hizo recordar un experimento realizado por Christopher Chabris
y Daniel Simons, dos psicólogos de Harvard, en 1999. Lo que ellos estudiaban
eran las limitaciones de la percepción humana y para probar su hipótesis
llevaron adelanto un experimento curiosísimo, al que bautizaron “El gorila
invisible”.
¿De
qué se trataba? Un grupo de voluntarios era expuesto frente a un televisor en
el que se exhibía durante menos de un minuto un partido de Básquet entre un
equipo con camiseta negra y un equipo con camiseta blanca. Una vez dispuestos,
lo único que se les exigía era que contaran la cantidad de pases que realizaban
durante ese lapso los jugadores del equipo blanco. La respuesta correcta era 34
o 35 pases aproximadamente aunque, como indican los científicos, en el fondo,
eso no importaba porque se trataba de una consigna distractiva para mantener
ocupado a los visualizadores. Y aquí entra a jugar el costado casi risueño del
experimento pues mientras transcurre ese casi minuto del video, promediando el
mismo, una estudiante disfrazada de gorila irrumpe en la escena, se pasea entre
los jugadores durante 9 segundos, se detiene ante la cámara, levanta el pulgar
y luego se retira. Evidentemente se trataba de una escena disruptiva. Sin
embargo, finalizado el video, los investigadores, además de preguntar por la
cantidad de pases tal como exigía la consigna original, interpelaron a los participantes
con una serie de interrogantes que derivó en la siguiente conversación con uno
de los voluntarios:
“-¿Notó
algo inusual mientras contaba los pases?
-No
-¿Notó
alguna otra cosa además de los jugadores?
-Bueno,
había algunos ascensores y unas letras “s” escritas sobre la pared. No sé para
qué estaban esas letras “s”.
-¿Notó
a alguien además de los jugadores?
-No
-¿Notó
un gorila?
-¡¿Un
qué?!”
Tras
este intercambio, los investigadores, que repitieron el experimento una enorme
cantidad de veces, comprobaron que la mitad de los voluntarios no habían notado
la presencia del gorila y que incluso creyeron que es estaban burlando de ellos
cuando los investigadores les advirtieron de su presencia. Es más, una vez
realizada tal advertencia, ese 50% que no lo había observado volvió a mirar el
video y acusaron a los investigadores de haberlo modificado a tal punto que un
porcentaje alto siguió afirmando que en el primer video nunca había aparecido
el gorila.
¿Qué
es lo que hace “invisible” al gorila?, se preguntaban los investigadores y la
respuesta que brindan es lo que denominan “ceguera por falta de atención”, esto
es, la comprobación de que una importante cantidad de personas, cuando ponen
atención en un espacio de la realidad, tienden a no advertir objetos fuera de
contexto. Porque nadie espera que un mono ingrese en una cancha de Básquet y si
nuestra atención está puesta en contabilizar los pases que da uno de los
equipos es probable que, aunque parezca insólito, se nos pase por alto su
presencia.
Finalmente,
este simple e interesantísimo experimento no hace más que revestir con
rigurosidad científica lo que palpamos cotidianamente y que vale tanto para
escenas de nuestra vida diaria como para la construcción de una estrategia de
comunicación política. Se trata de advertir que nuestra percepción está
orientada a determinados campos de la realidad según intereses, prejuicios,
ideologías, lenguaje y todo aquello que constituye nuestra forma de ver el
mundo. Y también se trata de advertir que, si aun con todo lo mencionado no
alcanzara para poner en duda hasta qué punto nuestra percepción de la realidad
es lo suficientemente amplia, estamos sujetos a manipulaciones o a ser
orientados de manera tal que aspectos objetivamente relevantes de la realidad
se nos pasen por alto.
Por
cierto, el mono fue capturado sano y salvo. No hay que preocuparse por ello. Lo
que sí preocupa, en todo caso, es que el 50% de los voluntarios no vio al
gorila que se paseaba por la cancha de Básquet y que mientras nos distraemos
con cómo se pasan la pelota de unas manos a otras, con un voto más, ese gorila,
un día pudo, puede o podrá, ser nuestro presidente.
2 comentarios:
GENIAL DANTE!!!!LOS ELEFANTES TANTO COMO LOS GORILAS NOS PASAN POR DETRAS....
Beso, Celeste!!
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