martes, 4 de julio de 2017

Un gorila presidente (editorial del 2/7/17 en No estoy solo)


Días atrás, en Quilmes, un mono aullador que vivía en una casa particular se escapó y mantuvo en vilo a la sociedad argentina gracias a una transmisión en vivo que no cesó hasta su captura. Hasta el momento, el mono no ha hecho declaraciones y habría rechazado formar parte del panel de un programa de debate nocturno pero esta anécdota me hizo recordar un experimento realizado por Christopher Chabris y Daniel Simons, dos psicólogos de Harvard, en 1999. Lo que ellos estudiaban eran las limitaciones de la percepción humana y para probar su hipótesis llevaron adelanto un experimento curiosísimo, al que bautizaron “El gorila invisible”.
¿De qué se trataba? Un grupo de voluntarios era expuesto frente a un televisor en el que se exhibía durante menos de un minuto un partido de Básquet entre un equipo con camiseta negra y un equipo con camiseta blanca. Una vez dispuestos, lo único que se les exigía era que contaran la cantidad de pases que realizaban durante ese lapso los jugadores del equipo blanco. La respuesta correcta era 34 o 35 pases aproximadamente aunque, como indican los científicos, en el fondo, eso no importaba porque se trataba de una consigna distractiva para mantener ocupado a los visualizadores. Y aquí entra a jugar el costado casi risueño del experimento pues mientras transcurre ese casi minuto del video, promediando el mismo, una estudiante disfrazada de gorila irrumpe en la escena, se pasea entre los jugadores durante 9 segundos, se detiene ante la cámara, levanta el pulgar y luego se retira. Evidentemente se trataba de una escena disruptiva. Sin embargo, finalizado el video, los investigadores, además de preguntar por la cantidad de pases tal como exigía la consigna original, interpelaron a los participantes con una serie de interrogantes que derivó en la siguiente conversación con uno de los voluntarios:
“-¿Notó algo inusual mientras contaba los pases?   
-No          
-¿Notó alguna otra cosa además de los jugadores?
-Bueno, había algunos ascensores y unas letras “s” escritas sobre la pared. No sé para qué estaban esas letras “s”.
-¿Notó a alguien además de los jugadores?
-No
-¿Notó un gorila?
-¡¿Un qué?!”
Tras este intercambio, los investigadores, que repitieron el experimento una enorme cantidad de veces, comprobaron que la mitad de los voluntarios no habían notado la presencia del gorila y que incluso creyeron que es estaban burlando de ellos cuando los investigadores les advirtieron de su presencia. Es más, una vez realizada tal advertencia, ese 50% que no lo había observado volvió a mirar el video y acusaron a los investigadores de haberlo modificado a tal punto que un porcentaje alto siguió afirmando que en el primer video nunca había aparecido el gorila.  
¿Qué es lo que hace “invisible” al gorila?, se preguntaban los investigadores y la respuesta que brindan es lo que denominan “ceguera por falta de atención”, esto es, la comprobación de que una importante cantidad de personas, cuando ponen atención en un espacio de la realidad, tienden a no advertir objetos fuera de contexto. Porque nadie espera que un mono ingrese en una cancha de Básquet y si nuestra atención está puesta en contabilizar los pases que da uno de los equipos es probable que, aunque parezca insólito, se nos pase por alto su presencia.
Finalmente, este simple e interesantísimo experimento no hace más que revestir con rigurosidad científica lo que palpamos cotidianamente y que vale tanto para escenas de nuestra vida diaria como para la construcción de una estrategia de comunicación política. Se trata de advertir que nuestra percepción está orientada a determinados campos de la realidad según intereses, prejuicios, ideologías, lenguaje y todo aquello que constituye nuestra forma de ver el mundo. Y también se trata de advertir que, si aun con todo lo mencionado no alcanzara para poner en duda hasta qué punto nuestra percepción de la realidad es lo suficientemente amplia, estamos sujetos a manipulaciones o a ser orientados de manera tal que aspectos objetivamente relevantes de la realidad se nos pasen por alto.  
Por cierto, el mono fue capturado sano y salvo. No hay que preocuparse por ello. Lo que sí preocupa, en todo caso, es que el 50% de los voluntarios no vio al gorila que se paseaba por la cancha de Básquet y que mientras nos distraemos con cómo se pasan la pelota de unas manos a otras, con un voto más, ese gorila, un día pudo, puede o podrá, ser nuestro presidente.     


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