En
la antigüedad, se llamaba “cínico” a quien, desde su insolencia plebeya, desafiaba
al poderoso y, con esa actitud, ponía en riesgo la vida. Con los siglos el
término se reservó a aquellos que mienten aviesamente sin pudor o que, con
distintos recursos, defienden lo que es difícil de defender. Pero el cambio más
relevante fue que la insolencia del que nada tiene devino prepotencia del que
lo tiene todo y el cinismo se transformó en el rasgo distintivo de una cultura
atravesada por un capitalismo que exalta el tiempo presente y ofrece
antidepresivos a quien no pueda sobrellevar la obligación de ser feliz.
Asimismo, nos horroriza el Estado “Gran Hermano” que todo lo vigila pero nos
entregamos a una sociedad de la iluminación en la que voluntariamente exponemos
la intimidad y donde ser reconocido es acumular seguidores en las redes
sociales. Este marco es el ideal para las “democracias idiotas” en las que se
celebra que los administradores de la cosa pública sean aquellos que desprecian
lo público, a pesar de que en la Atenas de Pericles, estos sujetos eran considerados
peligrosos por renegar de su ciudadanía. Así, aquel cartel que, en una protesta
en Madrid, rezaba “Nunca subestimes a un idiota, un día puede ser tu
presidente”, parece hoy una advertencia con destino universal.
1 comentario:
Hola, Dante. ¿Dónde lo puedo comprar el libro, en CABA?
Fui a un par de librerías cercanas y no lo ienen. Me extrañó de Yenny en Caballito, que es una librería grande y suelen contar con todo.
Supongo que en la zona céntrica. Te cuento que en Yenny ni figura, ni saben nada del libro.
Sé que lo voy a comprar, de todas maneras, pero quería contarte que no está muy distribuido.
Cariños, y mucha suerte. Espero leerte prontito.
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