miércoles, 13 de agosto de 2008

La duda y la confirmación

Terminó el escrutinio del referendo revocatorio en Bolivia y su resultado fue sorprendente: Evo Morales obtuvo el 64%, 9% más que en la elección en la que fue designado Presidente. Pocas veces ha sucedido en la política latinoamericana que tras 2 años y medio al frente de un gobierno, un presidente sea refrendado de este modo. Sin embargo, como muchos analistas se han encargado de señalar, este apoyo masivo no resolverá los inconvenientes que el gobierno central mantiene con los prefectos de la “Media Luna”, los cuales, por cierto, en su mayoría, también recibieron un apoyo masivo. Sin duda esto marca un país dividido si bien habría que ser más precisos cuando hacemos esa afirmación. En otras palabras, generalmente, cuando se habla de país dividido se piensa en dos partes iguales, dos mitades en un equilibrio de poder en el que ninguna puede prevalecer sobre la otra. En Bolivia, el país está dividido pero 2/3 están de un lado y 1/3 del otro (si bien este tercio, claro está, es el que tiene el poder económico). Más allá de esta simple aclaración quisiera detenerme en el hecho mismo del referendo. La pregunta sería la siguiente ¿qué es lo que hace que un gobierno decida someterse a una elección que puede revocar un mandato que constitucionalmente le corresponde cumplir? De manera abstracta, podría suponerse que habría dos escenarios en los que podría tomar esa decisión. Un primer escenario de extrema debilidad en el que un gobierno desgastado no pueda resistir la presión de la oposición y se vea obligado a someterse a una instancia de revocación popular que legitime su salida y el llamado a nuevas elecciones. El segundo escenario, podría ser, por el contrario, una forma de ganar un apoyo masivo de cara a tomar una serie de medidas que son resistidas por una parte más o menos importante de la población (incluyo en esto, los casos, bastante frecuentes en las últimas décadas en Latinoamérica, de intentos de reformas constitucionales).
A juzgar por el resultado arrollador que refrendó a Evo, la realidad boliviana se acerca más al segundo escenario que al primero si bien hubo quienes interesadamente quisieron transmitir una sensación de debilitamiento del poder presidencial. Lo mismo podría decirse del contexto que rodeó el referendo revocatorio (o “confirmatorio” según desde donde se lo mire) del 15/9/2004 en una Venezuela que parecía al borde de la guerra civil tras el fallido golpe de Estado de 2002, el paro petrolero y las continuas movilizaciones opositoras en las que confluía la Iglesia, los estudiantes, los empresarios, algunos medios de comunicación y los partidos de la oposición.
En los dos casos resulta llamativo que dos gobiernos con un apoyo popular que parece resistir el desgaste propio del poder, sean empujados a someterse a la instancia de revocación. Mi hipótesis es que no resulta casual que esto suceda con gobiernos que, al menos comparativamente, realizan políticas “de izquierda”. Dicho en otras palabras, pareciera que existen determinadas políticas de gobierno que deben ser refrendadas y otras que no. De este modo, algunas acciones políticas parecen llevar en su seno la duda y la necesidad de confirmación, como si hubiera que preguntarle al pueblo si está seguro de lo que quiere. En este contexto los referendos revocatorios de Venezuela y Bolivia parecen erigirse como sendas manifestaciones de paternalismo aunque en un sentido bastante distinto del que se le da generalmente a este término. Se trata de paternalismo porque se supone que el pueblo se está equivocando, que debe pensar de nuevo lo que quiere, como si en una primera instancia hubiera actuado de manera casquivana. Hay una falla de origen en esa decisión, de aquí que el lema paternalista pudiera ser: “démosle una segunda oportunidad al pueblo”. Esta visión paternalista, a su vez, mantiene una relación paradójica con lo que considera “el pueblo”. Por un lado, lo visualiza como la masa ignorante determinada por el clientelismo o la pertenencia étnica y por el otro considera que el pueblo no puede equivocarse y que cualquier resultado eleccionario a favor de los considerados gobiernos “populares” es fruto del fraude. Sucedió en Venezuela, en Bolivia y en Argentina. No hay espacio para el error en la decisión del pueblo. Hay acierto o fraude. Este punto de vista supone que la decisión mayoritaria, en tanto tal, es verdadera y acertada, cuando, en realidad es sólo una forma de legitimar un gobierno que no es ni más ni menos verdadero, ni más ni menos acertado.
En este sentido, podría decirse que el cambio en los perfiles ideológicos de los actuales gobiernos latinoamericanos en relación a sus antecesores neoliberales no ha logrado aún quebrar la hegemonía de un pensamiento que desde diferentes sectores, obliga a los gobiernos más o menos progresistas a estar continuamente desgastándose en confirmaciones que no hacen más que invertir la carga de la prueba: es la oposición la que debe demostrar un apoyo mayoritario. Los gobiernos ya lo han demostrado.

6 comentarios:

Pandora & Zeuz dijo...

Están los que tienen que estar.Y 'tienen' porque si están y se los elige es su derecho y responsabilidad.
Se pinta a los tipos de una forma u otra; a Chavez se lo ve de todos colores según que canal se esté mirando. Pero nadie puede negar que no se metieron solos.Hace un tiempo mirabamos por un canal un programa en el que salió el caso de Venezuela y mostraban al presidente como en medio de un repudio, pero después el hermano de una compañera nuestra viaja allá y vemos una foto donde le regalaron una remera roja que dice: Chavez es un vencedor. Y cuenta que 'todos'(todos jamás) lo quieren porque hace muchas obras para los pobres y otras cosas más.

No estamos de acuerdo ni en desacuerdo con nada porque no sabemos nada.Solo nos limitábamos a decir algo.
El árticulo está bueno y plantea cosas interesantes como lo del acierto o fraude. Lo del no espacio para el error...la hipótesis... pero no podemos decir nada más porque si agregamos más palabras vamos a reconfirmar nuestra ignorancia al respecto.
Saludos y ojalá escriban algo más interesante,jaja, porque está bueno.
PyZ

Pandora & Zeuz dijo...

P/D:
'¿qué es lo que hace que un gobierno decida someterse a una elección que puede revocar un mandato que constitucionalmente le corresponde cumplir?'
Se nos ocurren muchas ideas, la mayoría descabelladas, algunas menos idiotas, pocas con razonamientos lógicos, ninguna que pensemos que sea la cierta.
ahora, qué es descabellado, idiota, lógico o cierto? y qué no lo es?
El criterio de la mayoría, falible, pero saca las papas del fuego, duela la panza luego o no.

Anónimo dijo...

“Dicho en otras palabras, pareciera que existen determinadas políticas de gobierno que deben ser refrendadas y otras que no. De este modo, algunas acciones políticas parecen llevar en su seno la duda y la necesidad de confirmación, como si hubiera que preguntarle al pueblo si está seguro de lo que quiere.” (Dante dixit)
Tal vez en esta lúcida frase tuya esté la respuesta a tu pregunta, aunque las declaraciones de Evo fueron que los objetivos del referéndum eran “la reconciliación" y facilitar "un reencuentro de las autoridades".
Y me parece que tu frase conlleva la respuesta porque no creo que solo se esté discutiendo en la crisis boliviana el poder sobre la riqueza de gas, etc de sus principales departamentales como Santa Cruz, Tarija, Pando y alguno otro que no recuerdo. Hay algo más profundo y que presienten todos los actores desde antes del referéndum. Es tan importante el cambio de posición del poder en Bolivia desde un punto de vista , si se quiere racial , que ello viene acompañado de una forma completamente diferente de gobernar, y entre otras cosas, por ejemplo, de redistribuir la riqueza. Sino fijate que la campaña de la oposición se basó en afirmar que refrendar a Morales era estar con Chávez y con Irán y hasta con un “modelo socialista” que amenazaba la propiedad y asustaba a los inversores internacionales. Una falacia que nosotros mismos nos hemos cansado de escuchar en épocas electorales. Pero a pesar de la paupérrima calidad de vida del pueblo boliviano, el gobierno de Evo sumó dos millones y medio de niños y ancianos a planes de asistencia social y eso también suma a la hora de poner un voto en la urna.
Y aunque debiera ser como vos decís respecto de la no necesidad de revalidar el voto del pueblo…ellos, los que perdieron igual creen que siguen teniendo la sarten por el mango y el mango también, y es posible que no se equivoquen. O si, pero la situación me recuerda a la película de Jim Carrey que vivía en un mundo inventado para él (Truman Show) . De alguna manera, aunque eso no sea cierto, se lo hacen creer a todos, se ocupan de vendernos un mundo y cuando no lo compramos nos dan otras oportunidades y nos amplían la información para no volvamos a dudar de qué lado está el bien y las buenas intenciones según , por supuesto, sus principios . Y en Bolivia parece que pueden seguir preocupados porque hay gente que no entra en razones. Tal vez, el secreto esté en no dejarse convencer y entonces se descorra el velo y queden al descubierto más débiles que lo que nunca imaginamos. O tal vez hoy estoy demasiado optimista y la culpa la tiene Jarabe de Palo y su tema “Voy a llevármela leve” que me convenció mientras lo escuchaba. Saludos!

Anónimo dijo...

Pandora: ¿Cómo se hace para estar en una posición en la que no se esta ni de acuerdo ni en desacuerdo? Por otro lado, el no saber no es justificativo para no opinar. Es decir, en las sociedades super-especializadas a nivel de conocimiento en las que vivimos, siempre vamos a ignorar mucho, por más que hagamos una carrera brillante. Entonces, si esperamos a saber para opinar, la historia pasa en frente de nosotros indiferentes. Y sí, ese "todos" es todos. Porque no se refiere a una cantidad, sino a una identidad. En Venezuela, el nivel de pobreza era altamente desigual, quiero decir, había alrededor del 70% de pobres y muchos de ellos bajo línea de pobreza al momento de la ascunción de Chavéz. Ese "todos" identifica a ese porcentaje de la sociedad venezolana que luchó por sus derechos y que ahora es integrante de un Estado revolucionario.
Sin más, esperando algún tipo de respusta si lo amerita mi comentario, te dejo un saludo Dante y Pandora.
Fernando

Pandora & Zeuz dijo...

Habíamos escrito un comentario más largo que la nota de Dante, pero se borró y ahora la pachorra no alcanza.

Solo una cosa por esta noche estrellada...
Dicen los artistas(más que nada los pintores)
'Si no van a elogiar una obra de arte nuestra....lo bueno es que la critiquen( que digan qué feo), porque eso significó que (por lo menos) la miraron.'
Que hayas perdido segundos de tu admirable vida leyendo nuestro comentario es el mayor halago que recibimos en nuestra pobre, corta y pervertida vida.
Saludos!
Que Dike te acompañe.
La respuesta llegará...pero cuando dejemos de escuchar el requiem que nos hace sentir más del otro lado que de este.
Saludos!

Vale dijo...

Me sorprendí al encontrar este blog, ya acostumbrada a leer diarios íntimos, que no están mal pero... que no salen de ahí, me topo con este jóven pensador que escribe prolijamente lo que piensa que no es tan prolijo. Voy a seguir leyendolo y vistándolo, ya que el tema de Feiman y Gonzalez no se agota ahí, somos unos cuantos...