Tras el fracaso de la oposición en su intento por rechazar el pliego de Marcó del Pont asistimos a un escenario en el que este veleidoso conglomerado de intereses parece cargar con un alto costo político que no es determinante ni mucho menos, pero cuesta. Sin embargo, entiendo que esta inolvidable caída, paradójicamente, puede ser vehiculizada por sectores que apoyan a esta oposición y que desde la puja por la 125 parecen desear recrear un terreno arrasado, rebosante de infertilidad democrática.
La clave está, una vez más, en el plano discursivo y en la imagen: era digno de compasión observar la vehemencia con la que los periodistas de los multimedios regañaban a senadores y diputados opositores por no haber podido unirse contra “el Mal”. Y aquí empieza el riesgo pues cuando el gran relato del Medio critica al gobierno deposita todas las falencias en el conjunto de representantes del FPV y aliados. En cambio, cuando, por peso propio, los que fallan son los opositores, la crítica no se dirige estrictamente a ellos sino a la clase política en general. En el primer caso, el error de una facción se amplifica pero actúa como una fuerza centrípeta. En el segundo caso, el error de la otra facción se amplifica pero de forma centrífuga dañando la credibilidad de toda la dirigencia política, y por si esto fuera poco, de la política como tal.
En este contexto no es casual que varios comunicadores insistentemente aboguen por la naturalización de las virtudes de cierta tecnocracia desideologizada o se broten la piel ante el mínimo amague de intervencionismo estatal. El cocktail además incluye políticos que bregan por la antipolítica y se hacen fans de una página que colecciona oxímoron en Facebook sumado a revulsivas descargas en contestadores de radios en el que parece suponerse que todo aquel que interviene en política es inoculado por un extraño virus que afecta sólo a parte de la sociedad: la corrupción. Así, sólo el que hace política y los que son sorprendidos por una cámara oculta vendiendo mercancía trucha en alguna feria igualmente trucha son corruptos, pues parece que los jueces, periodistas y árbitros de fútbol son indemnes a este mal por alguna razón que aún no me ha sido revelada.
Pero denostado el kirchnerismo con un ansia de repetición enfermiza, la oposición corre el riesgo de no poder cumplir las expectativas que, en tanto lo otro del Mal Absoluto, pretendía recrear. Es posible sacar un provecho electoral en una segunda vuelta frente a un Mal Absoluto pero luego, una vez en el Gobierno, hay que rendir cuentas a quienes contribuyeron con la épica del Gran relato. Para decirlo con nombres propios, el rédito que hoy puedan obtener Pino Solanas, Macri o Cobos de su ubicuidad mediática supone como mínimo una hipoteca costosísima a cualquier margen de maniobra digna una vez en el poder.
Profundo riesgo el que asume la oposición: si derrota al kirchnerismo cabalgando en el discurso de las grandes corporaciones obtendrá una victoria pírrica junto a aliados insaciables cuyo dilema es simple: sumisión o invisibilización.
Una oposición responsable debe reconocer que su verdadero adversario no está en la facción rival al interior de la clase política sino en los otros actores de poder: los que patalearon cuando se estatizaron los fondos jubilatorios; los que intentan trabar la Ley de Medios.
Son esos aliados de hoy, constitutivamente coyunturales, los que impondrán las condiciones mañana bajo amenaza de instalar que los representantes de la clase política no responden a los reclamos que la gente a través del Medio exige.
En resumen, una oposición desenfrenada que busca por cualquier medio que se vayan los Kirchner puede no estar a la altura de las circunstancias y así transformarse en un gobierno digitado o sufrir una campaña feroz de demonización de la política que directamente los afectará.
Supongo que ellos saben que cuando eso suceda y se vayan todos no va a gobernar la nueva política ni la asamblea del barrio. Va a gobernar TN.
La clave está, una vez más, en el plano discursivo y en la imagen: era digno de compasión observar la vehemencia con la que los periodistas de los multimedios regañaban a senadores y diputados opositores por no haber podido unirse contra “el Mal”. Y aquí empieza el riesgo pues cuando el gran relato del Medio critica al gobierno deposita todas las falencias en el conjunto de representantes del FPV y aliados. En cambio, cuando, por peso propio, los que fallan son los opositores, la crítica no se dirige estrictamente a ellos sino a la clase política en general. En el primer caso, el error de una facción se amplifica pero actúa como una fuerza centrípeta. En el segundo caso, el error de la otra facción se amplifica pero de forma centrífuga dañando la credibilidad de toda la dirigencia política, y por si esto fuera poco, de la política como tal.
En este contexto no es casual que varios comunicadores insistentemente aboguen por la naturalización de las virtudes de cierta tecnocracia desideologizada o se broten la piel ante el mínimo amague de intervencionismo estatal. El cocktail además incluye políticos que bregan por la antipolítica y se hacen fans de una página que colecciona oxímoron en Facebook sumado a revulsivas descargas en contestadores de radios en el que parece suponerse que todo aquel que interviene en política es inoculado por un extraño virus que afecta sólo a parte de la sociedad: la corrupción. Así, sólo el que hace política y los que son sorprendidos por una cámara oculta vendiendo mercancía trucha en alguna feria igualmente trucha son corruptos, pues parece que los jueces, periodistas y árbitros de fútbol son indemnes a este mal por alguna razón que aún no me ha sido revelada.
Pero denostado el kirchnerismo con un ansia de repetición enfermiza, la oposición corre el riesgo de no poder cumplir las expectativas que, en tanto lo otro del Mal Absoluto, pretendía recrear. Es posible sacar un provecho electoral en una segunda vuelta frente a un Mal Absoluto pero luego, una vez en el Gobierno, hay que rendir cuentas a quienes contribuyeron con la épica del Gran relato. Para decirlo con nombres propios, el rédito que hoy puedan obtener Pino Solanas, Macri o Cobos de su ubicuidad mediática supone como mínimo una hipoteca costosísima a cualquier margen de maniobra digna una vez en el poder.
Profundo riesgo el que asume la oposición: si derrota al kirchnerismo cabalgando en el discurso de las grandes corporaciones obtendrá una victoria pírrica junto a aliados insaciables cuyo dilema es simple: sumisión o invisibilización.
Una oposición responsable debe reconocer que su verdadero adversario no está en la facción rival al interior de la clase política sino en los otros actores de poder: los que patalearon cuando se estatizaron los fondos jubilatorios; los que intentan trabar la Ley de Medios.
Son esos aliados de hoy, constitutivamente coyunturales, los que impondrán las condiciones mañana bajo amenaza de instalar que los representantes de la clase política no responden a los reclamos que la gente a través del Medio exige.
En resumen, una oposición desenfrenada que busca por cualquier medio que se vayan los Kirchner puede no estar a la altura de las circunstancias y así transformarse en un gobierno digitado o sufrir una campaña feroz de demonización de la política que directamente los afectará.
Supongo que ellos saben que cuando eso suceda y se vayan todos no va a gobernar la nueva política ni la asamblea del barrio. Va a gobernar TN.
5 comentarios:
Che, te pregunto sin malicia... ¿no será mucho equiparar, como quien no quiere la cosa, a Pino con Macri y Cobos?
¿Pino con el discurso de las grandes corporaciones?! Es el único que vi por los medios criticando al gobierno por izquierda.
Me parece que hubo un traspié ahí eh...
saludos, juan.
Creo que Pino debe organizar más su estructura para ser considerado un candidato serio, y me parece que el gran error es que no todo puede pasar por el. Lo respeto y admiro por su trabajo, pero necesita desenojarse un poco y comenzar a mostrar una actitud más positiva hacia el futuro, porque no puede decir que este gobierno es de (re derecha), la pasión lo traicionó y sería bueno verlo retractarse, caso contrario, queda pegado al discurso de los Que MACRI, CARRIO, MORALES, SAA, DUHALDE, etc nos tienen mal acostubrados y cansados. Un Abrazo
Queridisimo Dante:
¿qué duda te cabe de que así será?
Y otra. No puedo creer que, mirando todos los dias 6,7,8, justo no vi los dos días que estuviste invitado.
Ayer, xq estaba mojandome esperando un atrasado tren. y laotra vez, por estar, tal vez pasado de copas, carnavaleando en Salvador de Bahia...
te mando un abrazo grande!
Pd. Ah, empece la Tesis. Te paso lo que tenga por mail cuendo le de algo más de forma y contenido.
Pino correra al gobierno por izquierda en los medios, pero luego pega el volantazo a la derecha cuando tiene que ir y votar en el parlamento.
Su necesidad de protagonismo es tal, que modela su discurso anti K para ser llamado por los medios opositores (es decir todos) y disfrutar de su estrellato.
Una pena, no era necesario. Admirabamos a aquel Pino. Este es solo una mueca de lo que no fue.
Bueno, no estaba al tanto de sus últimas travesuras en el congreso. qué lo parió...
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