Advertencia: las siguientes líneas contienen escenas de
peronismo explícito tal como fueron expresadas por la expresidente CFK en el
Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico organizado por CLACSO y que se
desarrollara entre el 19 y el 23 de noviembre. Es que, efectivamente, en el
marco de un espacio con características algo más académicas, CFK avanzó en una
serie de conceptos caros a la tradición peronista que en algunos aspectos
genera tensión con categorías, prioridades y urgencias de las perspectivas que
forman parte del kirchnerismo y abrevan en el liberalismo político y en las
izquierdas.
La intervención de la expresidente comenzó haciendo énfasis
en la noción de pueblo, categoría que podemos rastrear hasta el romanticismo
del siglo XIX pero que en Argentina ha sido apropiada por el peronismo, tal
como aparece en distintas intervenciones de Perón entre las cuales podemos
destacar La comunidad organizada y el
Modelo argentino para el proyecto nacional,
por citar dos textos emblemáticos que vieron la luz con 25 años de diferencia.
A su vez, naturalmente, el peronismo no nació de un repollo y es en la Doctrina
social de la Iglesia donde explícitamente se pueden encontrar antecedentes de
esta cosmovisión. Allí, para no remontarnos tan atrás, se sugiere repasar las
encíclicas de Francisco o un discurso de Bergoglio del año 2010 que fue
publicado bajo el título Nosotros como
ciudadanos, nosotros como pueblo.
Por otra parte, la noción de pueblo es reivindicada por
teóricos populistas neomarxistas como Ernesto Laclau para quien la política es
disputa y el pueblo se constituye frente a un otro a partir de un liderazgo
capaz de unificar distintas demandas insatisfechas. Doctrina social y
perspectiva laclausiana no son lo mismo pero, naturalmente, hay vasos
comunicantes entre ellas y ambos puntos de vista conviven en el kirchnerismo.
En este sentido, y ante las acusaciones de populismo, CFK
pareció aceptar el convite y reivindicar una noción de pueblo que no sea de
izquierda ni de derecha para enfrentar al neoliberalismo. Este aspecto
sorprendió a algunos porque todos sabemos que los que llaman a superar las
izquierdas y las derechas, son de derecha. Pero en el caso de CFK cabe contextualizarlo
porque está hablando desde el peronismo, un movimiento policlasista y
transversal que incluye dentro de sí visiones más a la derecha o más a la
izquierda pero que lo que tiene bien en claro es que la disputa actual y de
siempre –al fin de cuentas, el corazón de la doctrina peronista-, es la del
capital versus el trabajo. En este punto, quizás atenta al resultado de las
urnas en Brasil con un PT cuya agenda se inclinó más hacia las temáticas de las
minorías que a las de los trabajadores, CFK advirtió que dentro del espacio hay
pañuelos verdes pero también pañuelos celestes. De esta manera dejó bien en
claro que el adversario es el capital antes que la iglesia, el patriarcado y el
varón blanco heterosexual. Esta idea es coherente con lo que la misma CFK
afirmara el día de la votación del proyecto de IVE cuando indicó que al
proyecto nacional, popular y democrático había que llamarlo también
“feminista”, lo cual, en algunos casos, fue interpretado incorrectamente porque
desde el punto de vista de CFK, la explotación sobre la mujer es una
subcategoría de la explotación. En palabras de la propia expresidente: “hay
dentro de la explotación de los trabajadores, del capital sobre el trabajo…una
subcategoría de explotación. [Porque] un trabajador es explotado pero una mujer
trabajadora es más explotada”.
Esto no hace menos grave a la explotación sobre la mujer y
hasta puede que CFK esté equivocada pero eso es lo que piensa ella y, desde mi
punto de vista, que también puede estar equivocado, claro, resulta coherente
con la tradición peronista. En este sentido, CFK se distancia de este giro que
han dado las izquierdas en la Argentina y en el mundo por el cual la principal divisoria
de la sociedad es el género y la agenda de la lucha es la de distintas minorías
que, en muchos casos, se definen en torno a su sexualidad. Durante el gobierno
de CFK se tomó la decisión de no avanzar en la discusión sobre el aborto pero
se sancionó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género gracias a
que el partido gobernante lo impulsara y lo militara. Sin embargo, el peronismo
entiende que esas conquistas son parte de un proyecto emancipador cuyo sujeto
es el pueblo y no una minoría en particular. No es esa una diferencia menor.
Insisto en que se puede no estar de acuerdo pero cuando desde
la izquierda se acusa al peronismo de ir de la mano de sectores conservadores
en el formato de “pañuelos celestes” bien se puede responder que si la grieta
es la reivindicación de género y no el capital versus el trabajo, se llegará a
la incómoda situación de estar del mismo lado de Fernando Iglesias o Silvia
Lospennato, por citar solo dos ejemplos de legisladores que apoyaron el
proyecto de IVE pero luego votaron todos los ajustes del modelo neoliberal de
Cambiemos. Asimismo, a esos sectores de izquierda se les podría mostrar con
ejemplos como los de Francia con Le Pen, Estados Unidos con Trump y Brasil con
Bolsonaro, que los trabajadores y los sectores populares no se han vuelto
fascistas de repente sino que, quizás, perciben que sus intereses no están representados
por la agenda de las minorías en la que coinciden desde el progresismo
demócrata estadounidense hasta partidos de ultraizquierda que hasta hace
algunas décadas hicieron la vista gorda ante las persecuciones que sus
gobiernos y sus partidos hicieron sobre mujeres y gays en sus propias filas y
en sus propios países. Una vez más, no celebro esta situación, solo la
diagnostico porque observo que hay sectores importantes de la sociedad que no
están de acuerdo y no consumen la agenda de Netflix y Hollywood. Muchos dirán
que hay que luchar para que esto deje de ser así, y quizás tengan razón, pero
hoy es así.
En suma, el debate es interesantísimo y expone las tensiones
al interior del kirchnerismo y el panperonismo como así también una particular obsesión
culpógena de cierta militancia kirchnerista juvenil, urbana, universitaria y
psicoanalizada a la que le incomoda ser corrida por izquierda y que parece más
preocupada por responder a las exigencias de la agenda del trotskismo que a una
porción enorme del electorado y del pueblo con el que quizás no se pueda
coincidir en una agenda progresista completa. Sin embargo, no se debe pasar por
alto, que ese mismo sector del electorado, con una conducción política adecuada,
también supo acompañar la sanción de leyes importantísimas celebradas por
colectivos de mujeres, indígenas y minorías sexuales que antes de la larga
década kirchnerista hubieran sido inimaginables.
Se acercan las elecciones y nadie está en la cabeza de CFK
pero a juzgar por este discurso, que luego habrá que confirmar si se transforma
en acciones concretas, la expresidente entiende que para darle la disputa al
neoliberalismo y para que el Estado pueda tener respuesta a las exigencias de
las diversas minorías, antes que nada, hay que ser mayoría.
1 comentario:
Alguien dijo. el peronismo esta lleno de alcahuetes y adulones. Es ridiculo y lleno de soberbia pensar que decir "pañuelo celeste" te gane alguna voluntad pero lo que es seguro que mas de uno/a va a dudar de confiar en Cristina (mas aun despues de los 12 años de esconder el tema del aborto). Ahora tambien resulta que Cris descubre el concepto de pueblo. Lo que esta claro para mi es que ciudadano y pueblo no son lo mismo
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