viernes, 30 de junio de 2017

Cierre de listas, intensidad y nuevos horizontes (editorial del 25/6/17 en No estoy solo)

Finalmente se cerraron las listas en el marco de una expectativa y una cobertura inédita. Todos los distritos juegan pero como hemos dicho aquí varias veces, esta elección legislativa se parecerá demasiado a una elección presidencial que se dirimirá en la provincia de Buenos Aires.
El oficialismo, sin un candidato fuerte en Buenos Aires, decidió apostar a su ministro de Educación, aquel que ha tenido declaraciones muy poco felices pero que resulta un símbolo de la disputa contra los enemigos preferidos del gobierno. Porque más que una gestión en Educación, la gestión de Bullrich y Finocchiaro en Provincia apuntó, sobre todo, a debilitar al tradicionalmente combativo gremio docente. Es bastante natural que así sea pues la obsesión de un gobierno de empresarios es bajar los costos laborales presentando como “mafiosa” toda agremiación y como trabajo de segunda, o sospechoso, aquel que se realiza en el Estado. La pata territorial, y en La Matanza, se las da el carriotista, “Toty” Flores quien junto a Margarita Barrientos, suelen ser exhibidos como los morochos de la Argentina profunda que militan en Cambiemos. Asimismo, la presencia de la acomodaticia Graciela Ocaña garantiza la presencia del perfil denuncista y anticorrupción que será uno de los ejes de la campaña.   
En cuanto a la Unidad Ciudadana, la lista de diputados nacionales parece haber sido constituida siguiendo la línea de lo que fue el último acto en Arsenal. Candidatos principales poco conocidos y con perfil profesional presentados como “gente común”; paridad de género más allá de que la ley solo obligaba al 30%; renovación y prácticamente nula presencia de hombres y mujeres cuestionados e históricos a diferencia de lo que sucedió en la Ciudad donde se apostó a los referentes “clásicos”. La novedad, en todo caso, estuvo en el importante peso que se le dio al sindicalismo afín con Vanesa Siley, Hugo Yasky y Walter Correa. Hubo también lugar para los diferentes espacios que acompañaron al FPV como se observa en el caso de Leopoldo Moreau, Mónica Macha o Nicolás Rodríguez Sáa, más allá de que este último difícilmente ingrese; ningún intendente participa directamente aunque no se puede soslayar que se encuentran en un lugar expectante, Magadalena Sierra, esposa del intendente de Avellaneda, y Laura Russo, esposa del intendente de Escobar.
El único lugar vinculado al trabajo territorial fue para Fernando Espinoza quien en 2015 era acusado de traidor pero ahora se “le paga” haber encolumnado al partido con CFK; asimismo está el “caso Scioli” que algunos interpretan como una nueva humillación y otros lo ven como un reconocimiento en tanto se rumoreaba que, tras el último escándalo de su vida privada, ni siquiera iba a formar parte de las listas. Por último, la decisión de ser acompañada por Taiana parece un intento más por aniquilar la osadía de Randazzo buscando fracturar al Movimiento Evita. Fue tanto el ahínco puesto por el kirchnerismo para acabar con la “aventura de Randazzo”, que en la elección de Octubre un ojo estará en Cambiemos pero el otro estará en la performance del ex ministro. Si no se gana la elección, en todo caso, un resultado pobre de Randazzo garantizaría un espacio de minoría opositora intensa detrás de CFK. Eso es, al menos, lo que piensan algunos cuadros del kirchnerismo duro.         
El espacio de Massa, por su parte, juega todas las fichas pues sabe que si pierde quedará debilitado de cara al 2019. Su lista tiene los nombres más fuertes aunque resulta una incógnita el experimento de alianza con Libres del Sur y Stolbizer que trae votos de indignados radicales pero repele votos peronistas. Con todo, el gran desafío de Massa, además de resistir la polarización tal como lo viene haciendo, es poder emerger como un opositor al gobierno pues hasta ahora ha sido muy exitoso en ser opositor de la oposición. Oponerse a la oposición no lo transforma en oficialista pero le da una hibridez que puede perjudicarlo. Más allá de eso, supone que puede captar votos de los que, desencantados con el nuevo gobierno, tampoco desean “volver al pasado”.
El que la tiene más difícil es Randazzo. Como indicamos aquí la semana pasada, la jugada de CFK de vaciarle la interna lo dejó “pedaleando en el aire”. Una buena elección para su espacio supondría llegar a los dos dígitos captando votos de peronistas molestos con el personalismo de CFK y massistas que observan que el exintendente de Tigre no es lo suficientemente firme contra las políticas neoliberales de la actual administración. Logró sostener el apoyo de doce intendentes, le dio el primer lugar a uno de ellos secundado por Abal Medina, referenciado ahora en el Movimiento Evita, y puso a dos mujeres de su riñón: Florencia Casamiquela como candidata a senadora y Maru Zamarreño como tercera en la lista de diputados. Ahora bien, más allá de un voto más o un voto menos, el gran desafío de Randazzo es cómo adoptar una identidad propia frente a tres fuerzas que están instaladas, en particular, cómo diferenciarse de las otras dos fuerzas opositoras que, a su vez, intentarán reducirlo a la mínima expresión. 
Los meses que se avecinan probablemente no aporten demasiado a los grandes debates públicos que cualquier sociedad moderna se merecería, pero serán de una enorme intensidad política... y cuando hay grandes intensidades políticas se producen reacomodamientos, abroquelamientos  inesperados y, sobre todo, nuevos horizontes.     




miércoles, 21 de junio de 2017

Gana Macri (editorial del 18/6/17 en No estoy solo)

De las disputas al interior del espacio nacional y popular surge un claro ganador: Mauricio Macri. En cuanto a los perdedores, podría decirse que Randazzo es el más damnificado en el corto plazo y que CFK resultaría damnificada en el mediano plazo. A continuación intentaré justificar estas afirmaciones.
La primera es quizás la más evidente: Macri y Cambiemos se van a beneficiar en la medida en que la oposición se fragmente. Asimismo, se beneficiarían, al menos en lo discursivo, con una candidatura de CFK puesto que, como alguna vez dijimos aquí, el oficialismo ha sido muy eficaz en presentarse como promesa de futuro y el FPV sigue demasiado apegado a “lo bueno que alguna vez se hizo”. De hecho, el “vamos a volver” supone una épica del regreso pero hoy no parece resultar suficiente frente a “la mística vacía” de un cambio por el cambio mismo. Confrontar con CFK va a ser presentado, entonces, como una confrontación con el pasado y, en ese sentido, cualquier candidato oficialista será competitivo al estar revestido del “halo de expectativa” sobre lo que no se conoce. Usted me dirá que se conoce muy bien lo que piensa hacer el gobierno y tiene razón. Pero hay un sector de la población que todavía cree que la crisis actual es responsabilidad del gobierno anterior.      
Ahora bien, al inicio indicaba que el más damnificado sería Randazzo. Sin dudas es así y en ese sentido la jugada de CFK ha sido de enorme astucia pues al haberlo dejado solo desincentivará a todos aquellos que pensaban apoyar al ex ministro en el afán de disputar el liderazgo del peronismo. A Randazzo le convenía competir en las PASO contra CFK o contra quien fuese porque aun perdiendo lo posicionaba de cara al futuro como aquel que pretende ser la renovación “desde adentro”. Ahora le quedó el PJ que, en tiempos posmodernos, ya no garantiza un caudal demasiado importante de votos, algo que intentará suplir con algunos intendentes fieles y sectores sindicales que le aporten algo de estructura. Con todo, con Randazzo sucede algo muy curioso: en 2015 el kirchnerismo más duro lo presentaba como el único capaz de garantizar la continuidad. Lo celebraban en Página 12, en 678 y en Carta Abierta, al tiempo que se decía que Scioli era el candidato del establishment. El propio Randazzo era exageradamente duro, incluso públicamente, contra Scioli. Pero ahora se dice que Randazzo es Magnetto aunque al mismo tiempo se llama a la unidad. ¿Qué se dirá si, por más improbable que fuera en este momento, Randazzo acepta ir en una lista de unidad con CFK? Era la misma pregunta que me hacía en 2015 cuando desde el frente interno se atacó ferozmente a Scioli para una semana después pasar a hablar de la “lealtad de Daniel”. Sin intentar defender aquí a Scioli o a Randazzo, el comentario simplemente pretende indicar que las acusaciones de traición y “magnettización”, tan caras al peronismo y al kirchnerismo, deben hacerse con mayor cautela.
En cuanto al FPV, devenido Unidad Ciudadana, en el corto plazo, puede decirse que logró el cometido de evitar la interna aunque sinceramente las razones no parecen del todo convincentes. En otras palabras, si las encuestas eran verdaderas y el triunfo de CFK sobre Randazzo giraría en torno a un 70% a 30% o un 80% a 20%, ¿por qué no competir y garantizarse así que los perdedores acaben “jugando adentro”? De esta manera, CFK hubiera aparecido abierta al aceptar las PASO, frente a quien osaba disputar su lugar, para vencerlo categóricamente y lograr que las internas abiertas del FPV/peronismo fueran las que contaran con mayor caudal de electores.
En todo caso, el argumento de la unidad es atendible pero solo para la elección de octubre, no para las PASO (tal como parece que sucederá en la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, donde tres listas dirimirían la interna y luego se unirían para la elección). De hecho, recuérdese que Cambiemos se benefició de las PASO aun cuando el establishment periodístico le imploraba que evitara la interna y que, incluso, pactara con Massa. Por mencionar los casos más importantes, hubo PASO en la ciudad de Buenos Aires entre Rodríguez Larreta y Michetti y eso no impidió que finalmente lograra imponerse el primero en el balotaje; y hubo PASO para las elecciones presidenciales que derivarían en Macri presidente. Es más, Macri no compitió contra una lista sino contra dos: la encabezada por Sanz y la encabezada por Carrió. Pero ganó esas PASO, salió segundo en la primera vuelta frente a Scioli y terminó ganando en el balotaje.  
Por último, se llegó a decir que habría una masiva participación del “voto útil” de buena parte del electorado anticristinista para apoyar a Randazzo y acabar con CFK. Sin embargo, es inverosímil que un 25% del electorado sea capaz de sumarse al 10% que tendría Randazzo para hacerlo vencedor en una hipotética interna. Si eso sucediese sería único en la historia y terminaría favoreciendo también a CFK pues demostraría que, aun perdiendo, sigue siendo la figura central de la política argentina.
Por otra parte, si bien es posible que con la estrategia de armar un frente sin el PJ, la Unidad ciudadana triunfe, lo cierto es que el espacio del ex Frente para la victoria se va desgajando cada vez más. Alguno dirá que se va depurando, lo cual tampoco es estrictamente falso pero la sensación es que desde hace algunos años el espacio que rodea a la presidenta viene siendo incapaz de impulsar referentes alternativos, de modo tal que no todo dependa de ella, y ha ido alejando a dirigentes y sectores del electorado con los cuales se tienen más afinidades que diferencias, máxime frente al adversario político de la actualidad.
Para finalizar, aun cuando en el mejor de los casos, el resultado de esta fragmentación no impida el triunfo de CFK en octubre, es de esperar que el costo se comience a pagar en el futuro, no solo por la cada vez más abultada lista de presuntos “depurados” en la provincia de Buenos Aires, sino porque en 2019 la elección es a nivel nacional y en muchísimas provincias el peronismo y el PJ interpretan que la actual estrategia del FPV es una continuidad de los errores que durante la administración kirchnerista valieron una interna feroz entre los sectores más progresistas y los espacios más cercanos al riñón del peronismo. En otras palabras, hay referentes, militantes y sectores del electorado de todo el país que observan con preocupación lo que para algunos es una salida “frepasística”, al estilo de una socialdemocracia con la cual CFK siempre habría comulgado. Y no hablo de taxidermistas taxidermizados como Julio Bárbaro o Jorge Fernández Díaz, sino de vastos sectores de la sociedad argentina a los que la agenda progre no llega. Y ni que hablar, por cierto, si la estrategia sale mal, esto es, si CFK decide ser candidata y en octubre pierde o gana por una diferencia exigua frente a un candidato ignoto. Allí el riesgo de fin de ciclo será muy grande y, como viene sucediendo últimamente, el kirchnerismo no parece tener un plan B.

    

jueves, 15 de junio de 2017

A propósito del día del periodista (editorial del 11/6/17 en No estoy solo)

El debate sobre el periodismo ha devenido en farsa desde hace ya algunos años y el mejor ejemplo de ello es celebrar el día del periodista (independiente, neutral y objetivo) a partir de la primera edición de La Gazeta de Buenos Ayres, cuyo director era Mariano Moreno. Efectivamente, basta examinar la concepción del periodismo que La Gazeta y el propio Moreno tenían, para mostrar que los periodistas presuntamente independientes celebran su día, curiosamente, reivindicando al más militante de los periodistas (Mariano Moreno) y al más militante de los periódicos, esto es, aquel que en ningún momento ocultó haber sido creado como órgano de propaganda y difusión de las ideas revolucionarias, lo cual implicaba, no solo diatribas, opiniones y operaciones contra los enemigos de turno, sino la justificación de los ajusticiamientos en la etapa más jacobina de la revolución.
El investigador del CONICET, Martín Becerra, por ejemplo, en un artículo publicado en 2010 y titulado “Las noticias van al mercado: etapas de la intermediación de lo público en la historia de los medios de la Argentina”, distingue tres etapas en la historia del periodismo. Una primera considerada “facciosa” que abarcaría desde las vísperas de la revolución de mayo hasta aproximadamente los años 70 del siglo XIX, es decir, hasta la década en que surgieron diarios como La Nación, La Prensa y La Capital, entre otros; una segunda, llamada “profesional”, que va desde el período de la organización del Estado nacional allá por la década del 80 del siglo XIX hasta casi 100 años después, esto es, hasta la irrupción de la etapa multimedial que caracteriza a la tercera etapa denominada “financierizada”. Esta última etapa, que comienza en la década del 70 del siglo pasado, se profundiza gracias a la convergencia tecnológica y a la presencia preponderante del capital extranjero de la mano de la globalización económica. 
Adentrándonos en el momento faccioso, aquel en el que se incluye a La Gazeta y que es el que aquí interesa, podrían mencionarse algunas de las afirmaciones que hiciera Fernando J. Ruiz en su libro Guerras Mediáticas. Allí, el autor afirma: “La estrategia fue gobernar también a través de las noticias. Por eso, una de las primeras medidas de la Primera Junta fue crear un periódico. La Gazeta de Buenos Ayres, dirigida por Mariano Moreno, cumplió las funciones de buscar aliados, amenazar y prevenir a los potenciales enemigos y, por supuesto, legitimar la revolución (…) Mariano Moreno quería tener los más potentes medios de comunicación de su época para evitar que en la etapa posrevolucionaria se difundiera la confusión entre los ciudadanos. Temía que si no dominaban los medios de opinión, el enemigo pudiera disolver la relación del pueblo con su gobierno”. Ruiz menciona, además, que la Primera Junta obligó a los párrocos españoles a que leyeran La Gazeta a sus fieles tras finalizar cada misa y destaca un fragmento de El Plan de Operaciones, atribuido a Mariano Moreno, en el que queda sintetizada la mirada que tiene el gobierno de la época respecto a la función de La Gazeta: “La doctrina del Gobierno debe ser con relación a los papeles públicos muy halagüeña, lisonjera y atractiva, reservando en la parte posible todos aquellos pasos adversos y desastrados, porque aun cuando alguna parte los sepa y comprenda, a lo menos la mayor no los conozca y los ignore, pintando siempre éstos con aquel colorido y disimulo más aparente; y para coadyuvar a este fin debe disponerse que la semana que haya de darse al público alguna noticia adversa, además de las circunstancias dichas, ordenar que el número de Gacetas que hayan de imprimirse, sea muy escaso, de lo que resulta que siendo su número muy corto, podrán extenderse menos”.   
La mirada de Moreno sobre la función de la prensa muestra que la asociación entre periodismo y objetividad, o entre periodismo e información desideologizada, es una invención que se realiza con bastante posterioridad, más específicamente, un mito de origen que se comienza a construir 60 años después de la publicación de La Gazeta en un contexto cultural completamente diferente. Pues en esa época ya aparecía un Estado central en plena configuración y la novedad de un proceso de reformas educativas que comenzaría un vertiginoso camino de alfabetización y, con él, una reestructuración del espacio público y de la opinión pública.      
En palabras del anteriormente citado, Martín Becerra: “El desplazamiento de la política de trinchera a la esfera de lo cultural y moral es el que expresa el nacimiento de un periodismo crecientemente profesionalizado, ejercido por asalariados de una clase media en formación, con residencia en grandes urbes, que incorpora nuevos lenguajes, ideas renovadas, temáticas y secciones diferentes a la prensa para permitir su salto a escala industrial de producción. El periodismo faccioso utilizado como arma de combate por la elite política deja su lugar para una emergente ideología de la objetivación, de la asepsia informativa, que se expandirá como el sentido común de los profesionales de la prensa desde fines del siglo XIX y que contribuye a su masificación”.
Es interesante observar hasta qué punto, la profesionalización a la que refiere Becerra es, entonces, la creadora de su propio mito fundante ya que la defensa facciosa de determinados intereses prosiguió pero revestida del aséptico dato duro. ¿Acaso hay algo más faccioso que el célebre slogan del mitrista La Nación hablando de una “Tribuna de doctrina” o el diario Crítica, el 6/9/1930, día del Golpe de Estado a Yrigoyen, cuando tituló “¡Revolución!”? Y cuando el diario Clarín, el 25/3/1976, decía en su tapa “Total normalidad. Las fuerzas armadas ejercen el gobierno”, ¿estaba haciendo una descripción neutral de los hechos? A estos ejemplos tan burdos se le podría sumar una interminable lista que diariamente y sobre temáticas de las más a las menos relevantes, deja expuesto hasta qué punto las empresas periodísticas militan incansablemente por sus intereses y por su ideología. Tal como lo hiciera Mariano Moreno, quien para hacer periodismo no necesitó ampararse en ninguna mitología de la neutralidad.      



miércoles, 7 de junio de 2017

¡Emprendedores del mundo, desuníos! (editorial del 4/6/17 en No estoy solo)

El portal oficialista INFOBAE indicaba que en el primer día de la EXPO “Empleo Joven 2017”, inaugurada por el mismísimo presidente, habían asistido 175000 jóvenes de entre 18 y 29 años para intentar ocupar alguno de los 10000 puestos de trabajo que ofrecían las principales empresas del país. Como un pretendido atenuante aclaraban que solo el 12% estaba desempleado y que el 70% estaba allí para cambiar de empleo. El gobierno y los organizadores lo presentaron como un éxito más allá de que en redes sociales arreciaban los comentarios de asistentes desilusionados que fueron a buscar trabajo y solo se llevaron folletería de la mano de chicas lindas con descuentos para cursos de capacitación. Incluso el propio diario Clarín informó que quienes se acercaron hasta La Rural tuvieron que hacer seis cuadras de cola para ingresar.
Dejando de lado al que fue allí desempleado, el dato más sorprendente es que si el 70% quiere cambiar de trabajo, eso significa que el 70% de los jóvenes que asistieron están disconformes con sus empleos. Pero además, el hecho de que 175000 personas disputen los 10000 lugares le permite al empleador imponer sus condiciones, pues todos sabemos que la falta de trabajo y la precarización del mismo producen un efecto disciplinador.  
Hasta aquí lo que está más o menos en la superficie. Lo que no sobresale tanto es el hecho de que este episodio se da en el marco de la ideología “emprendedorista” que impulsa este gobierno en particular y la cultura neoliberal en general.
Desde mi punto de vista, el término “emprendedorista” reemplaza al “empresario” porque este último goza de cierta mala prensa, al menos en Argentina. Ser empresario en Argentina es siempre ser un pez gordo y ser, como dirían en el barrio, un garca. Es injusta la generalización pero está instalada en el sentido común. El emprendedorista, en cambio, más allá de que probablemente a la larga, en un sentido, no difiera de un empresario, apunta más a lo “micro”, a aquel que quedó afuera del sistema pero también al profesional que tiene un título y no logra superar los 15000 pesos de sueldo. Emprendedorista es, entonces, desde un periodista freelance, hasta un ingeniero en sistemas que crea una aplicación desde su casa, pasando por un chofer de Uber y quien vende vianda con comidas vegetarianas en Palermo. Más allá de que el emprendimiento puede derivar en puestos de trabajo, la ideología emprendedorista piensa más en términos individualistas tal como se sigue de los ejemplos antes indicados. Y por sobre todo, es el emergente de una sociedad en la que las relaciones de trabajo están cada vez más desreguladas. Te dicen que con tu emprendimiento sos tu propio jefe pero lo que no te dicen es que sos tu propio jefe en una jungla en la que no vas a tener seguridad social, ni aguinaldo, ni vacaciones, ni licencias, ni derecho alguno ni Estado que medie. Salís y entrás del sistema, y no serás empleado sino, en el mejor de los casos, un contratado, esto es, un individuo que circunstancialmente y por un tiempo específico establece una relación con una empresa que no tendrá ninguna obligación para con vos. En este sentido, y este es el punto más interesante, el emprendedor, más que reemplazar al “empresario” viene a reemplazar a los trabajadores para cumplir así el gran ideal del poscapitalismo, esto es, un capitalismo con capital pero sin trabajadores o, al menos, con trabajadores que no asuman que lo son. No hay más asalariados sino individuos-empresa, no hay más sindicatos porque cada uno administra su fuerza de trabajo y no hace falta Estado porque toda intermediación es nociva. Asimismo, el emprendedorista es totalmente responsable de su destino y esto se justifica en términos meritocráticos. Es difícil oponerse a la meritocracia, siempre y cuando ésta sea verdadera, esto es, siempre y cuando todos comencemos la carrera del mérito desde el mismo lugar. Esto es tan viejo como el capitalismo. El punto es que cuando uno ingresa a la carrera, algunos corredores están muy adelantados y una gran mayoría se encuentran enormemente rezagados. Eso significa que no todos corren en pie de igualdad y es allí donde los Estados de Bienestar intervienen de modo tal que los competidores se emparejen un poco al menos.

Frente a esto, los que corren con ventaja han pretendido instalar en los rezagados que el lugar que ocupan es el lugar que les corresponde en base a su mérito y que ni las políticas públicas, ni el capitalismo ni la explotación de los empleadores son culpables de este escenario. Si hace dos años estaban bien, los rezagados te decían que era porque se rompían el culo trabajando. Hoy se siguen rompiendo el culo trabajando y sin embargo están peor pero lo explican autoculpándose por haber participado de una presunta fiesta del despilfarro, una fiesta de consumo a la que no se podía ingresar. Esa culpa que recae sobre el sí mismo cierra el círculo perfecto de la ideología emprendedorista y es una de las razones por la que quienes están viviendo peor que antes, todavía apoyan al actual gobierno.