lunes, 16 de octubre de 2023

El inestable emocional siempre es el otro (editorial de No estoy solo publicado en www.canalextra.com.ar)

 

La cuenta regresiva de cara a las elecciones generales llega de la peor manera: escuchas, cámaras ocultas, operaciones que se hacen a partir de hechos reales, operaciones de las otras, servicios de inteligencia, escándalos, denuncias, acusaciones cruzadas.

Mientras tanto, una nueva corrida cambiaria lleva el precio del dólar a un número completamente irracional, una suerte de “precio pánico” como tantas otras veces sucedió en la Argentina. El punto es que en este caso ha superado la barrera psicológica de los 1000 pesos haciendo que el billete de máxima denominación equivalga a menos de 2 dólares.

El gobierno le echa la culpa a Milei por sus declaraciones acerca de qué hacer con los pesos y Alberto Fernández, aparentemente de manera unilateral, denuncia a Milei y a Marra, sirviéndole en bandeja a LLA el rol de víctima. Así, en tiempos donde el eje está puesto en la libertad, desde el gobierno avanzan con proyectos y denuncias que intentan acallar al espacio de derecha representado por Milei. Podríamos teorizar las diferencias entre un caso y el otro pero tanto con el proyecto que busca penalizar el negacionismo como con este tipo de denuncias, el gobierno avanza por un sendero peligroso, como si no alcanzara con toda la masa crítica que durante 40 años supimos construir como democracia para dejar en claro que más allá del número de desaparecidos (esto es, los algo más de 8000 de la CONADEP, los 22000 que habrían sido registrados por la dictadura hasta el 78, o el simbólico 30000), aquí hubo un genocidio y terrorismo de Estado. Esta era una discusión que creíamos saldada pero que evidentemente no lo está, de lo cual se sigue que habrá que seguir dándola. De aquí que cancelarla por ley me parezca un error. Argumentemos más y prohibamos menos.  

Volviendo a la denuncia del presidente por intimidación pública contra, entre otros, Javier Milei, es llamativo que se realice ahora porque es lo que viene diciendo hace años. Sin embargo, claro está, una cosa es decirlo desde un estudio de TV cuando se cumple el rol del economista liberal y gritón que ameniza una cena mientras se lo consume irónicamente, y otra cosa es hacerlo cuando todas las encuestas lo dan como favorito a entrar primero en el balotaje.

Pero vamos a decirlo claro: ¿Milei se favorecería con que todo estalle? Por supuesto: ya sabemos que las recetas más radicales solo son digeridas en situaciones de shock. ¿Sus declaraciones son, como mínimo, irresponsables en este contexto y desde el rol que ahora cumple? Claro que sí.

Sin embargo, la sobreactuación de Alberto Fernández, además de victimizar a Milei, abre una ventana a la judicialización de prácticamente todas las intervenciones que hagan los candidatos. Un delirio, verdaderamente. Pero además, aun con la responsabilidad que recién admitíamos, es falso que Milei haya provocado esto. ¿O acaso ustedes se creen que la gente es pelotuda y no renovó los plazos fijos en pesos porque lo escuchó a Milei? La gente no renueva porque todos sabemos que lo que viene es una devaluación feroz y la única duda que tenemos es cuándo se va a dar: puede ser el 23 de octubre, el 20 de noviembre después de un eventual balotaje, o el 11 de diciembre, gobierne quien gobierne. Esto no significa que dé lo mismo quién se siente en el sillón de Rivadavia pero, en todo caso, lo que está en juego es si la devaluación la hace el mercado de manera descontrolada y en modo pánico, o si la devaluación es administrada mínimamente por el gobierno con las pocas herramientas (dólares) que tiene. Ajuste y shock. Es una mierda pero es lo que viene y lo va a tener que hacer también Massa si le toca gobernar. Por cierto, ¿en serio nos van a plantear que quedarse con un plazo fijo en pesos es un acto patriótico? ¿Alguien puede creer que un argentino es incapaz de darse cuenta que si un Plazo Fijo te da 209% de Tasa efectiva anual es porque en cualquier momento el país vuela por el aire?

Por otra parte, ya todos sabemos el condicionamiento que legó Macri y las enormes vicisitudes que atravesó la administración entre pandemias, guerras y sequías. Pero lo cierto es que al asumir el gobierno en 2019, el dólar estaba 60 pesos y hoy está a 1000, lo cual nos hace presuponer que para fin del mandato se habrá multiplicado por 20. ¿En serio la culpa es de Milei?

Respecto al FMI: ¿hace falta que repasemos el desastre originado por sus políticas? Entiendo que no. Pero ahora se dice que el gobierno (del presidente Martín Guzmán) firmó un “acuerdo inflacionario”. Es curioso porque siempre se ha dicho que las recetas del FMI suponen ajuste y recesión, más allá de que muchas veces, efectivamente, el ajuste se puede hacer vía inflación. Pero aun cuando aquí estamos lejos de defender este tipo de políticas, lo cierto es que hay puntos del acuerdo y exigencias que parecen razonables. Dicho en otras palabras, lo que es (potencialmente) inflacionario es que haya variables centrales de la economía que están artificialmente retrasadas y en algún momento algún gobierno deberá pagar el costo de ello, especialmente, el tipo de cambio oficial (a 365) y los subsidios al transporte y a la energía. Sumemos a esto la bomba de las Leliq cuyo horizonte es verdaderamente terrorífico y lo que veremos es que el desajuste de esas variables augura una espiral inflacionaria en una economía que en 4 años duplicó una inflación que a su vez había sido duplicada también por el gobierno anterior. En todo caso, que el FMI busque que el costo de ese ajuste y ese shock lo paguen los mismos de siempre, no hay dudas, pero es la economía argentina la que está mal y la que, por supuesto, también está condicionada por tener que pagar intereses de una deuda que ha sido fugada por el anterior gobierno.

Frente a esto, Massa, que en el debate volvió a demostrar que es quien más conoce el Estado y quien tiene una mejor preparación, sale con una insólita propuesta de exigir un examen psicofísico de los candidatos, tomando en cuenta que “una vez el alcoholismo de un general nos llevó a una guerra”. El examen detectaría adicciones y la estabilidad mental de los candidatos. Para decirlo sin eufemismos, Massa está dando a entender que Bullrich no pasaría ese examen por su presunta adicción al alcohol y que Milei no lo pasaría porque es un desequilibrado que necesita un tratamiento psiquiátrico. Desconozco los psicodiagnósticos de los candidatos, pero plantear esto es peligrosísimo. ¿Se imaginan a un grupo de expertos haciendo un psicodiagnóstico de CFK después de que, durante años, periodistas con Hubris y buena parte de la dirigencia política la trataron de desequilibrada por el simple hecho de que llevaba adelante políticas que no les gustaban? ¿Se imaginan qué pasaría si ese grupo de “expertos” determinara que ella o el candidato más popular no está en condiciones de gobernar? “El inestable emocional (y el borracho) siempre es el otro”, podría llamarse la segunda temporada de la saga y abriría una puerta hacia la idea de que quien no piensa como yo lo hace por adicto o por enfermo psiquiátrico.

Más preocupante sería todavía si, siguiendo esa misma lógica, llegamos a la conclusión de que el gobierno no puede ganarle a la supuesta alcohólica que en un debate tiene dificultades para hablar en castellano y tuvo que servirse de textos repletos de slogans escritos por sus asesores; ni tampoco puede con un presunto desequilibrado cuya suerte de supremacismo de mercado de biblioteca lo lleva a defender torpemente posiciones indefendibles sobre mercado de órganos, vouchers, privatización de las calles, etc. Y peor aún sería que el gobierno crea que puede perder esta elección porque el electorado es manipulado, lo cual no es otra cosa que suponer que el electorado es idiota salvo que, claro está, vote al gobierno.

Como les indicaba anteriormente, de los tres candidatos, Massa es ampliamente quien está mejor preparado y quien tiene un mayor sentido de la responsabilidad y de los desafíos futuros. Bullrich brilla por sus limitaciones y Milei se ofrece como un joker incendiario para quien un triunfo sería un verdadero problema porque bastaría poco tiempo para darse cuenta que buena parte de sus “soluciones” chocarían con la constitución, el poder político formal, el poder real y, lo más importante, contra el bienestar de las mayorías. Asimismo, como se indicó hasta el hartazgo, es este escenario el único capaz de hacer que Massa sea competitivo después de una gestión cuyos parches ya no alcanzan.

Para finalizar, digamos que lo más doloroso es que aun cuando sea clave para el futuro del país quién será el próximo presidente, (porque no todos los candidatos son lo mismo), se sabe que esta crisis insoportable es solo el largo preludio de una crisis peor e ineludible que deberá atravesar el pueblo argentino y quien pretenda gobernar el país por los próximos 4 años.     

   

 

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