Si en condiciones normales el
gobierno del FdT se ha caracterizado por la parálisis en la gestión, el ingreso
de lleno en la agenda electoral en un clima de total incertidumbre no hace más
que augurar momentos difíciles.
Algo parecía haber cambiado con
la llegada de Massa al superministerio, al menos en lo que a cierta dinamización
de la gestión respecta. Se hizo a pesar de Alberto pero se acordó ante un
abismo que era inminente y que amenazaba la continuidad institucional. Nadie
más que las tres patas del Frente saben qué se resolvió en esos días pero
parece evidente que Massa desplazó a un Alberto Fernández cuyo poder quedó
reducido a una lapicera cada vez más formal y con menos tinta. Ese
desplazamiento se realizó con el apoyo del kirchnerismo, presumimos que
explícito en privado y tácito en público.
Ahora bien, si ese acuerdo tenía
un tiempo de vigencia no lo sabemos, pero el tweet de Cristina criticando, con
razón, un abusivo aumento en las prepagas otorgado por el gobierno abre un
interrogante: ¿crítica aislada o comienzo de un proceso de horadación de Massa?
Que CFK, como viene haciendo en el último tiempo, hable en tercera persona del
gobierno en el que se desempeña como vicepresidente detrás de la persona que
puso a dedo, sería material para un editorial en sí mismo pero merece ser
resaltado una vez más. Con CFK como vice pasamos “de la patria es el otro” a
“la lapicera es el otro”; de una práctica política del desensimismamiento a una
moral de la irresponsabilidad. El kirchnerismo ocupó una buena cantidad de
cargos. Pero, de repente, como no maneja la última lapicera la culpa la tiene
el presidente. Como supe decir en este mismo espacio, ese escenario deja al
kirchnerismo en un verdadero dilema: o es cómplice y juega al policía bueno y
policía malo sin renunciar a los cargos y a la caja; o ha sido un pésimo
negociador puertas adentro y a pesar de ser el que aportó el 80% de los votos
se quedó afuera de todas las grandes decisiones. En cualquier caso es
preocupante.
La situación de Alberto, por su
parte, es desconcertante, al menos para quien escribe estas líneas. Cada vez
más en solitario, rodeado del círculo íntimo, haciendo su parte pimpilinesca
con CFK y en una relación tirante de amor/odio con Massa porque lo necesita
para que no naufrague su gobierno pero ese éxito sería su final porque catapultaría al líder del Frente Renovador como
próximo candidato. Alberto nunca fue un candidato de consenso. En todo caso fue
un candidato del consenso de CFK consigo misma pero después de esa decisión las
distintas partes entendieron que la decisión era buena. Una suerte de consenso “epifánico”
y tardío. Hoy la posibilidad de sostener el poco poder que le queda hasta 2023
y ser el candidato a la reelección, algo que en condiciones normales hubiera
sido natural, depende de que el Frente no pueda resolver sus internas. En este
sentido, Alberto 2023 sería el candidato del desacuerdo; el candidato que
emergería por decantación de la disputa entre un kirchnerismo que solo cada vez
puede menos y un Massa que pediría más de lo que se merece. Si esta hipótesis
es correcta, habría buenos incentivos para que Alberto se transforme en una
máquina de impedir porque solo en ese escenario el espacio puede volver a
posicionarlo a él como salida por arriba del laberinto.
En este contexto aparece la
discusión acerca de las PASO. Con toda la honestidad del mundo, una vez más,
confieso mi desconcierto respecto a la estrategia de Alberto. Como ustedes
saben, Massa querría suspender las PASO y buena parte del kirchnerismo también.
Tienen todo tipo de razones, la mayoría de peso, para sostener su posición
pero, en última instancia, claro, se trata de una conveniencia electoral. Pero
el presidente se opone. ¿Por qué lo hace? Si no es una suerte de legalismo
zonzo no parece clara la estrategia. ¿Cree que en una interna le va a ganar a
CFK? ¿Lo cree de verdad? ¿Entonces? ¿Ir a una interna para perderla y
automáticamente generar un vacío institucional que hasta podría precipitar su
gobierno varios meses antes del fin de su mandato? ¿Acaso se sabe derrotado
pero entiende que en las PASO puede ubicar “su gente” para construir
tardíamente un albertismo que no supo construir hasta aquí? Si el llamado a participar de una gran interna
es ya una demostración de debilidad (porque va de suyo que todo presidente con
posibilidad de ser reelegido es “el” candidato), sostener, contra gobernadores,
intendentes y socios mayoritarios del espacio a las PASO que lo condenarían es,
desde esta humilde tribuna, inentendible. Sin dudas debe haber allí alguna
carta que desde aquí no podemos ver pero la sensación es que la única
posibilidad de sobrevida política de Alberto es gracias a otro dedazo, en este
caso, producto de, como decíamos, una negociación trabada al momento de elegir sucesor.
Por último, como también ya lo
hemos dicho aquí, Massa tiene las de ganar si logra mínimamente encauzar la
economía y en tanto es el único que puede ofrecerle algún voto no K al
kirchnerismo en una ecuación que 4 años después sigue arrojando “Con CFK no
alcanza. Sin CFK no se puede”. Si lograra enderezar la economía mínimamente
tendrá más poder al momento de sentarse a negociar con el kirchnerismo y
también tendrá a su favor el eventual aprendizaje de la lección de los errores
de Alberto en la relación con el kirchnerismo. El punto es si lo van a dejar
los de adentro. Es que, como indicamos, un buen desempeño de Massa acabaría con
las esperanzas de Alberto y un Massa presidente con poder y una CFK “retirada”
es un escenario en el que el tigrense es capaz de deglutir lo que quede de un
kirchnerismo que tendrá su eje de gravitación en el conurbano y, eventualmente,
en un posible segundo mandato de Kicillof.
Con una sociedad en la que el
discurso anticasta ha calado profundo, el espacio que defiende a la política no
ha podido resolver con política los problemas de las mayorías. Si a esto le
sumamos el año electoral en el que “la política” se reduce a candidaturas,
campañas, internitas y demagogias varias, está todo planteado para unos
comicios en los que la gente vote enojada. Si es grave que haya desconexión
entre los que están dentro del palacio, imaginen cuán grave puede ser cuando
esa desconexión se da además entre los que están dentro del palacio y los que lo
miran todo desde afuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario