En virtud de la publicidad que en las últimas semanas tuvo el caso de la supuesta apropiación de menores por parte de Ernestina Herrera de Noble y en el marco de una multitudinaria convocatoria en torno al recordatorio del golpe del 24 de marzo, asistimos a un momento en que parecen estar revisitándose algunos debates, en su mayoría, saldados. La justicia ya se expidió en contra de la teoría de los dos demonios; la mayor parte de la ciudadanía no avala que bajo el eufemismo de la reconciliación se esconda la impunidad; y las claques procesistas que se regocijan con las columnas dominicales de La Nación no son más que una minoría que se ahoga en la misma rabia que esputa en Foros y Portales.
Pero hay un debate más novedoso en función de un argumento que paradójicamente es sostenido por representantes tanto de izquierda como de derecha. Me refiero a la idea de que el Gobierno se ha “apropiado de los Derechos humanos”. Detrás de esta afirmación se dice que los Kirchner nunca alzaron esa bandera y que si lo hicieron desde el 2003 hasta la fecha fue sólo por tener un sentido de la oportunidad. Nunca por convicción. Esta acusación se apoya en datos que mostrarían que en el fondo ellos no sólo no fueron luchadores de la “juventud maravillosa” sino que lucraron y sacaron provecho de las condiciones económicas de la dictadura para amasar una fortuna a fuerza de usura.
No me interesa aquí saber cuánto de cierto hay en estas acusaciones. De hecho me propongo recrear un experimento mental por el cual debemos suponer que estas críticas son ciertas. De esta manera, la pregunta que podríamos hacernos es ¿cuál sería el problema si se demostrara que los Kirchner adoptaron una ferviente pasión por los DDHH sólo una vez llegados al Gobierno Nacional? ¿Acaso desmerecería su accionar?
Haciendo una analogía y siguiendo con los experimentos mentales, podría interrogar a los progresistas con el siguiente escenario: Mauricio Macri, en una de sus vacaciones cae de un caballo y el golpe en la cabeza lo hace virar su política hacia la izquierda. Al llegar a la Ciudad decreta que no hay que criminalizar la pobreza; que las Taser deben ser inutilizadas; que Alejandro Rozitchner será reemplazado por su padre León y que cansado de la gerenciación de la política ha decidido ideologizarse y llevar adelante un proyecto nacional y popular. Supongamos que todo esto es verdad y que el golpe en la cabeza es irreversible. ¿Debemos oponernos porque nos ha robado nuestras banderas? ¿Acaso debemos criticarlo porque alcanzó las convicciones después que nosotros? ¿La acusación es por haber llegado tarde?
Cuando uno formula estas preguntas nota la insensatez de los que critican “la apropiación de una política”. ¿Qué más quisiéramos los progresistas que todos los gobiernos argentinos de aquí en más nos roben nuestras convicciones y las hagan suyas? ¿O acaso Alsogaray criticó a Menem por apropiarse de sus ideas liberales? Expuesto así, el debate parece ser acerca de quién ha patentado una ideología o una bandera y quién goza de la prerrogativa de cargar orgulloso ese estandarte. No importa el contenido sino el descubrimiento.
De este modo, insólitamente, en esta lógica donde lo que importa es la autenticidad y la resistencia a los archivos, haber sido el primero en adoptar un ideal es un mérito que parece estar por encima de la virtud de tener la voluntad y la capacidad de aplicarlo.
Pero hay un debate más novedoso en función de un argumento que paradójicamente es sostenido por representantes tanto de izquierda como de derecha. Me refiero a la idea de que el Gobierno se ha “apropiado de los Derechos humanos”. Detrás de esta afirmación se dice que los Kirchner nunca alzaron esa bandera y que si lo hicieron desde el 2003 hasta la fecha fue sólo por tener un sentido de la oportunidad. Nunca por convicción. Esta acusación se apoya en datos que mostrarían que en el fondo ellos no sólo no fueron luchadores de la “juventud maravillosa” sino que lucraron y sacaron provecho de las condiciones económicas de la dictadura para amasar una fortuna a fuerza de usura.
No me interesa aquí saber cuánto de cierto hay en estas acusaciones. De hecho me propongo recrear un experimento mental por el cual debemos suponer que estas críticas son ciertas. De esta manera, la pregunta que podríamos hacernos es ¿cuál sería el problema si se demostrara que los Kirchner adoptaron una ferviente pasión por los DDHH sólo una vez llegados al Gobierno Nacional? ¿Acaso desmerecería su accionar?
Haciendo una analogía y siguiendo con los experimentos mentales, podría interrogar a los progresistas con el siguiente escenario: Mauricio Macri, en una de sus vacaciones cae de un caballo y el golpe en la cabeza lo hace virar su política hacia la izquierda. Al llegar a la Ciudad decreta que no hay que criminalizar la pobreza; que las Taser deben ser inutilizadas; que Alejandro Rozitchner será reemplazado por su padre León y que cansado de la gerenciación de la política ha decidido ideologizarse y llevar adelante un proyecto nacional y popular. Supongamos que todo esto es verdad y que el golpe en la cabeza es irreversible. ¿Debemos oponernos porque nos ha robado nuestras banderas? ¿Acaso debemos criticarlo porque alcanzó las convicciones después que nosotros? ¿La acusación es por haber llegado tarde?
Cuando uno formula estas preguntas nota la insensatez de los que critican “la apropiación de una política”. ¿Qué más quisiéramos los progresistas que todos los gobiernos argentinos de aquí en más nos roben nuestras convicciones y las hagan suyas? ¿O acaso Alsogaray criticó a Menem por apropiarse de sus ideas liberales? Expuesto así, el debate parece ser acerca de quién ha patentado una ideología o una bandera y quién goza de la prerrogativa de cargar orgulloso ese estandarte. No importa el contenido sino el descubrimiento.
De este modo, insólitamente, en esta lógica donde lo que importa es la autenticidad y la resistencia a los archivos, haber sido el primero en adoptar un ideal es un mérito que parece estar por encima de la virtud de tener la voluntad y la capacidad de aplicarlo.
No concozco sobre la política de los derechos humanos en tu país, pero estoy de acuerdo contigo sobre quién tiene la patente de la ideología. En el sentido de que cada quien la practica a su manera, mientras sea una verdadera defensa de los derechos humanos. Pienso que nadie le roba nada a nadie, muchos menos la manera pensar y de actuar. Si quien tiene el deber de hacerlo no lo lleva a cabo, entonces es tiempo de actuar no importa quien lo decida ni en qué tiempo lo haga, el hecho que se alcance la verdadera madurez para hacerlo. En mi país tuvimos que esperar mucho tiempo para ver que alguien tomara la decisión de defender los derechos humanos, y a que precio, pues se debió derramar muchas sangre para lograrlo. Yo, al menos, me siendo con el derecho de patentar mi propia forma de practicar ese derecho aun cuando sea criticada y señalada, por uno pocos que no se atreven a hacer nada para ello.
ResponderEliminarTe felicito por tu pluma.
Es una vieja pelea entre un Socialismo -que se entendió- despojado y un Peronismo apropiador, que aún la historia guarda en sus capítulos como todos los logros del Peronismo y algún paréntesis manifestando las protestas socialistas: Las feministas contra el sufragio femenino, me parece, son el caso emblemático de ese comportamiento.
ResponderEliminarHay que decir también que poder real, en toda su forma y ampliamente, Kirchner y Fernández consiguieron partiendo del 2002, 2003. Se puede decir que nunca fueron militantes, pero no los gendarmes de la impunidad tampoco.
Es verdad, se termina creyendo que lo único que les preocupa es el Copyright.
Dante
ResponderEliminarYo, que te duplico en años, voté al Dr Menem en 1989.
El discurso populista, el peso del sello del pejota sobre mi historia y forma de pensar, la centralidad del discurso pro justicia social me hicieron no dudar.
Llegado al poder, el negrito patilludo se convirtió en el Tio Rico patilludo, de pronto trocó en rubio anglo sajón.
Ahí si, el sentido común hegemónico dijo: Menem se legitimó.
Llegado al poder adoptó algo que no estaba en la proyecciones de nadie. Pero nadie desde los poderes fácticos y desde la mass media levantó la voz para comparar y cuestionar el antes y el después.
Respecto a la progresía local, te cuento que mi impresión es que es la feria de vanidades con gran vocación por ser cabeza de ratón y jefes indiscutibles de kiosquitos legislativos.
ResponderEliminarNo entiendo, si es tan gananciosa la política de derechos humanos, ¿por qué a Menem no le interesó apropiársela? ¿Por qué no le interesó a Duhalde? ¿Por qué no le interesa disputarla Macri en la Ciudad? ¿Por qué no llama a Hebe de Bonafini y le ofrece más que Cristina, así la arrebata de las manos la apropiación o el monopolio? ¡Qué infames hay ser para hacer semejante acusación! No tiene nada de ganancioso electoralmente. El público clama por más Seguridad y menos derechos humanos. Escuchen a los ídolos populares de la televisión.
ResponderEliminarIlvis, Emi, Omix y Eva: es un placer leer sus comentarios. Francamente, sus aportes levantan el nivel del blog y hacen que las discusiones estén muy por encima de la media de los medios digitales donde lo que hay es, generalmente, mucho odio e impunidad del anonimato. Mil gracias. Besos y abrazos
ResponderEliminarDante creo que no estás entendiendo qué es exactamente lo criticable de la apropiación de los derechos humanos por parte de los Kirchner. Lo que es criticable es el hecho de que esta reivindicación sea utilizada por ellos para crear una falsa dicotomía según la cual a quien se opone a los kirchner (sea por el tren bala, sea por la ley de medios, sea por el fútbol para todos) le cuelgan inmediatamente el estigma de procesista, golpista, "dinosaurio de la derecha" y nazi. En otras palabras, lo criticable no es el hecho de que reivindiquen los derechos humanos, sino que en esa reivindicación estos sean utilizados como arma arrojadiza contra quienes les hacen el más mínimo cuestionamiento en cualquier campo de sus políticas públicas. Nunca ví a Alfonsín (que sí tuvo los cojones de plantarles cara a los militares procesistas cuando todavía las papas quemaban, no como los Kirchner, que lo hacen ahora que son abuelitos que usan pañales mientras que en el pasado pescaban a río revuelto) llamar procesistas o golpistas a los gordos de la CGT que le hicieron la cama para que se vaya antes. Pero bueno, estamos hablando de dos niveles distintos.
ResponderEliminarMi acusación sería la de demagogia (Con lo que cambiando la acusación, sospecho que debiera cambiar el argumento de la defensa y tratándose de un autor eximio, sospecho no encontraría inconvenientes, si fuera su voluntad. A este lector le agradaría que él lo intentara.) entendiéndose por demagogia a la segunda acepción adjunta de este vocablo, pero en el sentido de intencionalidad de perpetuación y usufructo del poder, en la segunda acepción del vocablo usufructo.
ResponderEliminarPor lo demás a mi me gusta mucho el artículo, sobre todo porque Palma siempre trata de entrenar el ejercicio del pensamiento.
Fuente: www.rae.es
demagogia.
(Del gr. δημαγωγία).
1. f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.
2. f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.
usufructo.
(Del lat. usufructus).
1. m. Derecho a disfrutar bienes ajenos con la obligación de conservarlos, salvo que la ley autorice otra cosa.
2. m. Utilidades, frutos o provechos que se sacan de cualquier cosa.
No me interesa aquí saber cuánto de cierto hay en estas acusaciones.
ResponderEliminarEstá claro que lo que no querés saber es la verdad. Y de ahí que tu argumento sea puramente subjetivo, y ni te preguntes por las falencias y dificultades de la política de DD.HH. hoy. Lo que buscás es justificar.
No tengo nada contra eso. En fin, cada quién es cada cuál.
Pero lo tuyo es engañoso, la mera opinión subjetiva de un kirchnerista. Sofística, que le dicen.
Slds.
Te leo de vez en cuando, y recuerdo coincidencias y de las otras, ésta vez lo apunto a las primeras... sin dudas el valor de poseer una verdadera virtud está muy por encima de la velocidad con que se alcanza. En cuestiones de falsas autenticidades el tema me recuerda a melomanos pseudoselectos que se jactan de escuchar primero a aquellos artistas que en su momento eran desconocidos, y luego al ser populares dejan de escucharlos "porque ya lo escuchan todos". Como si compartir el arte degradaría la calidad de la obra. En fin, seguiré leyendote de vez en cuando, y coincidiendo o no, de vez en cuando.
ResponderEliminarGracias por compartir tus ideas.
Saludos!
Creo que el término "apropiación", en términos acusativos, muestra en realidad otra cosa: Que los "despojados" por esta "apropiación" creían ser los dueños de los DD.HH.
ResponderEliminar¿De qué otro modo podría entenderse sino como el haber sido despojados de algo que (creían les) pertenecía?
Ésto sin contar con la carga peyorativa que conlleva para Madres y Abuelas, que parecen ser, según éstos, estúpidas que se dejan manipular.
Yo creo que la cosa va quedando cada vez más clara: La izquierda plañidera se ha quedado sin discurso, lo que puede comprobarse al reducir su agenda a la de un partido ecológico.
Necesitan como el aire que gane la derecha, de ahí su funcionalidad a la misma, para poder otra vez revalidar sus títulos históricos de perros ladradores desdentados.
Gracias a todos, incluso, al valiente anónimo.
ResponderEliminarAnahí: lo de "no me importa si esto es cierto" tiene que ver con que para mi argumento resulta indiferente esa cuestión. En otro contexto, tal vez piscológico, puede ser importante saber ué piensan realmente los K pero a los fines de mi nota no interesa. Beso
GAbo: efectivamente el gobierno a veces abusa de la dicotomía que vos mencionás pero, otra vez, me parece que la nota apuntaba a otro lado. Abrazo
Dante, quiero insistir con que la bandera de los derechos humanos no le trae al gobierno ni popularidad ni votos, sino todo lo contrario. Por lo que "apropiarse" de ello no tendría sentido. Llevar la bandera de los derechos humanos trae muchos problemas a un gobierno, porque lo remite directamente al conflicto con el poder económico.
ResponderEliminarEnoja terriblemente a la derecha, despierta sospechas de la izquierda, y en el centro hay muchos que no entienden, que repiten lo que la derecha impone desde los medios, que por culpa de los derechos humanos los ladrones entran por una puerta y salen por la otra.
Yo noto en los intelectuales mucho aislamiento de los sectores populares. Por mi trabajo me toca estar en contacto con el ciudadano común, y yo no encuentro muchos adeptos al tema de los derechos humanos, sino al de la Seguridad, por donde se cuelan los ideólogos de la derecha.
Si uno mira desde este lado, se da cuenta de que "no es negocio" para un político que pretende llegar a las mayorías, enarbolar la bandera de los derechos humanos.
Retomo los argumentos de Anahí y Gabo.
ResponderEliminarSi Macri se cae de un caballo y tiene su "camino de Damasco" esto no le exime de rendir cuentas con transparencia y honestidad de todas sus cagadas del pasado. Alguien así no debería estar en el poder en primer lugar. Por esto creo que el razonamiento no es válido; la acusación de apropiación que aquí se discute _no cobra el mismo valor_ si estamos hablando de historias políticas transparentes, turbias, o criminales. No da todo lo mismo. Sobre todo teniendo en cuenta que acá no hubo, que yo sepa, ningún accidente ecuestre, con lo cual si las sospechas de manejos ilegítimos se develaran verdaderas, estaríamos hablando más bien de una vasta y oportuna hipocresía.
Por otro lado si, como vos decís, existe una dicotomización (eventual o periódica) en el discurso del gobierno, tampoco creo que no tenga que ver con el post pues, si organizaciones que históricamente reivindicaron los DDHH eligen no alinearse con este gobierno manteniendo una actitud crítica, y reciben por ello, injustamente, los estigmas que Gabo menciona, ¿qué actitud más natural que hablar de apropiación de una bandera?
El problema me parece que es discutir el tema tan en general, sin referencias a discursos, organizaciones e historias concretas.
¡saludos!
Ah Dante! Me olvidaba. Los que nunca pudieron llegar al Gobierno para lograr lo mismo que Kirchner, anular las leyes OD y PF, sacar la foto de Videla, apoyar a las Madres, instar a los jueces a apurar las causas, poner en la Corte Suprema elementos de calidad en el tema, etc., esos se llaman frustrados. Y la mejor metáfora de la frustración en el talento de lograr, de llegar, la constituye la imagen de Salieri. Salieri, el que se retorcía de envidia por Mozart.
ResponderEliminarSon los Salieri de los Derechos Humanos.
"El Gobierno se ha “apropiado de los Derechos humanos”
ResponderEliminarLos medios y sus maneras de comunicar. Nefasto este discurso que siento que se propagara y sera el alza de la oposición para las próximas ejecutivas, espero que no pase y que jamas se siga hablando de oposición por que estos, los opositores, son los que reverberan bajo el discurso proselitista de "Necesitamos una política de derechos humanos" Esta política, actualmente esta en practica y no sera fácil verla. El Gobierno actual ve de manera permanente este gran conflicto histórico en nuestro país para poder dirimirlo.
En fin el que no quiere ver , es siempre, el mas parlante proselitista, aun, con un café mirando o contemplando el barrio.
¡Don Palma! Siga así de macanudo
Un abrazo
Me parece que la indignación que provoca la existencia de CK y de su marido en la cultura fascista de la mayoría de los argentinos, hace que los que se contraponen a éstos parezcan contra-fanáticos, y sin embargo no pueden evitar serlo. Lo que lograron los K es polarizar a la opinión pública y ésto desnudó la intolerancia de los justos y de los pecadores. El tema de DDHH no pega en nuestra sociedad garca, pero si confundió a los progresistas y de izquierda que mantienen esa reivindicación desde siempre y se sienten invadidos e involucrados por las contradicciones ideológicas de los K. Pienso que es la única medida que los K tomaron de la izquierda, y si es de su autoría o del oportunismo, lo evidente es que la tomaron, y tal vez sea el mayor elemento de irritación del clero y la nefasta derecha. Lo que lamento es que todas las discusiones se den exclusivamente en los medios, y no se den en los espacios políticos tradicionales (unidades básicas, comités, agrupaciones, etc) la bastardización de la política hace que la participación sea multimediática casi exclusivamente (blog incluídos). Si nos gusta criticar, defender y polemizar, deberíamos involucrarnos y comprometernos con la agrupación de coincidencia, y por tomar el nivel de poder que nos permita difundir nuestras ideas. por suerte en este blog hay menos intolerancia.
ResponderEliminarCoincido con Eva. La politica de DDHH aplicada por los Kirchner no son para sumar votos. La izquierda nunca votaria por el peronismo, ni siquiera si metieran presos en carcel comun a todos y cada uno de los genocidas y sus complices y no se pagara la deuda externa. De igual modo, no lo haria la derecha por motivos diferentes, pero que, al fin y al cabo, se simplifican en una misma definicion: odio al peronismo.
ResponderEliminarNo importa que es lo que lo motiva, si su tendencia a la derecha o la izquierda, el odio al peronismo los une y en eso tiran para el mismo lado.
La derecha, ademas, quisiera que toda esta "cosa de los derechos humanos y esas estupideces" se termine de una buena vez. Borron y cuenta nueva, y volvamos a lo importante que es como evitar que le roben a modelos lindas en zonas hostiles del conurbano.
Para la izquierda, por su parte, todo es poco, nada conforma. Si se anulan los decretos de OD y PF, se abstienen de votar "porque seguro que no los van juzgar a todos".
De todos modos, no deja de sorprenderme los discursos de gente como Parrilli o Zamora al respecto. Todos sabemos que ellos han hecho muchisimo por los derechos humanos desde hace mucho tiempo, pero esa envidia no sana de que otro se lleve los laureles es infantil y peligrosa.
Un abrazo.
A Eva Row: me parece que los Kirchner tomaron parte de la agenda de los DDHH como parte de la campaña y acción de gobierno en 2002/03 porque era bastante popular y adecuada a su representación o imagen política. Si fueron oportunistas, no cambia las cosas, es como decir que Perón fue oportunista en 1943/45: lo hubieran hecho los que estaban antes; pudo haberlo hecho el gobierno anterior, con Chacho Álvarez y GF Meijide en él. Los tiempos además ayudaban a K; ya no había carapintadas tan activos. El sentido de la oportunidad no ofende; es parte de la acción política.
ResponderEliminarLo que ahora sucede es que los propios DDHH han sufrido un desgaste, junto con la popularidad del gobierno. Estoy escuchando a muchas personas que en su afán por destrozarlo, rechazan también los juicios a represores: ("¿porqué no se ocupan de la seguridad, en lugar de encarcelar a esos viejitos?". Entre ellos, estaba la propia jueza Sarmiento. Pero en general es gente común, "la que no se mete en política", y sólo pretende que "a los delincuentes hay que matarlos a todos".
Entiendo que estás describiendo más esta época, circa 2008/2010.
Además, claro, de las deslegitimaciones propias: Hebe de Bonafini no contribuye a cambiar esta tendencia.
Saludos,
Creo que es más un problema de la izquierda que de la derecha. La derecha lo usa para criticar, como lo hizo siempre, a cualquier gobierno que no levanta sus propias banderas. La izquierda lo usa para criticar, también, pero porque no llegó a ser gobierno nunca. Si las banderas que suele levantar la izquierda son "apropiadas" por un gobierno de otro tinte político, ¿en qué discurso se apoya para que alguien los vote? Se quedan sin discurso, se quedan casi sin nada, y en la eterna división que no los deja superar los (desgraciadamente) pocos votos que obtiene en cada elección. Es una desgracia, pero la derecha se une (aunque se maten a patadas después), se une, digo, para conseguir gobernar, rosquean, se matan pero sonríen para la foto que sale en todos los diarios. Y así consiguen bancas y bancos (donde apoyarse) ¿La izquierda? Bien, gracias, dividida en mil pedacitos que nunca logran conformar una propuesta más o menos válida, más o menos sostenida, más o menos posible...
ResponderEliminarNo soy analista política, y se nota, supongo, pero es lo que se ve de afuera, al menos...
Como dijo un amigo, medio en broma, medio en serio: "si la izquierda no pudo ser gobierno en 2001, cuando hubo presidentes para tirar para arriba, de todos los colores, y con el quilombo que había y el 'que se vayan todos', si no pudieron en ese momento, que se olviden".
Me gustaría, por otra parte, coincidir con vos en que la claque procesista es una minoría y nada más. Si lo es, se la escucha demasiado, y duelen los oídos. Los pedidos de pena de muerte, la xenofobia, el gobierno de Macri, el deseo de "pacificación" a costa del olvido son muestras de fascismo, y opiniones a favor de estas calamidades se escuchan a diario.
Un saludo, excelentes tus columnas.
Apropiacion es una palabra muy fuerte, y creo esta fuera de contexto en su aplicación. Es evidente que Luis Zamora no midió el alcance de la misma. De igual forma, es mi opinión, determinar que uso se le dió a esa supuesta apropiación, porque en el gobierno de Menem, también hubo apropiación de los DDHH, pero, ¿conque objetivo ? Podemos deducir que fueron totalmente opuestos al de este gobierno.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDante: acabo de releer tu entrada y sigo sosteniendo que considero que lo condenable de los Kirchner no es que se hayan dado cuenta tardíamente de la existencia de los derechos humanos (cuando todos sabemos a qué se dedicaban en los años de plomo), ni mucho menos que levanten esa bandera y encierren a los militares. Lo condenable es que lo hagan para construir un discurso de sí mismos según el cual ellos representarían a los perseguidos/exiliados/desaparecidos por la dictadura militar, mientras que sus críticos (críticos de cualquiera de sus políticas, sea económica, monetaria o educativa) serían nostálgicos del proceso militar. Siento que con lo que expresás en tu entrada estás adscribiendo al nuevo "roban, pero hacen" que les escucho a muchos kirchneristas, que se traduce en un "cuadruplicaron su patrimonio, pero defienden los DDHH", "vamos camino a otra hiperinflación, pero defienden los DDHH",... Creo que, de ser así, estás vendiendo muy barato tu apoyo a un gobierno que está haciendo las cosas francamente mal y creando un clima muy denso pero al que apoyás por el hecho de que reivindica los derechos humanos (lo único que, desde mi punto de vista, el país se puede anotar como un triunfo).
ResponderEliminarGabo: Que hicieron los Kirchner en la epoca de los militares?
ResponderEliminarLo unico probado es que compraron inmuebles porque se dedicaban al negocio cuando Nestor tenia unos 22 o 23 anios.
Pero esas casas eran de desaparecidos? Hizo negocios con los militares? Fue a reuniones secretas? Hizo pactos para entregar a sus companeros?
Ilustrame, por favor porque honestamente no lo se.
Hola
ResponderEliminarYo no tengo dudas en las afirmaciones sobre el pasado de los K.
Mas todavia, Nestor asumio con 6 millones declarado y ahora van por los 56 millones, como matrimonio presidencial han hecho excelentes negocios.
Sobre tu pregunta, pongamos que si, esta demostrado que en vez de militar o lo que sea(hablando como accion social) solo se dedicaron a hacer guita en terminos usureros, es válido que hablen de "fondos buitres" cuando estos fondos compran bonos a dos mangos y despues los negocian al triple?
Que hicieron los K? compraron terrenos fiscales a dos mangos y ahora tienen fortunas en tierras.
Cual seria la diferencia?
Entonces, la apropiación de ideales, ideologias o demandas(como vos la quieras definir) no sigue siendo mas que un robo, ilegitimo, inmoral que solamente trae como resultados exitos personales, intereses.Por eso cuando leo la palabra "progresista"(y vos la usaste en tu post) , siendo la necesidad de replantearme y preguntar a todos los compañeros:es esto progresismo?
Tal cual, hacer un acto el 24/3 en el que se le prohibe el acceso a las ONGs no kirchneristas y a las agrupaciones de izquierda no significa que ellos se hayan apropiado de la causa. Y que desde que se pelearon con Clarín se hayan acordado del monopolio de Papel Prensa no es oportunismo, nada que ver. Y que la presidenta nunca se acuerde de Julio Lopez en los discursos y no haga lo más mínimo por buscarlo no quiere decir que lo esté encubriendo, para nada. Quizás ni haya que buscarlo a Julio, tan solo se fue de viaje al exterior. Quién sabe, yo en esas cosas raras no me meto...
ResponderEliminarPero lo que jamás haremos gente como yo, como Sandra, como Carlita y Cabito, es ser funcionales a la derecha, como sí lo son esas agrupaciones de izquierda que no defienden el modelo nacional y popular de pago de la deuda y venta de tierras a petroleras extranjeras.
Saludos Dante, muy bueno el móvil de la otra vez y felicitaciones por tus plumas (es decir, que escribís mucho, por supuesto).
La imputación de "apropiación" desde una perspectiva de competencia ideológica o de inmovilidad obligada por los antecedentes es sectaria y mezquina. Desde tal enfoque, coincido con tu postulado.
ResponderEliminarExiste, sin embargo, otra imputación posible, que podríamos llamar "apropiación indebida", una que no se sostiene en políticas activas y que, además, pretende otorgar a los apropiadores un rol fundante, original y excluyente en materia de derechos humanos.
Creo que esta imputación sí es legítima y que debería al menos someterse a debate.
Sin cuestionar, entonces, el derecho de los Kirchner de sumarse a la defensa de los DD.HH. y al impulso del juzgamiento al terrorismo de Estado - y sin importar si su conducta obedece a convicción, oportunismo o a que un ladrillo les golpeó la cabeza -, cabe poner en controversia sus políticas efectivas.
1. Cuando los múltiples de pedidos de extradición contra represores y genocidas acorralaron al gobierno y al Estado, Kirchner tomó la única decisión posible para superar una opción cerrojo, que era ceder la soberanía jurisdiccional o consagrar la impunidad. Lo hizo mediante la derogación de la ley de Obediencia Debida. Alfonsín legitimó esto sin eufemismos: La ley - dijo, más o menos - nos fue arrancada a punto de pistola por un poder militar que representaba una amenaza cierta para las instituciones.
2. Desde ese momento, se presentaron en el Congreso varios proyectos de ley para impulsar la aceleración de los procesos, la unificación de las causas - en particular para evitar la revictimización de los testigos en reiteradas presentaciones -, la protección de las pruebas, etc. Entre otros,presentaron proyectos Gil Lavedra, el juez federal Rosanscky - que condenó a Etchecolaz - y otros más.
3. Durante un período y medio de mayoría holgada en ambas Cámaras, el oficialismo cajoneó el tratamiento de estos proyectos, algunos de los cuales perdieron estado parlamentario. Entretanto, libró la batalla en las tribunas, confrontando con los tiranosaurios de la Cámara de Casación penal; pero con la legislación actual es inevitable que los procesos sean lentos y atomizados y que los plazos obliguen a las odiosas excarcelaciones.
4. Procesados y testigos clave se "suicidaron", se fugaron y hasta desaparecieron, sin políticas activas que mostraran un interés serio del Estado para ejercer la tutela.
5. Kirchner ejerció un negacionismo militante respecto de los juicios a las Juntas, la CONADEP y otros hitos sin lo cuales hoy sería imposible sentar a nadie en el banquillo, ni siquiera investigar. A regañadientes y con eufemismos tuvo que hacer un tibio reconocimiento.
En las condiciones actuales, muchos juicios podrían quedar sin sentencia, y muchos reos - bastante viejos ya - morirse en el proceso. K y el FPV no pueden echarles toda la culpa a jueces procesistas, en tanto no empleen su legitimidad política para fijar claras y útiles reglas procesales.
Respecto de tu visión expuesta en la introducción, acerca del espacio mínimo de representación que le atribuís a los partidarios de la teoría "de los dos demonios" y a los apologistas del terrorismo de estado, creo que es demasiado optimista, quizás porque solamente medías las expresiones de mayor visibilidad, las que tienen prensa. Creo que cuando Duhalde llama a militarizar la seguridad ciudadana y amnistiar a los genocidas lo que lo guía es su olfato político: Sabe que hay muchos oídos ansiosos de escuchar esa música. Quisiera equivocarme. Entretanto, pienso que la "apropiación indebida" debe discutirse, sin crispación y con total lealtad argumental.
Post scriptum:
ResponderEliminarConsidero incorrecto sostener que las políticas de DD:HH no suman apoyos.
Hay un activo militante K con fuertes vínculos - históricos o éticos - con la izquierda del peronismo, así como hay miles de NO peronistas que, desde la izquierda, apoyan en distinto grado a este gobierno EXPLICITAMENTE por su política - exitosa o fallida, eso está a discusión desde mi punto de vista - de DD.HH.
Yo mismo, severo crítico de los K y bastante harto de su furia, marcharía sin dudarlo con ellos en contra de Pando, el resto de las derechas, Menem y Duhalde si se trata de defender los juicios contra el terror. El problema no es si si esta política genera más o menos votos, sino que si se mantiene inmóvil en la discursividad pura terminará generando frustraciones.
Acotación sobre el comentario de Eva Row.
" ¿cuál sería el problema si se demostrara que los Kirchner adoptaron una ferviente pasión por los DDHH sólo una vez llegados al Gobierno Nacional? ¿Acaso desmerecería su accionar? ... ¿Debemos oponernos porque nos ha robado nuestras banderas? "
ResponderEliminarÉsta es tu trampita: explicame, por favor, quién desde la izquierda se opone a los juicios. Por favor.
Slds.