Un artilugio
tan evidente como efectivo, dentro del marketing político de la presunta
austeridad, es comparar el gasto del Estado en algún área con la cantidad de
unidades equivalentes en algún aspecto de la realidad que sea capaz de exacerbar
determinadas emociones. Se trata del famoso: “¿Sabés cuánto se podría comprar
con lo que se gasta en…?
El artilugio
está bastante trillado pero la semana pasada lo utilizó el presidente Macri
para reinstalar la discusión en torno a Aerolíneas Argentinas. Molesto por un
conflicto con los trabajadores, el referente de Cambiemos indicó que con lo que
se gasta en la aerolínea de bandera se podrían construir dos jardines de
infantes por semana. El mensaje efectista, dirigido a la tribuna de la
tilinguería de la indignación fácil y casquivana, no pretendía abrir un debate
público razonable sino instaurar que Aerolíneas Argentinas es un gasto que el
Estado argentino debe eliminar. De nada sirvieron las ingentes cantidades de
veces que se mostró el cambio que ha significado para las provincias el aumento
de la conectividad, las miles y miles de personas que viajaron en avión por
primera vez, los beneficios económicos directos e indirectos del turismo y la
importancia que tiene el hecho de poseer una aerolínea de bandera pujante en
términos de soberanía más allá de que para Bernardo Neustadt y sus discípulos
ésta sea pura abstracción. Siempre me llamó la atención que los liberales
despreciaran valores como la soberanía en tanto abstractos mientras hacen
hincapié obsesivamente en el valor del dinero, por cierto, algo más abstracto
que las geometrías no euclidianas. Pero retomando la temática, podría decirse
que Macri no contó que cuando Aerolíneas
se privatizó, con el dinero “ahorrado”, no se construyeron dos jardines de
infantes por semana. Quizás haya sido una simple omisión.
A su vez, para
que quede en claro que las “comparaciones incomparables” no son propiedad
exclusiva del presidente, el 28 de octubre fue posible encontrar una analogía
en el diario La voz del interior,
propiedad del Grupo Clarín, cuando tituló: “Pagar el bono a todos los estatales
cuesta 13800 viviendas”. Ni este ni
ningún diario indicó cuántas AUH se podrían pagar con lo que han evadido
empresarios y actuales políticos en Panamá y Bahamas; o cuántos litros de leche podrían otorgarse a
los que menos tienen con el dinero que se le transfirió a los sectores
concentrados del campo gracias a la eliminación de retenciones; o cuántos
puestos de trabajo para periodistas se crearían si no existieran posiciones
dominantes y el gobierno dejara de ahogar
a los medios críticos, pero eso parece otra simple omisión.
Como alguna
vez indiqué en esta columna, a pesar de la prédica discursiva liberal de
prescindencia estatal en materia de concepciones de la buena vida, el de Macri
es un gobierno que claramente se ha propuesto librar una batalla cultural mucho
más agresiva y veloz que la que emprendió el kirchnerismo. Tiene a su favor un
sentido común liberal que atraviesa a la sociedad argentina y que el
kirchnerismo supo mantener sosegado. Pero en la actualidad se reeditan debates
que después de la crisis del 2001 parecían saldados. Se trata de globos de
ensayo y de dosis homeopáticas que comienzan a circular, sea por iniciativa
directa del gobierno, sea por iniciativa del establishment mediático que lidera
el tándem Grupo Clarín-Grupo América.
Así, Lanata
puede dar a entender que es hora de revisar la gratuidad de la Universidad
pública o el gobierno encaramarse en una cruzada que, en nombre de los
presuntos negociados en torno del Fútbol para todos, busca recrear el viejo
sueño de Macri: las sociedades anónimas deportivas. Ya en el año 2000, quien
fuera presidente de Boca, había avanzado en un proyecto que fracasó, tanto como
fracasaron todos los intentos de gerenciamientos o privatizaciones encubiertas y
que derivaron en situaciones insólitas como las que tuvo que atravesar
Argentinos Jrs. en 1993/1994 cuando, de repente, su “dueño” lo transformó en un
equipo de estrellas que jugó de local durante un año en Mendoza.
Con el fútbol
utilizan la misma lógica argumentativa falaz que utilizan para desacreditar al
kirchnerismo. Sobre este último, al encontrar una serie de casos de
funcionarios presuntamente corruptos, te dicen que lo corrupto es el modelo
kirchnerista, al cual denominan “populista”, para diferenciarlo del modelo
republicano liberal. En el caso del fútbol, una AFA y unos clubes que en muchos
casos han sido saqueados, son la excusa, primero, para acabar con el fútbol
gratuito y, segundo, para instalar que lo que hace que el fútbol esté como
esté, no son algunos dirigentes y unos cuantos empresarios, sino el esquema de
las asociaciones civiles sin fines de lucro.
Aunque suene
sorprendente, en pocos meses, pasamos de discutir si el fútbol debía seguir
siendo transmitido por TV abierta, a si los clubes deben ser privatizados.
Siempre, claro, con el mantra de la indignación por lo que sería presuntamente
“el dinero de nuestros impuestos”, razón, por cierto, atendible si no fuera
porque siempre se la utiliza para achicar el Estado y no para intentar cobrarles
a los empresarios que evaden. Es más, el empresario que evade es presentado
como una víctima del Estado que venía a despojarlo de lo que sería el fruto de
su esfuerzo y sus decisiones de vida en la carrera meritocrática donde se
fomenta el emprendedorismo individual y cada uno de nosotros es empresario de
sí mismo.
Justamente, esa
noción del empresario de sí mismo está profundamente arraigada en el sentido
común a pesar de que, como pocas veces en la historia, ha quedado plasmado en
el día a día que las decisiones de un gobierno pueden afectarte la vida casi de
manera inmediata, tal como lo saben aquellos que se han quedado sin trabajo y
aquellos que han caído debajo de la línea de pobreza. A todos ellos e incluso a
quienes todavía mantienen un trabajo pero les va peor que el año pasado, se les
puede consultar cómo puede ser que todo lo que tuvieron hasta el 2015 fuera
fruto del esfuerzo individual mientras este año, el esfuerzo individual
permanece inalterable y el dinero no alcanza. Si te esforzás igual y este año
tenés menos que el anterior, puede que no todo dependa de vos y que las
políticas públicas alguna incidencia tengan. ¿No?
La
Universidad, el Fútbol y, en breve, el sistema jubilatorio, aguardan embates
furiosos de quienes, sin duda, vienen por todo y mantienen con tenacidad su
coherencia ideológica más allá de los fracasos resonantes del neoliberalismo y
de sumar caras jóvenes cuyos modos y vestimentas parece obtenidos de una misma
matriz o, en el mejor de los casos, de un riguroso casting. Nos dijeron que era
bueno el cambio y cambiamos. Los únicos que no cambiaron, paradójicamente,
fueron ellos.
Las comparaciones pueden seguir :
ResponderEliminarLa eliminaciom de las retenciones de la minera , a los autos de alta gama , al champagne .
Por el otro lado se recorta en ciencia, en areas como derechos humanos...
Es el tiempo de la Biopolítica.
Gran artículo Dante , leerte siempre es un gran placer.
Mi admiracion de siempre
Saludos , martín de berisso
Muy buen artículo de Dante y agrego que el voto popular de ese 51 % legitimó cada una de estas "buenas nuevas" que aparecen cada día en el Boletín oficial.
ResponderEliminarInexorablemente me pregunto:
¿Podrà estirarse la agonía 3 años más?
Comparto lo que expone Martín.
Saludos, Juliàn Rivero.
Gracias Martín y Julián!!
ResponderEliminaren este post de "las cartas persas" se denota claramente, como gustan decir algunos, las equi-valencias, no de la tabla periódica, sino del periódico y nunca detenido afano
ResponderEliminarhttps://cartas-persas.blogspot.com.ar/2016/11/las-fundaciones-avanzan-sobre-la.html?showComment=1478466872658#c1201600780423958976
y otro afano en ciernes
http://www.diarioz.com.ar/#!/nota/van-a-vender-el-hospital-de-clinicas-y-construir-otro-56086/
y cierro con el encabezado de chiarenza
"Hete aquí de cómo Mauricio Macri se vale de una sola arma: la destrucción. "[...] no hay medio más seguro de posesión que la ruina. Quien se apodere de una ciudad acostumbrada a vivir libre y no la destruya, debe esperar ser destruido por ella, pues siempre tendrá como bandera de rebelión la libertad y su antiguo régimen, que ni el transcurso del tiempo ni los [supuestos] beneficios hacen olvidar. Niccolo Machiavelli."