En un nuevo capítulo de las
discusiones efímeras (pero recurrentes) instaladas por los medios de
comunicación sobre la base de un sentido común de democracia liberal bastante
ramplón, resulta que la opinión pública “debate sobre los debates (presidenciales)”.
Si bien no es lo mismo, las razones en favor de la realización de un debate
presidencial se asemejan a las esgrimidas en torno a la necesidad de
conferencias de prensa, esto es, la suposición, casi socrática, de que a través
de las preguntas y las respuestas, o del intercambio de ideas, se llega a la
verdad. Tal meta no era alcanzada ni siquiera en la Atenas del siglo V AC., de
lo cual se sigue que difícilmente pueda lograrse cuando el interrogador es un
periodista pero lo cierto es que, desde mi punto de vista, existe una
sobrevaloración de la idea de debate, máxime cuando se trata de un debate
presidencial.
¿Qué se pone en juego en un
debate presidencial? ¿Alguna virtud esencial para el desarrollo de la gestión?
¿El “resultado” del debate (si es que eso fuera cuantificable) dice algo acerca
de la calidad de las propuestas del candidato?
Las preguntas podrían continuar
pero con las aquí expuestas sobresale que en un debate presidencial suele haber
monólogos y lo que se busca son golpes de efecto a través de slogans o
artilugios retóricos. Si esas estrategias evidenciaran el triunfo rotundo de
uno de los candidatos sobre el otro: ¿tendríamos la garantía de estar frente a
quien mejor nos va a representar? No, simplemente, tendríamos la certeza de un
buen asesoramiento o de las cualidades oratorias del que debate. Lo mismo
sucedería con las propuestas. ¿O acaso alguien cree que en un debate
presidencial con un formato pensado para trasmisión televisiva hay tiempo para
discutir la inflación, las políticas sociales y de seguridad, el rol del
Estado, las consecuencias del neocapitalismo, el lugar de Argentina en el mundo,
etc.? ¿En 5, 10, 15 minutos se pueden encarar discusiones que llevan siglos y
que no tienen “solución” sino simplemente perspectivas?
Por otra parte, quienes defienden
el debate presidencial como un espacio en el cual la ciudadanía podría conocer
las propuestas de los candidatos y eventualmente sumar razones para confirmar o
rectificar su voto, desconocen que el formato polemista “fideliza” la toma de
posición previa. En otras palabras, ¿a usted no le resulta sospechoso que siempre
que ve un debate acaba concluyendo que “ganó” su candidato favorito antes del
debate? Efectivamente, todos creen que el que mejor actuó fue el candidato
propio y, de ese modo, el debate se transforma en un ring en el que detrás de
los televisores gritamos por el nuestro y chiflamos al adversario regodeándonos
ante cada estocada de nuestro “pollo” e invisibilizando los golpes
recibidos.
Para finalizar, considero que es
mejor que haya debate a que no haya. Y también considero que esos debates
serían mejores si fuesen legislados (como en Chaco, por ejemplo) y se
realizaran en una Universidad Pública con moderadores acordados por las partes
y con una transmisión abierta a todo
canal, público o privado, que desee emitir las imágenes, pues la moderación y
el lugar en el que se realiza el evento es parte del debate también. Pero, por
lo expuesto aquí, lo cierto es que el debate solo podrá ser útil para evaluar
cualidades personales en el marco de una polémica, habilidades retóricas o un
buen asesoramiento para afrentas televisivas, esto es, elementos de escasa
relación con las virtudes y las propuestas que hacen a un candidato y a un buen
gobierno.
Correcto el razonamiento, salvo que minimiza la capacidad del receptor quien ya tiene suficiente información para comprobar su posición, no sólo como 'fanático' en una tribuna.
ResponderEliminarPero en mi caso -y podría asegurar que en el de muchos otros-, con respuestas por sí o por no a esas mismas preguntas que te hacés: discutir la inflación, las políticas sociales y de seguridad, el rol del Estado, las consecuencias del neocapitalismo, el lugar de Argentina en el mundo, etc., te aseguro que nos basta. Pensálo...
De todas manera , deberia haber asistido.....no hay nada peor que dar motivos a desconfianzas.
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