viernes, 7 de agosto de 2015

No propongas, no expliques, no ataques, no te defiendas (publicado el 6/8/15 en Veintitrés)

La anterior fue una semana en la que tomó estado público un video en el que diversos economistas que apoyan, directa o indirectamente, la candidatura de Mauricio Macri, exponen diagnósticos, recetas y hasta estrategias electorales. Allí aparece, por ejemplo, Carlos Melconián  impúdicamente mencionando las dificultades que trae haber jubilado a millones de personas que, por la precariedad laboral que sufrieron a lo largo de toda su vida, no tuvieron el beneficio de tener un empleador que le hiciera los aportes. Junto a él se encontraba José Luis Espert quien agregó que un Estado que se sienta en la mesa de las paritarias para impedir que la relación de desigualdad entre empleador y empleado se imponga, es parte de una lógica fascista. Pero en la mesa no podía faltar Miguel Ángel Broda quien indicó que de lo que se trata es de saber si haremos el ajuste planeado o a los golpes porque la macroeconomía, tarde o temprano, saldrá de la anestesia que le ha impuesto el, hasta ahora exitoso, plan marxista (SIC) del actual ministro de economía.
Sin embargo, mientras de manera casi delirante un sector del oficialismo prácticamente acusaba a Macri de pedófilo y de avalar el trabajo esclavo por un spot publicitario con una niña (como si no existieran razones políticas de peso para oponerse al expresidente de Boca), pasó de largo un video en el que se puede ver a otro miembro del PRO, el economista neoliberal Federico Sturzenegger, en una suerte de conversación distendida frente a un auditorio universitario y angloparlante. Más precisamente, tal como indica el portal infobae, el hombre que formó parte del equipo del ex ministro Domingo Cavallo, brindó estas palabras el 16 de abril de 2014, en la Universidad de Columbia y en el marco de una charla que tituló “El camino de la academia a la política: los desafíos de la formulación de políticas en la Argentina”.  
               Sturzenegger, con un inglés muy fluido, tono risueño y un auditorio que lo invitaba a la complicidad, confiesa que, en ocasión de su candidatura para las elecciones de medio término en el año 2013, mantuvo entrevistas con el “Gurú” Jaime Durán Barba quien le dio una serie de consejos para que aplicase en la campaña. Más específicamente, el ecuatoriano le dio cuatro directivas: no propongas, no expliques, no ataques y no te defiendas.
Es sintomático observar el rostro de Sturzenegger cuando realiza este relato pues aun para quien considera que vivimos en un tiempo histórico de fin de las ideologías y de fin de los grandes relatos, el consejo de Durán Barba le resulta de un cinismo pasmoso que no deriva en angustia ni desazón pero sí en un cándida mueca demasiado parecida a una risa nerviosa.
Con todo, lo cierto es que si realizamos el ejercicio de volver a observar, por ejemplo, el debate en el que participó Sturzenegger algunas semanas antes de la elección de 2013, hay que aceptar que el libreto fue bien aprendido y que, en general, todos los candidatos PRO tienen bien presente los consejos de su coach.    
              Dado que es un contrafáctico no podríamos saberlo pero sería interesante imaginar qué le sugeriría Durán Barba a un candidato de otro partido, por ejemplo, a un candidato como Néstor Kirchner o un candidato de la izquierda. Dejando de lado que ni Néstor Kirchner ni un candidato de la izquierda radicalizada aceptaría los consejos del marketing político más burdo, utilizo esos ejemplos para pensar si Durán Barba tiene la misma receta para cualquier candidato (lo cual lo transformaría, más que en un consejero, en un ideólogo y un impulsor de una propuesta (de vaciamiento de la) política o tendría la versatilidad como para ofrecer distintas recetas según el perfil del candidato, los principios del partido y el plan que se quiera llevar adelante. Y la sensación es que Don Jaime siempre propone lo mismo y siempre asesora a candidatos con un mismo perfil, lo cual, sinceramente, permitiría instalar algunas dudas acerca de su capacidad y su influencia. Es más, a juzgar por su desempeño en Argentina como asesor del PRO, cabría decir que, hasta ahora, ha sido más eficaz en mostrarse necesario que en obtener buenos resultados.
Sin embargo, suponiendo que estamos frente a un hombre versátil y abierto ideológicamente trabajando al servicio de quien lo contrata, cabría decir que las directivas dadas a los candidatos PRO son razonables. Es más, déjeme confesar lo siguiente: si el PRO decidiera contratarme como asesor mi recomendación sería la misma, algo que, por supuesto, variaría si me contratase el FPV o el FIT pues allí la estrategia debiera ser otra. Pero yo les diría a los candidatos PRO que en este contexto “no propongan nada” pues sus propuestas van a contramano de los valores y las conquistas que al menos hoy se han naturalizado en la sociedad tras 12 años de la impronta estatalista impulsada por el kirchnerismo. Por supuesto que, también, les diría que no expliquen porque al explicar correrían el riesgo de dejar en evidencia el diagnóstico y la solución considerada necesaria para el escenario planteado.
Asimismo, si me tocara asesorar a un candidato PRO también le diría que no ataque porque un sector de sus votantes está demasiado atento a los buenos modos y puede permitir que una política económica lleve al 50% de pobreza siempre y cuando nadie levante la voz ni ataque crispadamente a su adversario político. En este mismo sentido, le sugeriría que tampoco conteste las acusaciones, no porque necesariamente sean falsas, sino porque contestando se da entidad a la acusación y ésta no puede sostenerse demasiado tiempo en estado público si cuento con un blindaje mediático sin precedentes.        
Por último acuerdo con Durán Barba en que para triunfar en un debate no hay que mostrarse demasiado inteligente pues a muchos de los que creen en los debates les encanta identificarse con los que son de su condición y la mediocridad del sentido común argentino considera que quien sobresale es quien, a la larga, está urdiendo el plan para perjudicarlos. Y, claro está, si fuese un asesor PRO suscribiría ciento por ciento a aquella afirmación del ecuatoriano destacada por Sturzenegger que indica que no hay que proponer ni explicar ni atacar ni defenderse pues lo que importa es que una vez en el gobierno vas a poder hacer lo que quieras. Claro que eso solo podría decirlo si me tocara asesorar a un conjunto de dirigentes cuyos planes, de hacerse públicos, recibirían el rechazo de una parte importante de la población, tan importante que le impediría alzarse con la elección. En cualquier otro caso, afirmaría que las propuestas, las explicaciones, los ataques y las defensas son necesarios, estratégicos y hasta un deber si se tiene la convicción de que se posee un plan que será aceptado por las mayorías y si se asume la responsabilidad de dotar de sentido a la representación popular.

   

2 comentarios:

  1. Por favor, no uses esta diagramacion tan ancha, las columnas a la mitad de la actual es mas agil y comoda para leer.

    msaludos

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  2. Un concejo para el PRO, para Mauri, que en la próxima oportunidad si es que la tiene,que arranque como peronista convertido, es como dicen en mi ciudad "La Plata" los que están enamorados del Metrobus, de Pto Madero, del nuevo shopping Distrito Arcos, etc. que lástima que Macri no hizo ese cambio de discurso tres o cuatro meses antes!
    Excelente nota Dante!

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