viernes, 12 de febrero de 2010

Vademécum de modales políticos (publicado originalmente el 12/2/10 en www.lapoliticaonline.com)

El episodio de la intervención quirúrgica del ex Presidente Kirchner, además de haber generado cierta repentina zozobra, resultó una insólita excusa para una pretenciosa lectura del poder.
Especialmente Nelson Castro, en calidad de médico, observó en la obstrucción de la carótida del esposo de CFK, el signo de una forma de hacer política. En esta línea y más allá de la opinión de los principales especialistas que adjudicaron el episodio principalmente a la edad, el conductor de “El juego limpio”, famoso en los últimos días por comprar una importante cantidad de dólares y haberlos retirado, en parte, del país, presentó la obstrucción de esta arteria como la consecuencia de una forma casquivana y autoritaria de entender y practicar la política.
Más allá de la sorprendente impunidad con que se establecen líneas causales y se pretende aggiornar al siglo XXI el discurso medicalizador de las prácticas humanas, es de imaginar que los lectores de esta nota bien podrían predecir los padecimientos que las principales figuras de la política sufrirán. Así, no debería sorprender que una complejísima esquizofrenia afecte a aquellos que deciden cambiar compulsivamente de partido. Tampoco faltarían los delirios de megalomanía en aquellos y aquellas que se presentan como Mesías de la Verdad Política. Claro está, sin duda, no serán pocos los que en el Senado sufrirán una gastroenterocolitis crónica ni las segundas y terceras líneas de algunos partidos que padecerán el síndrome de Estocolmo; asimismo será imposible dejar de soslayo el autismo entre los que viven de las encuestas y la dermatitis entre los que se codean demasiado con gigantes criaturas del mesozoico. La lista no es exhaustiva y, al fin de cuentas, se hace extensible a todos los ciudadanos. Así es probable que muchos periodistas sufran una ceguera repentina, esto es, el “Síndrome Saramago” o el extraño fenómeno del desprendimiento de cara, particular enfermedad que se ha profundizado una vez sancionada la Ley de Medios.
Pero no nos distanciemos del tema convocante. La obstrucción de carótida K, estos ateromas de grasa piqueteros que impiden el paso y ponen en tela de juicio el derecho que tiene la irrigación sanguínea a transitar por su propio cuerpo, son señales que para un analista político como el que escribe esta nota, pueden ahorrarle muchísimo tiempo en lecturas y que permitirá a la ciudadanía toda manejar con prudencia el gasto público de sinapsis.
Resta ahora conocer el vademécum de esta política que se inscribe en los cuerpos aunque probablemente lo que se nos ofrezca sea no más que unos remedios vencidos y unas cuantas recetas viejas.

2 comentarios:

  1. Es un placer leerte, y es conmovedor observar cómo la inteligencia, la cultura y la buena escritura fomentan la reflexión en calma mientras el discurso de los operadores mediáticos fomentan la ira, tanto la de los manipulados como la de los que observan los hechos sin tener esa capacidad reflexiva que vos tenés Dante.

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  2. No sé de qué manera tu blog llegó a mi mail pero hace rato que te leo con interés. Me parece muy interesante la idea de pensar las actitudes de algunos personajes con las enfermedades y sus síntomas, siguiendo el pensamiento castriano (de nelson, obvio).Cuál sería entonces el mal que sufre Nelson para llegar a tal análisis tan cercano al absurdo?

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