Años atrás, el crítico
literario estadounidense Fredric Jameson, afirmaba que vivíamos una época en la
que parecía más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.
Quisiera retomar esa idea y repensarla en tiempos de la conmoción mundial que
se da por el avance de la pandemia del coronavirus y por las decisiones
drásticas que están tomando los gobiernos al respecto. Me refiero a la
imposición de aislamientos, restricciones a la libre circulación, suspensión de
actividades y cierre de los aeropuertos, entre otras medidas.
Es que independientemente
de la efectividad de este tipo de acciones, el modo en que la pandemia está
afectando al mundo va mucho más allá de lo sanitario, para extenderse hacia una
crisis política y sobre todo económica. Creo que este escenario puede brindar
algunas lecciones y ayudará a confirmar o rechazar aquella provocadora frase de
Jameson.
La lección más evidente
tiene que ver con la revalorización de los Estados. Con todas las deficiencias
y la crisis de representación de sus instituciones, se demuestra que el Estado
sigue siendo la organización humana mejor estructurada para generar acciones
coordenadas, aun cuando, para que sean efectivas, deba recurrir, en algunos
casos, a imposiciones. La responsabilidad individual es ineludible y las ayudas
de distintos tipos de organizaciones serán de suma importancia pero ninguna ha
demostrado ser más eficaz que el Estado. El ejemplo de China está a la vista
aun cuando para muchos resulte incómodo reconocer la eficacia de un modelo que
no se adecua a los cánones de las democracias liberales occidentales.
Esto se evidencia en al
menos dos aspectos. El primero, y más allá de que todavía sea prematuro sacar
conclusiones, es que los sistemas de salud robustos y con una estructura
centralizada, incluso para los casos donde el servicio privado es relevante,
han sido más exitosos, en general, para enfrentar la pandemia.
Y el segundo refiere a
la importancia de las fronteras nacionales. Efectivamente, en tiempos de
globalización cultural, bloques supranacionales y financiarización de la
economía, el brote de coronavirus vuelven a poner de manifiesto la relevancia
de la acción de los estados particulares sobre su territorio, acción que,
eventualmente, incluye el cierre de las fronteras.
Y sobre este punto me
quiero detener porque no es el virus si no el cierre de las fronteras y el límite
a la circulación interior lo que está generando la crisis económica y la zozobra
de los mercados. La razón es atendible: el modelo de economía
capitalista-liberal, desde sus orígenes hasta la actualidad, se basó en la
librecirculación, sea de mercancías, personas o signos. De aquí que los grandes
pensadores de la tradición hicieran esfuerzos denodados para demostrar que el
comercio y la hermandad de los pueblos conforman un círculo virtuoso que se
retroalimenta y de aquí también que muchos liberales abogaran por un
cosmopolitismo que eliminara las fronteras. Naturalmente, el contexto era otro
pero desde el siglo XVIII hasta la actualidad, estos pensadores en general
hicieron énfasis en la necesidad de eliminar las guerras porque justamente eran
éstas las que impedían el comercio y la hermandad.
Lo curioso es que hoy
las posibilidades de guerras sostenidas se han reducido pero lo que viene a
cerrar fronteras y a generar enormes trabas en los vínculos comerciales, es un
virus que por las bondades del progreso y de la circulación de los humanos a lo
largo del planeta, se ha trasformado en pandemia en cuestión de semanas. Se
trata de un “virus de los aviones” y si se propaga es por los viajes de
negocios y por el turismo que, justamente, tiene que ver con el disfrute de una
geografía particular pero también con romper las barreras culturales y poder
vincularse con el otro.
No quisiera que de esta
evidencia se infiera, como lo han hecho algunos, que la solución a los
problemas de la humanidad está en el cierre de las fronteras. Hay razones para
justificar ese tipo de miradas pero esgrimirlas en este caso no parece adecuado
ni sensato. Sí, en cambio, me interesa destacar que ante un fenómeno como éste,
la importancia de los Estados fuertes es evidente y que muchas veces es
necesario tomar decisiones restrictivas.
Por último, y retomando
la frase con la que comencé esta intervención, el estado de psicosis potenciado
por los medios de comunicación puede hacer que algún desprevenido crea que es
el fin de la civilización humana y del mundo. Pero parece que estamos lejos de
eso y de hecho, al menos hasta el día en que escribo estas líneas, hay otras
enfermedades que año tras año se cobran muchas más muertes que las que cobrará
el coronavirus.
¿Habrá que invertir la
afirmación de Jameson y decir entonces que, tras la pandemia, hoy en día es más
fácil pensar el fin del capitalismo que el fin del mundo? Allí la respuesta
merece alguna complejidad porque es cierto que el descalabro económico que ha
suscitado este fenómeno muestra a las claras que el momento actual de
capitalismo financiarizado no soporta mucho tiempo un límite a la circulación y
a los flujos de información, mercancías y personas. Sin embargo, no hay que festejar
por anticipado: el coronavirus tampoco acabará con el capitalismo. Y eso tiene
que ver con que o bien logrará controlarse la epidemia o bien nos
acostumbraremos a convivir con el virus entre nosotros.
Habrá nuevas medidas y
se promoverán nuevas costumbres. Habrá aprovechamientos políticos y circularán
argumentos para justificar lo injustificable y hasta se podrá acusar al virus de
ser chino, comunista, heteropatriarcal o,
incluso, una construcción social. Pero el modelo es capaz de aceptar cualquier
cosa menos el límite, la frontera. Las restricciones podrán sustentarse
circunstancialmente en el pánico de la población pero en breve cederán a las
presiones económicas.
Entonces no va a
desaparecer la humanidad. Tampoco el capitalismo financiarizado. Pero eso sí:
sobre el funcionamiento de este último, la pandemia de coronavirus nos está
enseñando demasiado.
Siempre tan inteligente dante... me gustan mucho tus comentarios .... abrazo !!
ResponderEliminargracias dante !! me gusta mucho tu pagina
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