Tras la euforia de la asunción, los primeros días de gestión
se enmarcan en lo simbólico independientemente de que el discurso de Alberto del
10 de diciembre, además de lineamientos generales, avanzó en algunas promesas
más o menos concretas. El discurso fue correcto y contrasta con las
intervenciones vacías y reñidas con la fluidez del expresidente. El nuevo
presidente, presentado ya no como “presidente de la República” sino como
“Presidente de la Unidad de los Argentinos” (en lo que puede leerse como todo
un dato), conformó incluso a muchos críticos aunque, claro, se verá cómo se
instrumentan y el alcance de lo que hasta ahora solo han sido declaraciones. Porque
resulta claro que el poder judicial hay que reformarlo pero todavía no hay
precisiones y las resistencias serán feroces; en cuanto a los medios, tampoco
queda claro el alcance del anuncio de mantener la cantidad de pauta oficial
para no dañar a las empresas pero no utilizarla para publicitar acciones de
gobierno sino para fines educativos. Más allá de que el sentido de la pauta,
como indica toda la tradición republicana es, justamente, dar a conocer las
acciones de gobierno, no queda claro cómo sería este giro. Asimismo, resulta
evidente lo que quiso decir el presidente cuando afirmó que no habrá más pauta
para periodistas en particular, pero allí también aparece un interrogante
puesto que si la pauta solo va a grandes medios o a empresas, etc., puede salir
el tiro por la culata ya que el Estado estaría centralizando el dinero
favoreciendo a las empresas en contra de muchos periodistas independientes que
pagan espacios y sostienen sus programas gracias a esa pauta. Además, las
operaciones de prensa no se hacen con plata en blanco que ponga el Estado para
el blog que algún periodista sostiene solo como pantalla; se hace con plata en
negro, en algunos casos de la caja chica y en otros casos de fondos reservados
como pueden ser los de la AFI. Es tan delicado el panorama de los medios hoy y es
tanta la dependencia de éstos hacia las pautas de los distintos niveles del
Estado que un paso en falso en ese sentido podría ser determinante. Conocer
cómo es el modelo de negocios actual, tomar en cuenta la experiencia fallida de
los últimos años de kirchnerismo en el que los beneficiarios fueron, en algunos
casos, empresarios que dejaron trabajadores en la calle, y partir del actual
escenario en el que la concentración mediática se ha profundizado resulta
esencial.
Se anunció la intervención de la AFI y, justamente, la
eliminación de los fondos reservados pero todavía tampoco se sabe bien qué se
va a hacer y anunciar una medida así sin una acción inmediata puede ser
peligroso.
En lo que tiene que ver con la economía, la situación también
es una incógnita: por lo que se ve, la cartera económica fue subdividida y a
diferencia de otras administraciones, el ministro central es Kulfas (de
producción) y no Guzmán (de Economía). Este último aparece orientado a la
renegociación de la deuda. Pergaminos académicos pero falta de experiencia en
gestión abren un interrogante porque un buen paper no garantiza éxito cuando en la mesa te enfrentas a unos
gurkas.
También resulta incierto cuando se habla de pedirles
solidaridad y un esfuerzo a los que más tienen. En todo caso, está muy bien que
se declare públicamente eso pero entiendo que el nuevo gobierno debe tener
alguna herramienta más para sentarse a negociar. Ojalá así sea.
En lo que respecta al gabinete hay equilibrio entre personas
con experiencia y trayectoria y otras que no. En algunos casos, parecen mejores
quienes secundan que quienes encabezan y está claro que con algunas
designaciones tuvo que “pagar” las apoyos recibidos. Hay áreas relevantes y
cargos de mucho peso en los que, a juzgar por las designaciones, pareciera que
Alberto ha decidido no delegar y ser él mismo quien se encargue. No demos
nombres para no ofender a nadie pero ustedes pueden imaginar.
Asimismo, las urgencias son enormes pero se ha declamado
muchísimo sobre la importancia de la educación y la ciencia. Es bueno el equipo
que secunda a Trotta y es bueno el equipo que va a ciencia. La diferencia con
lo anterior es abismal y se descuenta que habrá recursos porque hay una
decisión política de que así sea. Sin embargo, resta que se conozca el plan en
ambas áreas. Decir “más y mejor educación y más y mejor ciencia” es fácil pero
tendrá que ser el gobierno popular quien encare debates internos incómodos para
el progresismo. ¿Acaso todo pasa por más becarios y más investigadores CONICET
sin que demos la discusión acerca del perfil de egresados y de para qué
queremos doctores? ¿Todo el problema educativo lo vamos a reducir a un problema
de salarios o vamos a aceptar que los docentes están mal pagos pero también
están mal formados y tienen algunas prerrogativas que podríamos discutir? ¿Las
reformas necesarias en el estatuto docente las va a hacer el gobierno nacional
y popular o para no entrar en conflictos internos dejará ese frente abierto
para que el próximo gobierno de derecha que alguna vez regrese al poder tome
algunos datos reales y arrase con todo? Entiendo que esto no se puede encarar
en el corto plazo pero en el mediano plazo debería ser una oportunidad que no
hay que desaprovechar.
En cuanto a los conflictos que vienen, por lo que puedo prever,
los principales ataques de la oposición, en un principio al menos, serán
fuertemente ideológicos y se darán en el terreno de la moral. El tema “seguridad”
estará en el eje y, de repente, los grandes medios volverán a repetirnos en loop el robo de la esquina tomado con
cámara de seguridad, el asesinato del día, etc. Elegir allí a alguien como
Frederic es toda una declaración de principios pero auguro enorme cantidad de
conflictos para controlar las fuerzas de seguridad en un contexto en que la
disputa entre garantismo y punitivismo estará a la orden del día. De hecho,
casi como un aviso, en el primer día de gestión, la cuenta de Twitter de la
flamante Ministro fue hackeada.
Quien parece entender que en seguridad habrá conflicto es
Kicillof y justamente por ello allí designó a Berni, un hombre de las fuerzas,
y no una antropóloga del CONICET. El tiempo dirá si es correcta la perspectiva
de Alberto o la de Kicillof. También en el terreno de lo moral la cuestión del
aborto estará en el centro tal como se sigue de las designaciones en el
Gabinete. Allí el conflicto es transversal a los partidos porque es transversal
a la sociedad. Macri abrió el debate pensando que cualquier resultado sería
ganancia para él y en parte se equivocó. Aquí también el final es abierto. La
línea de Alberto es la de profundizar la variante progresista que es muy
potente en grandes centros urbanos con presencia de clases medias ilustradas.
Pero Alberto también ha recibido el apoyo de la otra mitad del país,
especialmente vinculada a provincias del norte y al peronismo más clásico, que
a pesar de no tener peso en la agenda mediática, es cuantitativamente
relevante. El gobierno parece decidido a avanzar y allí habrá conflicto.
Antes de terminar, y habiendo mencionado a la Provincia de Buenos
Aires, hay que decir que en sectores del Frente de Todos hay quienes se sienten
destratados y, por lo bajo, acusan a Kicillof de cortarse solo o armar un
gabinete que, salvo honrosas excepciones, está armado con “los propios”.
También hay sectores del Frente de Todos que indican que a nivel nacional, más
allá de que se ha tratado de contentar a todos y cargos nunca sobran pero hay
suficientes, las principales cajas han sido para un sector en detrimento de los
otros, repitiendo viejos errores. Una vez más, estos enconos iniciales hoy se
reducen a mucha gente enojada que putea por lo bajo. Si esa mucha gente enojada
en un tiempo acaba generando un cisma es imposible saberlo.
Como venimos advirtiendo, vivimos en un mundo en el que los
tiempos de los procesos se acortan. Si a esto le sumamos el caso específico de
Argentina, el nuevo gobierno se enfrenta a una sociedad que mayoritariamente lo
apoya pero que tiene poco margen y, por ende, poca paciencia. Además, en frente
hay una oposición agazapada y esa oposición es Laura Alonso twitteando que si
el peronismo refugió nazis es normal que ahora le abra las puertas a dictadores
y asesinos del siglo XXI como Evo Morales. Es decir, la oposición al gobierno
nacional y popular está y será encabezada por referentes cuyo posicionamiento
está lejos de la búsqueda de consensos y el respeto por las tradiciones e
identidades que constituyeron este país. La oposición serán los Laura Alonso y
no los Lipovetzky, esto es, aquellos que votaron todos los ajustes de Macri,
pero que tenemos que quererlos porque son pañuelo verde. Sería bueno que esto
estuviera claro y no equivocar el diagnóstico.
Por todo lo dicho, en este contexto hay que ser muy preciso
porque no habrá espacio para el error, ni para las divisiones ni para la improvisación.
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