Como consecuencia del veto presidencial al artículo que eximía del pago de retenciones a buena parte de los productores del territorio bonaerense, han aparecido un conjunto de slogans que, probablemente, serán moneda corriente de los tiempos que se avecinan. Con más agudeza retórica que consistencia teórica, se ha afirmado que con la nueva conformación del Congreso, desde diciembre de 2009, tendremos una “vetocracia” o “congreso cerrado por veto”, ante la posibilidad de que CFK eche mano a ese recurso constitucional para trabar las iniciativas que provendrán de cámaras donde el oficialismo ya no tendrá mayoría absoluta. Quienes ensayan estos titulares inmensamente valorados por zócalos encaprichados en caer en ridículas descontextualizaciones, se reivindican republicanos frente a la afrenta populista que avanza sobre diferentes espacios cuyo rasgo común sería la profundización de nuestra sempiterna debilidad institucional. Asimismo, y como parte de esta línea argumentativa, se suelen exponer algunos casos ejemplares de calidad institucional y seguridad jurídica: Chile y Estados Unidos.Sobre este punto me permitiré marcar un aspecto interesante que la estrategia comparativa ayudará a comprender: en los sistemas republicanos presidencialistas existen diferentes variantes en lo que respecta a la relación legislativo-ejecutivo. Seguir leyendo esta nota aquí
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