Como consecuencia del veto presidencial al artículo que eximía del pago de retenciones a buena parte de los productores del territorio bonaerense, han aparecido un conjunto de slogans que, probablemente, serán moneda corriente de los tiempos que se avecinan. Con más agudeza retórica que consistencia teórica, se ha afirmado que con la nueva conformación del Congreso, desde diciembre de 2009, tendremos una “vetocracia” o “congreso cerrado por veto”, ante la posibilidad de que CFK eche mano a ese recurso constitucional para trabar las iniciativas que provendrán de cámaras donde el oficialismo ya no tendrá mayoría absoluta. Quienes ensayan estos titulares inmensamente valorados por zócalos encaprichados en caer en ridículas descontextualizaciones, se reivindican republicanos frente a la afrenta populista que avanza sobre diferentes espacios cuyo rasgo común sería la profundización de nuestra sempiterna debilidad institucional. Asimismo, y como parte de esta línea argumentativa, se suelen exponer algunos casos ejemplares de calidad institucional y seguridad jurídica: Chile y Estados Unidos.Sobre este punto me permitiré marcar un aspecto interesante que la estrategia comparativa ayudará a comprender: en los sistemas republicanos presidencialistas existen diferentes variantes en lo que respecta a la relación legislativo-ejecutivo. Seguir leyendo esta nota aquí
lunes, 31 de agosto de 2009
lunes, 24 de agosto de 2009
La conspiración y la ineptitud (publicado originalmente el 24/8/09 en www.lapoliticaonline.com)
En la gran mayoría de los analistas políticos existe un obstáculo epistemológico propio de nuestro espíritu de época. Se trata de las ya conocidas teorías conspirativas, quizás producto del quiebre que en la historia del pensamiento produjeron los teóricos de la sospecha: Nietzsche, Freud y Marx entre otros. Pero más allá de estos nombres, el pensamiento conspirativista es trans-ideológico, no tiene color ni es propiedad exclusiva de alguna corriente de pensamiento.
La sospecha es un reflejo saludable de toda conciencia crítica pero me temo que la complejidad de la realidad argentina se resiste a ser interpretada en términos puramente conspirativos. Para ser más precisos, se debe tener en cuenta una variable central: la ineptitud. En otras palabras hay acciones que llevan a cabo los hombres de nuestra política que no se explican por razones ocultas, grandes planes o segundas intenciones. Se trata simplemente de ineptitud. Seguir leyendo esta nota aquí
La sospecha es un reflejo saludable de toda conciencia crítica pero me temo que la complejidad de la realidad argentina se resiste a ser interpretada en términos puramente conspirativos. Para ser más precisos, se debe tener en cuenta una variable central: la ineptitud. En otras palabras hay acciones que llevan a cabo los hombres de nuestra política que no se explican por razones ocultas, grandes planes o segundas intenciones. Se trata simplemente de ineptitud. Seguir leyendo esta nota aquí
viernes, 14 de agosto de 2009
Este sábado 15 en Freeway Radio Fm 90.7
Amigas y amigos: este sábado 15 de agosto a las 12 hs estaré hablando de fútbol y política siguiendo la línea de la última nota que publiqué. La cita es en Radio Freeway de Ramos Mejía, FM 90.7. Se puede escuchar por internet en http://www.freewayrock.com.ar/
Besos y abrazos. Dante
Besos y abrazos. Dante
miércoles, 12 de agosto de 2009
El fútbol como derecho y como servicio (publicado originalmente en www.lapoliticaonline.com el 12/8/09)
Finalmente, se cumplió con lo que se venía murmurando en los pasillos. La AFA rescinde unilateralmente el contrato con TSC y el grupo Clarín enfurece de una manera pocas veces vista. A la “trasmisión en cadena” del reportaje al dueño de TyC, en el que no faltaron ni apelaciones a la piedad ni amenazas, se le ha sumado la burda operación de adjudicar un pacto entre dos seres endemoniados: Kirchner y Grondona. Ya sabemos que el ex presidente es el hijo de Belcebú, pero la novedad está en que el otrora “Don Julio”, experimentado y sabio, aparece ahora como un mafioso enquistado en el poder. La primera buena noticia de todo esto, es que, enfurecido el multimedio, probablemente, saldrán a la luz todos los negociados de Grondona que el multimedio hasta aquí tapó. La segunda buena noticia es que se acaba un monopolio que afectaba a los simpatizantes que debían pagar cuantiosas sumas por acceder a ver los partidos y se beneficia a los clubes que alcanzarán una suma más acorde con lo que el negocio genera. Lo que vendrá ahora son las operaciones de prensa, las amenazas y algunos abogaduchos embarrando la cancha. Pero lo que está por detrás de esto es una discusión conceptual: ¿es necesario que el Estado intervenga en el negocio del fútbol? En otras palabras, ¿es posible pensar que el fútbol es un derecho y que, en tanto tal, es un deber del Estado garantizar el libre acceso al mismo a través de las transmisiones vía canales de aire? Seguir leyendo esta nota aquí
domingo, 2 de agosto de 2009
La Mesa con síndrome de Munchausen (publicado originalmente el 2/8/09 en Miradas al Sur)
Cada vez son más frecuentes los casos de lo que se conoce como síndrome de Munchausen por poderes, esto es, una alteración psicológica por la cual el afectado por esta patología promueve que las personas que están a su cargo sufran sucesivos trastornos de salud lo cual puede llevarlos incluso a la muerte. Los que portan este síndrome buscan ser compadecidos ante lo que es un aparente destino sacrificial y a tal fin utilizan todo tipo de artilugios, hasta formas de envenenamiento, para que la persona a cargo nunca pueda quebrar el círculo vicioso de distintas afecciones. Esta parece ser la lógica de la Mesa de Enlace desde el 28 de junio.
Los representantes de las principales entidades del Campo, simplificada y tendenciosamente consideran que en las últimas elecciones la polarización estuvo dada entre “el campo” y el gobierno y que todo voto que no fue al kirchnerismo se transforma automáticamente en un voto a favor de un reclamo que, como una pendiente resbaladiza, comenzó por una disputa técnica sobre un porcentaje en las retenciones para transformarse en una discusión política en torno al modelo de país. Ese deslizamiento que se mueve pendular y esquizofrénicamente entre una crítica a las “formas” del gobierno y la denuncia al “contenido” de las políticas kirchneristas, probablemente comience a desbalancearse hacia el segundo de estos términos más por el debilitamiento del Gobierno que por mérito propio. Por ello, no debe extrañar que el embate contra el gobierno se dirija a romper el cerco del obediente superávit fiscal que hoy se mantiene sólo a nivel primario atacándolo desde diferentes ángulos: por un lado declarando insuficiente toda negociación que no tenga como fin la eliminación de las retenciones o, en su defecto, apoyando una desorbitante ola de subsidios con beneficio equivalente; por otro lado, esto estará acompañado por la tan irresponsable como hipócrita propuesta de sectores de centro derecha en torno a un ingreso universal por hijo y a la presión de la UIA por subir el tipo de cambio bastante más allá que la inflación y mantener a dique las paritarias. Este modelo de desfinanciamento del Estado que llevaría inmediatamente al fin de las políticas neokeynesianas, tendría como corolario la necesidad de acercamiento a los organismos de Crédito internacional, lo cual no es otra cosa que aceptar el convite del brazo ejecutor del síndrome de Munchausen por poderes económicos. Con la misma ambigüedad del farmakón griego que cura y enferma a la vez, el FMI volvería a entrar a escena para cubrir el déficit generado por la ausencia de la entrada de divisas vía retenciones a la soja y por un ingreso universal por hijo que hará las veces de paliativo hasta ser pulverizado por la inflación consecuencia de la subida del dólar.
El eterno retorno de la historia no hace falta desarrollarlo: el Modelo de la Mesa de Munchausen plantea el retorno al endeudamiento del Estado en pos de un sector que se ha visto beneficiado por una coyuntura única e irrepetible. Un endeudamiento que ni literal ni metafóricamente es gratuito y que nos expondrá a repetir el viejo error de no observar que quien dice darnos el santo remedio, poco a poco, acabará matándonos.
Los representantes de las principales entidades del Campo, simplificada y tendenciosamente consideran que en las últimas elecciones la polarización estuvo dada entre “el campo” y el gobierno y que todo voto que no fue al kirchnerismo se transforma automáticamente en un voto a favor de un reclamo que, como una pendiente resbaladiza, comenzó por una disputa técnica sobre un porcentaje en las retenciones para transformarse en una discusión política en torno al modelo de país. Ese deslizamiento que se mueve pendular y esquizofrénicamente entre una crítica a las “formas” del gobierno y la denuncia al “contenido” de las políticas kirchneristas, probablemente comience a desbalancearse hacia el segundo de estos términos más por el debilitamiento del Gobierno que por mérito propio. Por ello, no debe extrañar que el embate contra el gobierno se dirija a romper el cerco del obediente superávit fiscal que hoy se mantiene sólo a nivel primario atacándolo desde diferentes ángulos: por un lado declarando insuficiente toda negociación que no tenga como fin la eliminación de las retenciones o, en su defecto, apoyando una desorbitante ola de subsidios con beneficio equivalente; por otro lado, esto estará acompañado por la tan irresponsable como hipócrita propuesta de sectores de centro derecha en torno a un ingreso universal por hijo y a la presión de la UIA por subir el tipo de cambio bastante más allá que la inflación y mantener a dique las paritarias. Este modelo de desfinanciamento del Estado que llevaría inmediatamente al fin de las políticas neokeynesianas, tendría como corolario la necesidad de acercamiento a los organismos de Crédito internacional, lo cual no es otra cosa que aceptar el convite del brazo ejecutor del síndrome de Munchausen por poderes económicos. Con la misma ambigüedad del farmakón griego que cura y enferma a la vez, el FMI volvería a entrar a escena para cubrir el déficit generado por la ausencia de la entrada de divisas vía retenciones a la soja y por un ingreso universal por hijo que hará las veces de paliativo hasta ser pulverizado por la inflación consecuencia de la subida del dólar.
El eterno retorno de la historia no hace falta desarrollarlo: el Modelo de la Mesa de Munchausen plantea el retorno al endeudamiento del Estado en pos de un sector que se ha visto beneficiado por una coyuntura única e irrepetible. Un endeudamiento que ni literal ni metafóricamente es gratuito y que nos expondrá a repetir el viejo error de no observar que quien dice darnos el santo remedio, poco a poco, acabará matándonos.