sábado, 29 de junio de 2013

La nueva masa del Golem (publicada el 27/6/13 en Veintitrés)

Finalmente, Sergio Massa decidió encabezar la lista de diputados de su Frente Renovador y el impacto electoral que esto pueda tener comenzará a tomar forma en las próximas semanas. Con todo, me permito adelantar, aun a riesgo de exponerme al ridículo el día posterior a las elecciones, que parece haber una sobrestimación de la performance electoral del intendente de Tigre y su posicionamiento hacia el futuro. Todo puede ocurrir pero, los que lo ubican como un presidenciable para 2015 quizás estén bloqueando su capacidad de análisis con una enorme autoinoculación de deseo. En este sentido, si a Massa le fuese muy bien en estas elecciones, seguramente podrá aspirar a la gobernación de la provincia, aunque ni siquiera para ello tendrá un camino limpio de obstáculos.
¿Pero por qué Massa surge como la nueva esperanza blanca? ¿Por qué no acudir a los opositores de siempre, los De Narváez, los Macri? ¿Acaso será que Massa no es un opositor? Empezaré tratando de responder a este último interrogante con algunos datos de los senderos políticos que transitó Massa en los últimos años: director del Anses puesto por Duhalde y refrendado por Néstor Kirchner; parte de la lista “testimonial”, detrás de Scioli y Nacha Guevara,  que en 2009 acompañó al marido de la presidenta enfrentando, y perdiendo, frente a De Narávez; Jefe de Gabinete en la primera presidencia de CFK.
Sin embargo, esta cercanía al kirchnerismo, contrasta con su decisión de armar una lista por fuera del FPV, y con dos anécdotas sintomáticas de su relación con el gobierno: por un lado, las que surgen de las revelaciones de Wikileaks y muestran al actual intendente de Tigre afirmando, en la Embajada estadounidense, que Néstor Kirchner era un “psicópata”, un “monstruo” y un “perverso”, entre otras cosas. Por el otro, la que se menciona en la biografía autorizada que Sandra Russo escribiera de la presidenta y que detalla el momento en que Boudou le lleva a CFK su propuesta de recuperar para el Estado los fondos previsionales. Allí la presidenta recuerda a un Massa con una risa “histérica” (SIC) nervioso ante la propuesta, del actual vicepresidente, que generó uno de los cambios estructurales más importantes de la Argentina.
Esta última anécdota lo pinta, al menos, como un timorato, algo coherente con su accionar de las últimas semanas en la que su indecisión y su silencio nos hacía recordar al mejor Reutemann.  Sin embargo, hay otras buenas fuentes y otras tantas acciones que muestran a Massa como un joven emprendedor, ambicioso y, sin dudas, exitoso en su municipio. En esta línea, al menos por el tratamiento que se le ha dado en las últimas semanas, las corporaciones económico-mediáticas parecen haber puesto en valor su arrojo frente a esa mezcla de incapacidades y tibiezas que han encontrado en ex esperanzas como Cobos, Binner, De Narváez, Macri y hasta el mismísimo Scioli.
En esta línea podría decirse que el lugar preponderante que se le ha dado a Massa desde la tapa de los principales diarios obedece más a un escenario desesperado en el que la merma en la intención de voto que tiene el oficialismo no redunda en el fortalecimiento de una opción opositora. De hecho, tener que acudir a Massa puede verse como la demostración del fracaso de la línea política que las corporaciones mediáticas han dictado a la dirigencia opositora antikirchnerista. Pues, hasta ahora, seguramente más por conveniencia que por convicción, Massa no ha salido a practicar antikirchnerismo zonzo. En este sentido Massa sí parece haber entendido la lección venezolana, esa que llevó adelante Capriles y que buscó diferenciarse de Chávez reconociendo como piso algunas conquistas del modelo bolivariano. Esto lo diferencia, al menos en el plano discursivo, de los principales candidatos opositores de la Argentina y de las usinas ideológicas que, en forma de editoriales, fundamentan esa posición con más bilis que razonabilidad.
El punto es que la necesidad de exposición pública, naturalmente, tiende a desbalancear el equilibrio cómodo de la ambigüedad y a Massa se le exigirá tomar partido. Por ello, no le alcanzará con frases insólitamente vacías como “vamos a apoyar lo que se hizo bien y a criticar lo que se hizo mal”, como si existiera algún ser vivo en el universo que pudiera afirmar lo contrario. En este sentido, Massa, hasta ahora, sólo ha sido tajante respecto de su rechazo a una modificación constitucional que permita una nueva reelección. En temas como ley de medios y reforma judicial ha eludido pronunciarse o ha caído en otras ambigüedades como “lo que hace falta es estar cerca de la gente”. En síntesis: nada. Esa nada, claro está, intentará surfear para traccionar votos kirchneristas y antikirchneristas pero la polarización existente en la Argentina actual obligará a tomar partido en un contexto en el que no hay mucho lugar para los tibios. Qué será de Massa, electoralmente hablando, cuando, seguramente, comience a profundizar sus críticas al kirchnerismo, es algo que no se puede saber con certeza pero que preocupa más a De Narváez que al kirchnerismo. En cuanto a las grandes corporaciones, la salida al ruedo de Massa supone, de por sí, un triunfo porque, especulan, como mínimo, logrará robarle algún voto al kirchnerismo y debilitarlo.
Por ello, no debiera sorprender que en las próximas semanas se agudice la construcción mediática de Massa como la última esperanza blanca, más allá de que ese transitar no estará exento de acusaciones varias como la de ser un “presente griego K” en tierras bonaerenses o la nueva mutación de un PJ no kirchnerista que buscará mantener una forma de poder que eriza la pelambre del arco ideológico antiperonista.     
En todo caso, sucederá algo parecido a la historia del Golem. Para el que no lo recuerda, se cuenta que el rabino de Praga, allá por el siglo XVI creó, a partir de un cúmulo de materia informe, a una criatura que pudiera defender la sinagoga de los ataques antisemitas. Para darle vida le inscribió en la frente la palabra EMET que significa “Verdad”. Pero lamentablemente, este ser, una suerte de autómata, humanoide, se caracterizaba por ser bastante torpe, no poder hablar y ni siquiera ser capaz de terminar actividades básicas como barrer el piso. De aquí que el rabino decidiera acabar con su creación y, siguiendo la lógica de la Cábala judía, lo hizo a través del valor de las palabras. Así, se acercó hasta la frente del Golem y le quitó la primera “E” transformando la palabra “EMET” en “MET”, esto es, “muerte”.

Como se puede observar, es bastante parecido a lo que sucede con los candidatos empujados por los medios. Acceden a la vida a través de una decisión de sus creadores pero en la medida en que no sean útiles y no cumplan con el cometido para que el que fueron creados, son invisibilizados y, en algunos casos, castigados con saña. Este parece ser el caso de Cobos, Macri, De Narváez, Binner y Scioli, candidatos a los que se les quitó la “E” de “Elegidos” de la frente. Podrán revivir y ser nuevos Golem pero los creadores, parece que, por ahora, han decidido dedicarse a moldear una nueva masa informe.   

jueves, 27 de junio de 2013

Bestiario político argentino N° 5: Los Goofus Bird (publicado el 22/6/13 en Diario Registrado)

El primer indicio de la existencia de Goofus Bird se dio en un local del Partido Comunista en las primeras décadas del siglo XX pero no hay pruebas concluyentes más que el relato de boca en boca y exagerado de la sorpresa que se habrían llevado los camaradas al ver un nido de pájaro construido al revés. Lo que sí se sabe con certeza es que fueron los leñadores de Wisconsin y Minnesota los que bautizaron a estas criaturas que, gracias a su capacidad migratoria, no conocen de fronteras ni límite alguno.
Si bien tratan de mostrarse poco, estas aves son fácilmente reconocibles no sólo por la particular orientación de su nido sino porque, a diferencia del resto de los pájaros, vuelan hacia atrás.
Según Borges, esto sucede porque los Goofus Bird se encuentran más preocupados por el lugar del que vienen que por el lugar al que van, lo cual explicaría su predilección por anidar en locales partidarios. Un ex colombófilo afirma que los Goofus Bird son una plaga pues una vez que anidan es muy difícil sacarlos, y los políticos supersticiosos dicen que la llegada de ellos presagia malos resultados electorales. Si bien nunca hay que prestar atención a esos mitos, cabe reconocer que, casualidad o no, la cantidad de nidos de Goofus Bird que ostentan los techos y ventanas de los locales partidarios suele ser inversamente proporcional al número de militantes que allí se congregan.


viernes, 21 de junio de 2013

Cuando el negocio manda (publicado el 20/6/13 en Veintitrés)

En la última semana sucedieron dos hechos que produjeron un fuerte impacto en la opinión pública: con apenas horas de diferencia, apareció el cuerpo de la joven de 16 años Ángeles Rawson y hubo un nuevo accidente en la línea Sarmiento que arrojó 3 muertos y centenares de heridos. Como era de suponer, a pocos meses de una elección y mientras se espera que la Corte Suprema se tome un ratito para resolver la constitucionalidad de la Ley de Medios, el primer impulso de la prensa hegemónica fue señalar al poder político. En el caso Rawson, primero se intentó instalar la idea de un “hecho de inseguridad”. Bajo esta línea se hicieron informes acerca de lo difícil que es caminar por las calles de Colegiales, opinaron los vecinos, las chicas del colegio y los referentes mediáticos volcaron su indignación a través de las redes sociales en esta suerte de cibermilitancia zonza. Tras este primer direccionamiento, llegaron las cargas menos coyunturales y más culturales que funcionan en el nivel micro y transideológico. Una demostración de ello es el modo en que con una mirada machista y clasista, diversos comunicadores hicieron proyección psicoanalítica y lanzaron a correr que se había tratado de un caso de violación amparados en la inconfesable idea de que la única razón para matar a una joven agraciada de clase acomodada es el motivo sexual. Pero aún los medios más progresistas cayeron en una trampa que podría denominarse “contramirada”. Así salieron a denunciar un nuevo caso de femicidio como si toda muerte de una mujer pudiera encuadrarse en esa figura.
Lo cierto es que, al momento de escribir esta nota, el único detenido es el encargado del edificio y la segunda hipótesis mediática, caído el “hecho de inseguridad”, aquella que culpó al padrastro por portación de cara y poca idoneidad retórica, se ha ido diluyendo. Asimismo, si bien la justicia dará noticias en estos días, los peritajes y las investigaciones han arrojado datos  incontrovertibles: la joven no fue violada y el asesinato no habría sido realizado por un desconocido. Por último, el padre biológico, (militante del PRO y miembro de una ONG, el CELTyV, defensora de militares genocidas), que con el cuerpo de su hija recién encontrado insólitamente hizo campaña afirmando “Hay que acordarse de esto a la hora de votar”, parece haber dado un consejo que, a juzgar por el avance de la investigación, sólo tendría validez para las próximas elecciones del SUTERH.  
 En el caso del accidente en Castelar, la reedición de una nueva tragedia de Once no podía hacer otra cosa que generar indignación. Pero, a diferencia de aquel episodio, algunas cosas parecerían haber cambiado pues evidentemente el gobierno tomó nota de una deficitaria política de transporte, probablemente el área en la que peor se ha desempeñado en esta década, y es indudable que con la administración de Randazzo se ha avanzado enormemente. Por supuesto que lo más fácil es sacar la tajadita política y darles micrófono a los gremialistas que en el caso de ser anikirchneristas serán presentados como la reserva moral de occidente. Pero lo cierto es que hay que esperar los peritajes pues puede que hayan fallado los frenos y que ahí sea Randazzo el que tenga que dar explicaciones; o puede haber sido una falla humana y allí las responsabilidades recaigan sobre el motorman. Al momento en que escribo estas líneas, la CNRT ha afirmado que no hubo intento de frenado con lo cual crece la última hipótesis pero seamos cautos y esperemos que se expida la justicia.
 Ahora bien, hecho este breve resumen, lo que a mí más me interesa es indagar el modo en que los medios han abordado estos dos hechos y las razones por las que uno de ellos tuvo preponderancia sobre el otro. Si se toma la línea editorial antikirchnerista, como se indicaba anteriormente, primero se intentó presentar el caso Rawson como un tema de inseguridad de lo cual se seguía una responsabilidad gubernamental. Y respecto al accidente de Castelar, se decidió privilegiar la voz de los gremialistas que, sin saber qué había pasado y apenas minutos después del accidente, se propagó por las radios afirmando que el motorman era inocente. Pues no importaba la verdad. Importaba quien cantaba primero.                          
 Pero, sin duda, el caso de la tragedia ferroviaria afectaba mucho más, políticamente hablando, al gobierno, que el homicidio de la joven, máxime teniendo en cuenta que, salvo lo ocurrido en el último año, la administración kirchnerista no tiene demasiado margen para defenderse tras las cuestionadas políticas llevadas adelante por Jaime y Schiavi. Con este mismo razonamiento, se podría suponer que, naturalmente, en ese pequeño espacio de medios cuya línea editorial es más afín al gobierno, fuesen ganando lugar los detalles sobre el homicidio de la joven en detrimento de la causa del accidente. Sin embargo, el caso Rawson desplazó al accidente ferroviario no sólo en estos medios sino aun en los medios del grupo Clarín, con lo cual la mirada lineal que interpreta que la agenda mediática de la actualidad argentina está atravesada por el clivaje kirchnerista/antikirchnerista se deshace, o, al menos, debe relativizarse.
En este sentido, mi hipótesis es que, muchas veces, atravesados por los modos en que los medios operan políticamente en pos de una u otra ideología o candidato, olvidamos que subyace a éstos una lógica eminentemente comercial. Dicho de otra manera: un caso policial en el que muere una joven que asiste a un colegio caro y en el que se implicó al encargado titular, al encargado suplente, a los empleados del CEAMSE, a un amigo acosador al que le gusta el animé japonés, al padrastro, a la madre, a un twittero pelotudo y a un hermanastro con denuncias de acoso sexual, es una atracción con ribetes de culebrón que vence cualquier otra noticia aun cuando se trate de una que podría dañar más al gobierno contra el que se combate. Por eso es un error interpretar que todas las decisiones editoriales están determinadas por una disputa política. También juega allí la noticia producto, la noticia como mercancía y la tiranía del rating. Es así: hay veces donde vende más el relato de un Sergio Lapegüe en vivo, confundiendo un gazebo con un detenido, que la indignación de abuelo bueno de Pino Solanas o los comentarios del “pollo” Sobrero, una suerte de He-Man trotskista muy útil para que la derecha invente un Skeletor.           

 Podrá ser angustiante porque las lecturas conspirativas y reductivas son más tranquilizadoras pero no todo es parte de la disputa política: a veces el negocio manda y la audiencia prefiere una sórdida novela, con una pobre piba asesinada, que una lineal tragedia en la que encima, en una opción muy poco glamorosa por cierto, existe la posibilidad de que no esté el gobierno detrás sino simplemente la trivial distracción de un motorman. Porque la noticia puede ocuparse de poner y sacar gobiernos pero siempre debe hacerlo con un rating capaz de atraer auspiciantes.

lunes, 17 de junio de 2013

Bestiario político argentino N° 4: Los Basiliscos (publicada el 15/6/13 en Diario Registrado)

Plinio, el viejo, fue el primero en describir a los basiliscos como un tipo de serpiente que mataba  con la mirada. Pero ya en los bestiarios medievales se demuestra que los basiliscos son una suerte de híbrido producto de una gestación compleja en la que un gallo de 7 años pone un huevo que es fecundado por una serpiente y luego incubado por un sapo. De allí, naturalmente, se obtiene esta criatura con cuerpo y cresta de gallo pero con cola de serpiente que en la modernidad se ha dedicado a la economía. Si bien se entiende que una disciplina que finalmente no tiene otro fundamento que la confianza de entidades ficcionales como los mercados, es un espacio casi natural para criaturas cuya principal arma está en la mirada, se desconocen las razones últimas por las que estos seres se interesaron particularmente en esta actividad humana con pretensiones científicas.
Con todo, se manejan tres hipótesis. La primera afirma que se trata de una venganza contra el poder político fundamentado en el hecho de que Alejandro Magno, formado en su adolescencia por el padre de la política, Aristóteles, mató al basilisco más importante de la época enfrentándolo a su propia mirada a través de un espejo.
La segunda se basa en la ambivalencia inherente al poder de la sangre del basilisco pues produce lo mismo que aquello que en la antigüedad era designado con el término griego pharmakón, esto es, una sustancia que, según su utilización, podía sanar pero también matar. Se cuenta que esta ambivalencia de la sangre de los basiliscos es la que explica tanto su pasión por brindar recetas económicas como el desenlace mortal de muchos de los políticos que las reciben suponiendo que es el remedio para todos sus males.
Por último, la tercera hipótesis tiene también algo de etimología pues “basilisco” tiene la misma raíz que “Basileos”, término que equivalía a “rey”, desde al menos el siglo XIII A.C., como atestiguan las excavaciones realizadas en Micenas. Se dice que los basiliscos nunca toleraron la posibilidad de un rey humano o un gobierno de la política. De aquí que, aunque sin pruebas fehacientes, se afirme que estas criaturas forman, desde hace siglos, una logia secreta encargada de ganarse la estima de los hombres elegidos por el pueblo para luego destruirlos a través de la implementación de sus políticas económicas.
Si bien su interacción constante con humanos los obligó a adaptarse y disminuir el potencial de su mirada mortal, no hay que subestimar el poderío de estas bestias pues puede que ya no maten pero son capaces de mantener hipnotizadas a generaciones enteras durante décadas.                



viernes, 14 de junio de 2013

El control y el cono del silencio (publicado el 13/6/13 en Veintitrés)

“No se puede tener 100% de privacidad y 100% de seguridad” aseguró el presidente de los Estados Unidos Barack Obama y, en ese mismo instante, los que consideraron que el asunto de los derechos transita por los senderos de los absolutos como un embarazo o la muerte, quedaron impávidos con la boca semiabierta. Tal afirmación, por cierto, cruda, pero profundamente verdadera, fue realizada en el marco de un nuevo escándalo por espionaje que sacude a los Estados Unidos tras el inolvidable Wikileaks. Se trata de la denuncia realizada por un arrepentido ex empleado de la CIA quien declaró a los diarios Washington Post y The Guardian que existe un programa secreto (PRISM), implementado por el gobierno, que permite al FBI y a la Agencia Nacional de Seguridad obtener información privada de todo aquel que alguna vez ingresó a Internet. Tal programa actúa a través de los servidores más importantes como Google, Yahoo, Facebook, Youtube y Skype quienes salieron a desmentir complicidad alguna con el proyecto gubernamental. Asimismo, en la denuncia aparecen implicadas compañías como Microsoft y Apple quienes también, por supuesto, han intentado despegarse del escándalo.
Tras la denuncia, el Director de Seguridad Nacional James Clapper reconoció que el programa está vigente desde el 2007 y que fue aprobado por el Congreso. Asimismo aseguró que no se aplica a ciudadanos estadounidenses ni a residentes de lo cual se sigue que la Cuarta Enmienda (la que protege la privacidad) parece el único producto que el gobierno de Estados Unidos ha decidido no exportar al transformar a todo extranjero que habite allende las fronteras del país del norte en un potencial enemigo que, en tanto tal, merece ser espiado. Pues gracias a este programa, los servicios de inteligencia de los Estados Unidos pueden ingresar a e-mails, fotos, videos y conversaciones que cualquier usuario del mundo considere de carácter privado.
El temerario que hizo la denuncia se llama Eduard Snowden, tiene 29 años, y justificó su accionar aduciendo que, pese a las consecuencias que le sobrevendrán, brindó la información atormentado por el cargo de conciencia que le conllevaría ser cómplice de un sistema que violaba un derecho fundamental de las democracias modernas y que ha sido uno de los pilares del paradigma liberal que los Estados Unidos siempre afirmaron representar. Por supuesto que el arrepentido tiene cargo de conciencia pero no es tonto, y dio a conocer su identidad tras salir de Estados Unidos y pedir asilo en Hong Kong, jurisdicción perteneciente a China, país que, junto a Cuba, viene siendo objeto de denuncias constantes, de parte del Occidente capitalista, por presuntas restricciones a los derechos y libertades básicas. Snowden afirmó en un reportaje brindado a The guardian que “No quiero vivir en un mundo en el que se graba todo lo que digo y lo que hago” e indicó que en Hong Kong existe más libertad de expresión que en Estados Unidos.          
Si bien podría afirmarse que este hecho no hace más que confirmar el camino trazado por George W. Bush en 2001 cuando, ante la tensión muchas veces existente entre privacidad (uno de los aspectos de la libertad) y seguridad nacional se tomó partido por la segunda, resulta necesario hacer notar que se está frente a un esquema mucho más complejo que trasciende la voluntad de un país o un par de administraciones.
 Y el que mejor puede explicarlo sigue siendo, me parece, el filósofo Gilles Deleuze, a partir de ese pequeño artículo publicado en 1990 que lleva como título “Post Scriptum sobre las sociedades de control”.  
Deleuze, ante todo, un gran creador de conceptos y categorías, afirma que estamos frente a un nuevo tipo de sociedad que él llamará “de control”. Las sociedades de control vienen a reemplazar paulatinamente a un tipo de sociedad cuya lógica comenzó a imponerse desde el siglo XVIII y que otro filósofo francés, Michel Foucault, denominó “sociedades disciplinarias”. “Disciplina” y “control” son términos que parecen, al menos, emparentados y en este contexto tienen en común su objeto: los cuerpos. Lo que se busca en los últimos siglos es, entonces, disciplinar y controlar cuerpos pero los modos y las consecuencias son bastante distintos. Para disciplinar cuerpos se necesitan instituciones disciplinarias. El emblema de este tipo de instituciones es el, siempre estudiado en los ciclos universitarios iniciales, modelo panóptico de Bentham, esa arquitectura que permite ver sin ser visto y que, en tanto tal, genera una internalización y autoproducción de la disciplina independientemente de la existencia concreta de un vigilador. Pero para Foucault no sólo la cárcel disciplina. También lo hacen otras instituciones, incluso algunas cuya finalidad parece ser bastante distinta. Entonces la casa disciplina y la escuela, el ejército, la fábrica y el hospital también. Como se puede observar en este listado, a cada etapa de la vida de un ciudadano común le corresponde una institución disciplinaria: de chico la casa; luego la escuela; a los 18 años el ejército y/o la fábrica; y si la voluntad del sujeto no se adecua del todo, o la enfermedad interrumpe la continuidad del disciplinamiento, el destino será la cárcel o el hospital respectivamente. Pero si se observa bien, la particularidad de estas instituciones es un encierro que actúa en un determinado tiempo y espacio: se va a la escuela que queda en un  espacio físico y se cumple un horario de clase; lo mismo sucede con la fábrica. Esto genera ordenamiento y la posibilidad de economizar recursos concentrando a los sujetos en un lugar y en un momento. ¿Pero acaso no es esta descripción representativa de la situación actual? No, o si se quiere, sólo lo es en parte pues hoy en día, para controlar, no hacen falta las instituciones de encierro en su modalidad tradicional. Si tomamos como ejemplo el trabajo, hoy no es necesario asistir a una fábrica para producir. De hecho resulta mucho mejor para el empleador que cada empleado trabaje desde su casa sin contacto alguno con compañeros lo cual, sin duda, disminuye el sentido de pertenencia y la capacidad de agremiación; lo mismo sucede en la escuela pues ya no hace falta asistir a clase para aprender: se puede estudiar a distancia y a través de programas de autogestión insertados en una notebook. En la misma línea, la medicalización de la sociedad excede largamente los muros de los hospitales y es uno mismo, gracias a los laboratorios y a la ignorancia y complicidad de muchos médicos, quien lleva adelante el vínculo inescindible con el fármaco. Por último, respecto de la cárcel, se puede decir que el encierro sigue siendo un elemento distintivo pero existen mecanismos de externalización y control a través de, por ejemplo, pulseras que son monitoreadas desde una sede central.  
La denuncia de Edward Snowden promete seguir sacudiendo la opinión pública al menos algunas semanas más y el resultado del escándalo es incierto. En cuanto a los ciudadanos de a pie no parece existir ni conciencia ni deseo de alterar un proceso que tiene mucho que ver con la propia dinámica de transformación de un capitalismo que desde hace 40 años ha adoptado un carácter eminentemente financiero. Quedará, para nosotros, entonces, seguir viendo programas de TV donde, sin preguntarnos cuánta privacidad estamos dispuestos a ceder, las cámaras se muestren como prótesis necesarias para brindarnos seguridad, y continuar pensando que Control es el nombre de la oficina de un Super Agente 86 al que simplemente, y en este caso, le ha fallado el cono del silencio. 
              
            









sábado, 8 de junio de 2013

El otro egoísta en la comunidad organizada (publicada el 6/6/13 en Veintitrés)

En tiempos de “guerrillas semióticas” cada palabra cobra una relevancia inusitada, máxime cuando ésta es vertida públicamente a través de los medios de comunicación o, ahora también, en esa  zona gris entre lo público y lo privado que se conoce como redes sociales. Asimismo, como si con esto no alcanzase, todo aquel que dispone de micrófonos para poder expresarse sabe también que debe construir frases que sea imposible descontextualizar, de lo cual se sigue que, probablemente, el único arte que ha dado el siglo XXI hasta ahora sea el arte de saber declarar. Si a esta dificultad le agregamos lo que sucede con la palabra de una presidenta que además de poseer una habilidad retórica que se encuentra muy por encima de la media de los políticos, es capaz de marcar agenda y abrir debates conceptuales, se tomará la real medida de lo que puede generar una definición tan fuerte y a su vez no libre de ambigüedades como “la patria es el otro”.            
Para los que no lo recuerdan, fue en el discurso por los festejos de la revolución de mayo que CFK hizo un fuerte hincapié en aquella frase que ya se había transformado en una bandera de la militancia especialmente en el marco de la ayuda por las inundaciones en La Plata. Claro que el debate podría acabarse inmediatamente si consideramos que esta frase como tantas otras es puro slogan vacío, pero como el estilo de esta columna es la indagación y el intento de agregar algo de complejidad a los asuntos de todos los días, me permitiré desconfiar de aquellos que consideran que todo debate actual puede reducirse a una disputa entre publicistas.     
¿Qué significa, entonces, “la patria es el otro”? ¿Es simplemente el llamado a ser solidarios, a cambiar la naturaleza egoísta del argentino medio? Podría ser pero puede que signifique algo más que eso. En esta línea, sin plantear de manera delirante algo así como una “filosofía kirchnerista”, alguna pista del sentido que puede dársele a esa frase se puede encontrar rastreando los discursos tanto de CFK como de Kirchner pues allí se pueden encontrar elementos propios de una determinada cosmovisión. Y dado que este manera de ver el mundo no puede manifestarse como completamente ajena al peronismo no es descabellado repasar los principios filosóficos de los que se nutre la doctrina peronista y que fueron expuestos por Perón en el año 49 en aquel recordado Primer Congreso de Filosofía realizado en Mendoza y que contó con la adhesión de personalidades de la disciplina como Martin Heidegger, Karl Jaspers, Benedetto Croce y Julián Marías entre otros.
Aquel discurso de Perón buscó fundamentar la tercera posición, esto es, una alternativa al mundo bipolar del capitalismo y el comunismo. ¿Por qué no adscribirse a alguno de estos modelos? Porque cada uno tenía un déficit. Así, según Perón, el capitalismo era un sistema basado en el individualismo egoísta y en una concepción de la libertad completamente ajena al vínculo comunitario. Desde este punto de vista, la sociedad es el resultado de un pacto realizado por sujetos racionales y su consecuencia natural no es una comunidad más importante que la suma de las partes sino una mera adición de los intereses de cada uno de los átomos pactantes.
El extremo individualismo era, según Perón, heredero de la distorsión materialista que produjo la modernidad al cristianismo. Dicho de otro modo, el cristianismo había irrumpido con un fuerte énfasis en los valores individuales pero desde un punto de vista espiritual que, con el surgimiento del capitalismo, trocó en individualismo materialista. En la misma línea, el comunismo sería, para Perón, hijo de las derivaciones distorsionadas que Marx hiciera de Hegel. Para comprender esto se debe tener en cuenta que Hegel retomó cierta tradición clásica de una comunidad que está por encima de las partes para afirmar que su realización plena y superadora se daría en el Estado prusiano de las primeras décadas del siglo XIX. Pero, según el fundador del justicialismo, el marxismo llevó, a este Estado transformado en una suerte de encarnación de Dios, al extremo de una suerte de gran comunidad mecanizada en la que la individualidad quedaba completamente disuelta.
La propuesta de Perón, entonces, a diferencia de los que rápidamente la incluyen en la línea de los Estados totalitarios, era una Comunidad Organizada en la que el “yo” se transforme en un “nosotros” que no borre la individualidad y que pueda equilibrar el deseo material con los valores espirituales. Con todo, expuesto así, resuenan todo el tiempo algunas afirmaciones hegelianas pues finalmente el Estado hegeliano es el resultado de un proceso dialéctico en el cual quedan incluidos los momentos del colectivismo sin individualidad de la antigüedad y el individualismo sin comunidad de la modernidad. Estas resonancias pueden funcionar de vasos comunicantes para el discurso que CFK brindara, justamente, en ocasión de la realización del Segundo Congreso Extraordinario de Filosofía realizado en San Juan en 2007. Allí, en una frase que generó comentarios varios, la, en ese momento, candidata a presidente, afirmó “soy absolutamente hegeliana”. Para poder comprender a qué quiso referir basta completar la frase: “Soy absolutamente hegeliana: la filosofía es hija de su época, la filosofía es la época articulada en pensamiento”. El hegelianismo que resalta CFK no es, entonces, el del Estado prusiano, sino el que surge de una lectura hegeliana desde la izquierda y resalta como principal virtud del autor de La Fenomenología del Espíritu, el haber incluido en la reflexión filosófica la dimensión temporal  aborrecida al menos desde Platón. La importancia del contexto histórico y la mirada situacionista  es la que le permite a CFK en ese mismo discurso plantear que a diferencia de lo que sucedía en el 49 ya no nos enfrentamos a un mundo bipolar pues los dos grandes bloques han sufrido su golpe de gracia: la caída del Muro de Berlín y el atentado a las Torres Gemelas. Desaparecida la Unión Soviética, asistimos hoy, entonces, a los estertores del optimismo de Fukuyama quien, haciendo hegelianismo conservador, auguraba el triunfo del capitalismo y las democracias liberales, de lo cual se seguía, claro está, el “fin de la historia”. Frente a este punto de vista, CFK interpretaba que el mundo que viene es un mundo multipolar estructurado a partir de bloques regionales que no necesariamente van a generar un choque de civilizaciones. Quizás desde esta cosmovisión y desde este hegelianismo de izquierda es que pueda interpretarse mejor la afirmación “la patria es el otro” pues, justamente, una de las elaboraciones centrales de Hegel es aquella conocida como la “Dialéctica del Amo y el Esclavo”. Tal dialéctica explica el modo en que se constituye una identidad y viene a polemizar con la mirada del paradigma liberal pues, para Hegel, la identidad se constituye a partir de la relación con el otro, o, más psicoanalíticamente hablando, a partir de la mirada del otro: el esclavo necesita la protección del amo y el amo necesita el reconocimiento del esclavo. Esta perspectiva se enfrenta, como decíamos anteriormente, con la mirada liberal que supone que lo que nos caracteriza como humanos es previo a cualquier interacción con la comunidad.  
Lejos de considerar al kirchnerismo como “hegeliano” lo que se buscó en estas líneas es una lectura en clave hegeliana de algunos principios fundacionales del peronismo y del kirchnerismo. Las diferencias entre peronismo y hegelianismo fueron expuestas por el mismo Perón y, en el caso de CFK, está claro que su hegelianismo se circunscribe al rescate de la mirada contextualista que en Hegel tiene bastante de herencia romántica. Pues, sin ir más lejos, en aquel discurso de 2007, CFK acordaba con cierta visión posmoderna que viene a sentenciar el fin de los grandes relatos, esto es, el fin de aquellas cosmovisiones con pretensiones totalizantes y con validez universal como la de Hegel e incluso como la de Perón que, en palabras de la propia presidenta, “era, pese a que fue titulada como modelo argentino, una categoría de interpretación y de decodificación de carácter absoluto y universal”.  

 Para concluir, entonces, afirmar “la patria es el otro”, no sólo sería un pedido de solidaridad para con el prójimo sino un llamado a advertir que sólo en el vínculo comunitario y gracias a la mirada del otro es posible constituir una identidad y un proyecto colectivo pero también individual. Esto que puede interpretarse como una mera declamación o una exigencia altruista circunscripta a la militancia creo que puede verse como algo más que eso pues es un principio válido también para aquellos sectores de la sociedad que no comulgan con este ideario pero que aun desde una visión profundamente egoísta deben aceptar que su plan de vida individual no podrá ser independiente del destino de la comunidad a la que pertenecen.                               

domingo, 2 de junio de 2013

Bestiario político argentino N° 3: Los Axolotl (publicado el 31/5/13 en Diario Registrado)

Si se le hubiese prestado la debida atención a lo que le sucedió a Cortázar, hoy existiría una estrategia de prevención contra los Axolotl y el zoológico ya no tendría peceras. De hecho, todavía genera escalofrío pensar que a cualquiera de nosotros le puede pasar lo que le sucedió al escritor de Rayuela quien transmigró hacia un cuerpo de Axolotl pero pudo volver para describir una experiencia traumática aunque mucho más común de lo que se imagina.   
Algo raro tenían estas bestias y no casualmente Linneo, en su taxonomía, los ubicó junto a la mandrágora en tanto ambos comparten formas que recuerdan la del rostro de un humano, aunque se cuenta que los incluyó a regañadientes sospechando que detrás de ellos había un fraude.
Los Axolotl verdaderos viven en cautiverio, en peceras que miden entre 20 y 35 pulgadas, algunas incluso, con Alta Definición, pero no son virtuales ni mucho menos: son bien reales. La calidad de las nuevas peceras permite resaltar su colorido si bien algunos son oscuros y apenas si se apartan del fondo de la pecera.
Indudablemente su fisonomía genera empatía pero no pueden compartir su hábitat con otros peces porque son agresivos incluso entre los miembros de la misma especie.
Aunque resulte increíble, el  zoológico que todavía cuenta con estos especímenes los exhibe periódicamente según una suerte de rating que surge de tomar en cuenta cuáles son los más aplaudidos y se ha comprobado que los más exitosos son aquellos que más se parecen a sus observadores. Pero nadie advierte el peligro de sus rostros tan larvales y tan humanos a la vez; tan branquiales e irracionales como cualquiera de los que, como Cortázar, podemos pasar horas viéndolos mostrarse, pelear y reír.
Es verdad que ellos desafían desde su pecera el tiempo y el espacio y que no tiene sentido golpearles el vidrio pues es como si allí no estuviesen. También es cierto que se ha puesto de moda entre grupos de jóvenes visitarlos no para mirarlos sino para ser vistos por ellos, a tal punto que muchos de estos jóvenes pasan meses encerrados en el acuario alimentándose y haciendo sus necesidades frente a estos seres que, por carecer de párpados, pueden ver todo, todo el tiempo.

A diferencia de los monos, los Axolotl hablan pero no lo ocultan y quizás por ello hay gente que los idolatra a pesar de que no hay ser humano que admita haberse dejado influenciar por ellos. Y lo peor: no pararán hasta ser los reyes del zoológico.